Tatuaje a la granadina

La gran minitatuadora de Blanca Suárez y Mario Casas en Granada

En cuanto termine, va a pensar bien lo que se va a hacer. «Me iré a Rusia o a la Antártida a buscar el mejor y pagaré lo que haya que pagar». De momento, ya ha decidido que en su pierna derecha, todavía con la piel inmaculada, le va a pedir a su amigo Alejandro, también del gremio, que del tobillo al muslo le tatúe la película de 'Charly y la fábrica de chocolate', de Tim Burton.

Andrea Morales González es así. Un volcán de entusiasmo, de creatividad y también de talento. Ha creado su pequeña revolución en 'Tattooland' con sus minitatuajes, que se definen con un estilo llamado microrealismo y línea fina. «Mis tatuajes miden entre tres y nueve centímetros», explica poniendo dos dedos sobre su brazo para explicar que son pequeñitos.

Otra de las características que les han hecho destacar es que envejecen muy bien. «Esto es. Curan bien con el tiempo y no se borran ni pierden luz ni color. Todos los elementos respiran entre sí. Y no se convierten con los años en un borrón». Los precios oscilan entre los 50 euros y los 500 euros.

Andrea no es solamente una simple tatuadora. También es una empresaria que a punto de cumplir los 31 años ha montado un estudio de tatuaje en la avenida de Murcia, frente a Cervezas Alhambra, que da empleo a diez personas. «Vamos al 70/30%, y todos vivimos bien de nuestros ingresos trabajando en lo que nos gusta». Además, viajan y salen de gira a trabajar en famosos estudios de tatuaje repartidos por el planeta. No es mal plan.

958 Tattoo

El estudio se llama 958 Tattoo, en referencia al código telefónico de Granada y está dedicado completamente a su personaje favorito: Harry Potter. Todas las paredes imitan al característico y colorado ladrillo visto inglés, las paredes están forradas de fotografías, fotogramas y pósters de los libros y películas y de los famosos personajes de la saga.

Ha tenido una idea. «Tengo que hablar con el Ayuntamiento de Granada para que me incluya en sus guías de los lugares de interés turístico, porque hay mucha gente que viene tan solo a visitarnos y les encanta la decoración del estudio. Va camino de convertirse también en una especie de pequeño museo», vuelve a erupcionar el volcán que lleva Andrea dentro.

Nada de lo que supone 958 Tattoo es casualidad, golpe de suerte o un simple giro del destino. Andrea abandonó los estudios a los 21 años porque tras cuatro años nunca logró superar las matemáticas de segundo de Bachillerato pese a tener una media de 8,44. En esta tesitura se enamoró de un tatuador y empezó a aprender. En pocos meses, empezó a recibir ofertas. Publicaba sus dibujos y sus trabajos de tatuaje en las redes sociales. Viajó a Miami y a Nueva York. «Ahí se gana muy bien».

Con el dinero de la aventura americana montó su actual estudio.«Hice las cuentas. Así que antes de viajar me quedé con el local y empezamos la reforma. Iba pagando desde Estados Unidos y cuando volví estaba prácticamente listo». Luego, tras la pandemia del coronavirus, pudo ampliarlo y actualmente ofrece formaciones centradas en el perfeccionamiento de la técnica de microrealismo y línea fina;. «Es una técnica única que he creado y que he ido perfeccionando todos estos años para poder enseñarla a todos los artistas que quieran formarse en este campo».

Ahora le buscan conocidos actores como Mario Casas y Blanca Suárez, a quienes ha tatuado varias veces. Todo había empezado en una clínica del Camino de Ronda, donde entró para donar sus óvulos y ganar sus primeros mil euros para comprar su primera máquina de tatuar. Andrea es así, corazón ambición y lealtad, como los tres tatuajes de su cuerpo que, esta vez sí, no piensa borrarse.

Puedes ver los trabajos de Andrea en su cuenta de Instagram