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Paseante por la Puerta de la Justicia, una de las salidas del conjunto monumental de la Alhambra. PEPE MARÍN
La Alhambra de Granada, desierta por el coronavirus

La Alhambra, desierta

Pandemia ·

El cierre perimetral de Granada deja en el aire las 2.163 entradas vendidas hasta después del puente de los Santos, mientras los pocos negocios abiertos se plantean bajar temporalmente la persiana

Jorge Pastor

Granada

Miércoles, 28 de octubre 2020, 01:04

La pandemia está dejando imágenes de 'vacío' que no dejan de sorprender... y preocupar. No tiene más que abrir los periódicos para comprobarlo. O si tiene tiempo y ganas, también puede darse una vuelta por la Alhambra. Frente a las colas que había el año pasado por estas fechas, por ejemplo, la fotografía este martes era la del 'desierto'. Apenas veinte personas, casi todas extranjeras, esperando su turno para entrar en los palacios nazaríes a las 11.30 horas.

«Es como si hubiéramos retrocedido cuarenta años en el tiempo», dice Antonio Guardia, cuya familia explota el quiosco que hay en el Patio de los Aljibes desde el año 1906. «Cuando yo me hice cargo del negocio, en 1975, había pocos turistas y la mayoría venían los meses de verano», asegura Antonio detrás de su mascarilla negra customizada con el nombre de su bar, 'El Aljibe'. ¿Cuál en su futuro? 'Chi lo sa', que dirían los italianos. Nadie lo sabe. Por ahora lo único cierto es que Granada permanecerá cerrada en las próximas dos semanas y, en consecuencia, la afluencia a la Alhambra, el gran motor económico de la capital, seguirá bajo mínimos.

La entrada al Palacio de Carlos V y los palacios nazaríes presentaba ayer este aspecto. PEPE MARÍN

«Ahora mismo, lo único que me planteo es llegar hasta finales de mes, y en ese momento habrá que tomar una decisión», afirma. Es decir, tendrá que determinar si cierra temporalmente hasta que se recupere algo de movilidad o continúa con la persiana subida, con todas las consecuencias que ello tiene. Por lo pronto, los ingresos no le dan ni para cubrir los gastos. Y eso que tiene a tres de sus cinco empleados incursos en expedientes de regulación temporal de empleo y los otros dos, a media jornada. La vaca no da para más. Si un día normal pueden atender entre trescientos y cuatrocientos clientes, ahora pueden dividir esta cifra por tres o por cuatro, y posiblemente se quedarían cortos. «Yo reconozco que la situación es muy complicada, que hay que tomar medidas para frenar esto, pero sí echo en falta algo más de ayuda para las pequeñas empresas como la mía que no tenemos músculo financiero para aguantar esto», comenta Antonio Guardia que, pese a que la tormenta arrecia, intenta ver el futuro con algo de optimismo.

La Alhambra, abierta

A pesar de que la afluencia a la Alhambra se ha rebajado de forma más que notable, el monumento sigue plenamente activo, con todo el personal trabajando y habilitados todos los espacios de visita pública. Pero falta lo más importante, la gente. Tanto es así que la Archidiócesis de Granada ha resuelto el cierre de la Catedral y otros monumentos para las visitas turísticas hasta nuevo aviso.

Entrada al Palacio de Carlos V. PEPE MARÍN

La Alhambra ha despachado 2.163 entradas hasta después del puente, pero ahora está por ver cuántas se harán realmente efectivas. «Desde los días anteriores a que se decretara el cierre por el primer estado de alarma, no habíamos visto nada así», apuntan Sergio y Víctor, el personal de Cruz Roja que estaba ayer en la Alhambra para atender las posibles emergencias. «Los últimos días potentes fueron los de la Hispanidad, que se agotó todo el papel», comentan entre ellos. Ahora llevan varias jornadas sin ninguna atención sanitaria. Antes lo normal eran las lipotimias, las caídas y las picaduras. Ahora nada o casi nada. «Lo último ha sido una toma de tensión», recuerdan.

El número de establecimientos abiertos en el entorno de la Alhambra se puede contar con los dedos de las dos manos –y sobraría alguno–. En la Cuesta de Gomérez, donde las tiendas de souvenirs también viven del turismo, el panorama no es muy distinto. Y las expectativas para estos catorce días, tampoco. Es el caso de Artesanía Valdivieso, fundada en 1960 y especializada en taracea, que esta semana ha tenido que cerrar uno de sus dos locales. «Esto no lo había visto nunca», asevera Emilio, el dueño, quien también critica la falta de apoyos en Granada, a diferencia de otros municipios. «Nos han dejado a los pies de los caballos», lamenta. Bajo su punto de vista, las administraciones tenían que haber arbitrado mecanismos que hubieran obligado a los arrendadores «a bajarse del burro». «Nuestros costes siguen siendo los mismos», apostilla María de Mar, hija de Emilio y ahora al frente de Artesanía Valdivieso. «Aguantaremos lo que podamos», concluye resignada.

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