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Hace 15 años la Vega de Granada estaba repleta de vaquerías, el camino de Purchil olía a abono y balas de alfalfa mojada. En toda la provincia había más de 300 granjas, pero ya solo quedan 29, según apunta ASAJA.
Uno a uno los productores, incapaces de sacar rentabilidad a la leche, vendieron sus fincas y cambiaron de oficio. Los que consiguieron sobrevivir con sus granjas abiertas se arrepienten. Por mucho que ordeñen sus vacas, el precio de la leche está por los suelos y no logran cubrir los costes de producción, en contra de lo que se recoge se recoge en la Ley de Cadena Alimentaria.
Cansados, cerca un millar de ganaderos, según las estimaciones de los organizadores, se concentraron esta mañana a las puertas de Lactalis-Puleva para exigir a la industria que revise los precios. Es la segunda movilización que se produce en menos de tres meses en la provincia.
A la marcha, además de tractores acudieron ganaderos de otras zonas de Andalucía, entre ellos un señor de 67 años de Valle de los Pedroches (Córdoba) que se abrazó desconsolado a los portavoces de las distintas asociaciones.
Los manifestantes, «hartos de que se haga oídos sordos», elevaron el tono y recrudecieron las protestas. En el transcurso de la concentración a las puertas de la fábrica se quemaron neumáticos y lanzado huevos o purines. Un grupo de ganaderos derribó la verja de entrada y accedió a las instalaciones para tratar de reunirse con la dirección, aunque con poca mala leche, su presencia dentro de la planta fue pacífica y los antidisturbios, que se encontraban en la zona, no tuvieron que intervenir. La concentración, que fue convocada por las organizaciones agrarias representativas del sector lechero andaluz -ASAJA, COAG, UPA, Organización de Productores del Sur (OPL) y Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, es «una pieza más» de una serie de protestas y reivindicaciones que harán los ganaderos hasta conseguir que la crisis de precios se solucione.
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Nicolás Chica, secretario de UPA, señala que las acciones de los afectados son muestra de su indignación. «Los costes de producción –la luz, el gasoil, el pienso y los cereales–no dejan de subir, mientras reciben un precio irrisorio por la leche. Se está asfixiando al sector sin que la Ley de la Cadena Alimentaria se cumpla», declaraba.
Los ganaderos reciben el mismo precio que hace una década por sis productos, pese a que los costes se han elevado considerablemente. La industria láctea, entre la que se encuentra la multinacional Lactalis, no estaría repercutiendo en los ganaderos el incremento del precio por litro de leche. Los afectados piden que se fije un precio mínimo por la leche de 40 céntimos para garantizar que no venden el litro por debajo de lo que cuesta generarlo.
Los costes de producción se sitúan 0,39 céntimos y el valor que reciben en origen es solo de 0,33 céntimos. ASAJA advierte que no descartan tomar medidas mayores y barajan, en futuras convocatorias, piquetes para impedir la entrada de camiones a las fábricas. Las organizaciones se sentarán a planear la línea de acción conjunta.
«Estamos peor que en verano y tomaremos medidas más contundentes. La industria se cierra en banda a revisar los contratos o el precio que pagan a los ganaderos. Es una auténtica vergüenza, necesitamos apoyo de las administraciones y de la opinión pública», sentenciaba Manuel del Pino, secretario de ASAJA.
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