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Diario de un voluntario en Valencia
Granada, barro y mucho amorCinco minutos después de que el convoy saliera de Chana, el primer vehículo, un SEAT Alhambra, paró en seco. El conductor, Linde, entró a toda prisa en una tienda de comestibles y pidió una cerveza, «la que sea». El martes 29 de octubre, Alonso, gran ... amigo de Linde, estuvo a punto de perder a su mujer y a su hija. «Aquello me hizo pensar que sería bueno venir a ayudar», recuerda Linde. Así que llamó a sus amigos, los hermanos Antonio 'Local' y Agustín 'Bubba', bomberos forestales. «La idea empezó a calar por Granada y… mira, 300 personas vamos a Algemesí». Linde le dijo a su amigo Alonso que iba a Valencia, que estaba deseando tomarse una cerveza con él para celebrar la vida. «Que aquí no hay cervezas, Linde», le respondió Alonso.
Los autobuses que salieron de La Zubia tardaron en llegar ocho horas a Algemesí. En Albolote, un coche se empotró en la parte trasera de uno de los buses. Las primeras en tratar a la conductora del turismo fueron Susana, Salomé, Ángeles y Tati, enfermeras de Urgencias. «Por suerte no le pasó nada», recordaron sobre las cinco de la mañana, sentadas en uno de los vestuarios del Polideportivo Joan Girbés -el único sitio donde se pueden cargar los móviles-. Las cuatro sabían que para dormir dos horas, mejor quedarse despiertas y charlar. Su ánimo contagioso hizo que muchos las acompañan en la velada. A las 6.00 horas, fueron las primeras en salir con el equipo sanitario de Granada a repartir medicamentos.
Eva vive cerca de Algemesí y ha sido la conexión con el equipo granadino. «¿Que cómo está todo? Los optimistas cree que toca empezar de cero. Los pesimistas, que no hay solución». Por el parque Bernar Guinovar, le llamó la atención que hubiera un bar abierto. Por el parque caminan Juan Antonio, Ander, Mario y Andrés, alumnos de ADE en la UGR. Todos llevan una camiseta que dice «Granada está con Valencia». Las máquinas grandes parecen dinosaurios amigables y las montañas de lodo están plagadas de pequeñas cosas que rompen el alma: muñecos, chupetes, libros…
Este sábado, Algemesí estaba inundado de barro y de amor al prójimo. El barro apesta, resbala y duele. «Me ha quemado la piel. Las manchas de barro se quedan», advirtió Borja a los compañeros. El esfuerzo fue titánico y se repitió en cada esquina, especialmente en el Raval, el barrio más deprimido del municipio y el más afectado por la DANA. Los granadinos lucharon como jabatos, repartidos en grupos que lideraban Javi, Calafate y Jesús. El ritmo era agotador: pala, rastrillo, hazada y cepillo, una y otra vez. Entre los voluntarios estaba Isa, alumna de Primero de Bachillerato de 16 años. «Qué valiente», decían los vecinos del pueblo. Sin embargo, el héroe por derecho del día fue su padre, Arturo Baca, que también fue el jefe del grupo sanitario. El ortodoncista y profesor de la Facultad de Odontología realizó un auténtico milagro: a un voluntario se le rompió un cristal cerca de la cara y una pequeña esquirla se le clavó en el ojo. Arturo consiguió sacarla utilizando… ¡un pelo! Así, tal cual: uso el pelo para hacer una pequeña ganzúa con la que pudo sacar el cristal. Impresionante.
Patricia y sus amigos, una gran pandilla, llenaron la nave industrial de Rafael, en Bobadilla, con juguetes, comida, productos de higiene, ropa… prometieron llevarlos a las familias del Raval y eso es exactamente lo que hicieron. Ninguno, sin embargo, podía esperar la intensidad y la emoción con que los vecinos salieron de sus casas a recibir las donaciones. «Ha sido… increíble. Hemos llorado mucho».
También es cierto que hay una sensación de cierta desorganización. «Si hubiera alguien mandando a cada grupo a un sitio en concreto, no hubiéramos perdido tiempo yendo de un sitio a otro».
Al final del día, Yuma lo tenía todo preparado -tortillas, bocadillos, café- para que Granada se sintiera cuidada. Martín y Pepe, comercial de Nucesa e inspector de Hacienda, están desfondados. David, Daniel y Dario ríen abrazados. Y todos los demás, rodeando la bandera de Granada que Javi colocó nada más llegar. «Es importante que nos sintamos en casa». Ellos y ellas son, sin duda, la Granada más grande. Enormes.
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