La Jirafa Cablejera de El Niño de las Pinturas ha aparecido como un trampantojo en otra esquina del barrio del Realejo de Granada. Ramón L. Pérez

El grafiti de la Jirafa Cablejera vuelve al barrio del Realejo

El Niño de las Pinturas ha recuperado la icónica imagen que desde el año 2002 se contemplaba al final de la calle Molinos y que desapareció en 2006

Domingo, 19 de abril 2020, 20:57

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La Jirafa Cablejera es un grafiti muy querido en el barrio. El artista jugaba con una caja eléctrica que convertía en la cabeza del animal y luego dibujaba el resto del cuerpo. Ubicado en un recodo al final de la calle Molinos, todo el mundo la veía cuando entraba o salía del barrio granadino por este exrremo. Y la gente, se encariñó con el grafiti.

De hecho, esta vez, el artista, no solo ha pintado la Jirafa Cablejera. Esta vez se ha marcado «un trampantojo», explica. En efecto, no ha vuelto simplemente a pintar el animal. Esta vez ha recuperado todo el entorno del final de la calle Molinos. Es decir, el recodo con la casita, sus ventanas, el propio grafiti y hasta la señal de tráfico tan característica, que ya ha desaprecido.

El resultado es espectacular. Porque no es a tamaño natural. Es un cuadro de lo que fue el grafiti en el recodo de la calle Molinos. El artista ha aprovechado un murete de un metro de altura y ha reproducido, spray en mano, la imagen icónica que tan gratos recuerdos guarda entre tantos vecinos del barrio del Realejo.

«¿Quién dijo imposible? La jirafa cablejera ha vuelto al barrio del Realejo. #granada #graffiti #StreetArt», es el mensaje que El Niño de las Pinturas ha lanzado en las Redes Sociales. Durante toda la jornada de ayer domingo, los comentarios y las felicitaciones no dejaron de llegar. Por ejemplo: «Cuanto la he echado de menos y cuanto tiempo dándome los buenos días de camino al curro. Bienvenida de nuevo y espero que por mucho tiempo». Y también: «Eso es un monumento popular. Me alegro que haya vuelto», entre otros comentarios.

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Estado del muro de la calle Molinos a día de hoy. La segunda foto, cuando se repintó en 2006. La tercera foto, la Jirafa Cablejera en foto del artista del año 2002. R. L. Pérez y A. Aguilar

Un ir y venir

La historia de la Jirafa Cablejera es bien conocida. Estaba ubicada en la calle Molinos, al final, justo cuando la calle termina para bifurcarse en sentido ascendente hacia la Cuesta del Caidero o descendente hacia la Cuesta de Escoriaza. El Niño de las Pinturas aprovechó una caja eléctrica que estaba incrustada en una pared de la última casa que hay justo donde se ubica el primero de los tres semáforos de este tramo final de la vía para, tras utilizarlo como cabeza eléctrica, dibujar el cuerpo de una bella jirafa que rápidamente se ganó el cariño de todos los vecinos, de todos los que la contemplaban.

Corría un frío 30 de enero de 2016 cuando las obras para acabar con las humedades de la fachada y la posterior imprimación amarilla cubrieron este icono del arte urbano. La imagen de la esquina, desnuda ya de su inquilino, recorrió las redes sociales desde que una usuaria que circulaba por la zona diera la voz de alarma a través de Facebook. Proponía entonces que «vayamos esta noche a poner velas, flores y cartas de despedida. Voy a proponerle al Coro de la Orquesta Ciudad de Granada que esta noche, después del ensayo, vayamos a cantar el Lacrimosa del Réquiem de Mozart».

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Dicho y hecho. Acudieron miembros del coro, interpretaron la pieza, y el vídeo se hizo viral. La tarde siguiente, las velas y la flor que se utilizaron en este particular homenaje, seguían allí. También los operarios que cubrieron la pared, quienes explicaron que la mano de pintura se dio como parte de una reforma para evitar humedades.

Lo confirmó también el propio Niño de las Pinturas, Raúl, que aseguraba que la jirafa «volvería si por los dueños del inmueble fuese. Una ley BIC de congelación de espacios públicos impide un permiso por parte del Ayuntamiento. Por tanto, la jirafa volverá como llegó...« Con este final enigmático, el autor aseguraba que los propietarios estaban de acuerdo con recuperar la 'Jirafa Cablejera', como la había bautizado.

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La Jirafa Cablejera, junto al violinista, en el muro del colegio de la Cuesta del Caidero, donde reapareción en el año 2017. J. F. B.

Y como se fue... volvió

La desaparición de la Jirafa Cablejera aquél 28 de enero de 2016 fue tan solo el primero de los episodios que de momento presentan un final feliz. El segundo capítulo fue que El Niño de las Pinturas, volvió a pintar su querida por él y por todos Jirafa Cablejera.

En efecto, cuatro días después de su eliminación, el pinturero animal amaneció de nuevo bajo el cuadro eléctrico que hacía las veces de cabeza. El Niño de las Pinturas ya anunció la víspera, cuando desapareció la jirafa, que la obra volvería, ya que contaba con la aprobación del propietario del inmueble. El propio vecino confirmó que El Niño de las Pinturas había vuelto a dar vida al animal en la madrugada de aquél lunes.

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Llegamos ahora al mes de abril de 2016, cuando un 30 de abril empieza el tercer episodio de la vida y obra de la Jirafa Cablejera. La historia de la jirafa en la calle Molinos iba camino de ser un cuento de nunca acabar. La popular pintada de volvía a ocultarse tras una capa amarilla de pintura, como ya ocurriera a finales del mes de enero de 2016.

Parecía que el Realejo se iba a quedar sin su Jirafa Cablejera cuando, en 2017, se le volvió a ver asomar su largo cuello por el muro que circunda el colegio de Santo Domingo de la Cuesta del Caidero. Era el último habitante de esta larga tapia que fue pintada y escrita por los graffiteros en una acción que tuvo lugar el Día de Andalucía de aquél año.

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Pero parece ser que no fue suficiente. Hasta este domingo de cuarentena, otro domingo más de abril en el que el grafitero El Niño de las Pinturas ha pintado el lugar al completo. El trampantojo cablejero, con jirafa y todo.

¡Ah! ¿Qué dónde está? Aquí.

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