Estrecha y mal iluminada. Así es la acera por la que se accede al barrio. FERMÍN RODRÍGUEZ

La Chana quiere salir del túnel

«¡Basta ya!». Los vecinos critican que el barrio ha caído en el olvido de las instituciones, sin apenas servicios, con obras en el cajón del olvido e incluso con una limitación 'geográfica' que impide su expansión

Javier Morales

Granada

Jueves, 17 de septiembre 2020, 01:38

Los vecinos de La Chana han dado un año de margen antes de gritar «¡basta ya!». Ellos hablan de un «tiempo prudencial» para que el equipo de gobierno, que echó a andar en el verano de 2019, atienda las peticiones del barrio: reivindicaciones de hace ... lustros y necesidades que han surgido en los últimos meses, consecuencia directa o indirecta de la pandemia. Cumplido este periodo, empiezan a levantar la voz en sus reclamaciones en las juntas de distrito y no descartan movilizarse para salir del túnel de dejadez en el que, dicen, está hundido el barrio.

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El catálogo de problemas en el barrio puede empezar por ahí, por un túnel, el de entrada a La Chana por Villarejo, para ejemplificar su «enfado, su molestia con el gobierno municipal, las buenas palabras pero sin avanzar». Son palabras de José Rodríguez 'Rufo', el presidente de la asociación de vecinos de la zona, que junto a Sebastián Rivera enumera la lista de incumplimientos con el barrio, que se ha quedado «estancado» mientras otros siguen creciendo y cuentan con más ayudas y servicios, señalan. El problema del túnel es que de noche «da miedo»;a decir verdad, de día tampoco es un paseo agradable. «Hicimos una propuesta de eliminar escaleras y ampliar el paso peatonal, lo vieron muy bien, pero ahí se quedó».

Por esa acera estrecha pasan en una hora 538 personas, bicicletas y carros. Está oscura, las paredes llenas de grafitis y, en ocasiones, sucia. También en la Avenida de Andalucía hay zonas en penumbra bajo el puente de las vías, que está «muy mal iluminado». De puente a puente... Creen que el de nueva conexión con Bobadilla es una «chapuza». Sobre el soterramiento, lejos de aparcar su exigencia –el alcalde considera prioritarias la recuperación de frecuencias de AVE y la inversión social–, anuncian que seguirán movilizándose para reclamar el fin del aislamiento con respecto a Ronda y Rosaleda.

El Juan XXIII no está en La Chana, o eso dicen los mapas

«El instituto Juan XXIII de La Chana». Así se conoce al centro educativo, pero sobre el papel, pertenece al distrito Ronda. Lo mismo que el gimnasio We, el edificio Apache y las nuevas edificaciones que están en obras entre las vías del AVE y la autovía. Pese a que están más próximas al corazón de La Chana que al Camino de Ronda, la delimitación de distritos de 2013 dejó a esta zona fuera de las 'fronteras' de La Chana. Los representantes de los vecinos aseguran que hubo un malentendido administrativo y cuando fueron a presentar sus alegaciones ya se había presentado el mapa. Ahora quieren modificarlo para incluir en su distrito a esta zona, la única en la que el barrio puede expandirse, con modernas construcciones y servicios.

En cuanto a obras, siguen a la espera de la reforma integral de la plaza de la Unidad y les preocupa la distribución de los fondos Edusi. Tienen pendiente una reunión para aclarar sus prioridades: el barrio necesita reformas estructurales, y quieren fijar sus prioridades.

José Fernández y Sebastián Rivera preparan las peticiones para la junta municipal de distrito. F. R.

Una de ellas es la segunda fase de la remodelación de la Carretera de Málaga, que muestra dos caras: en la parte nueva florecen nuevos comercios mientras que la que está por arreglar sigue estancada.

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«Sobre limpieza ni os cuento», dice Sebastián. El problema es el mismo que en otros puntos de la ciudad: las aceras están sucias y las bolsas de basura se acumulan junto a los contenedores. Algo que el Ayuntamiento achaca a la que no se pueden barrer las aceras, por recomendación sanitaria, y al incivismo de los ciudadanos.

De más recorrido es el asunto de la inseguridad. Aseguran que la patrulla de barrio anunciada por el Ayuntamiento no ha llegado a funcionar plenamente. «Pedimos y exigimos más presencia de los agentes, y que se mantenga el servicio de comisaría que se hacía aquí una hora cada día.Esta es una de las demandas más candentes».

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A nivel social, destacan los problemas de integración de algunos colectivos del barrio y el daño que está sufriendo el tejido comercial, herido de muerte a causa del cierre durante el estado de alarma y el incremento de las compras online y en centros comerciales. «Esto tiene futuro, pero cada vez cierran más comercios». Los talleres sociales, frecuentados por muchos mayores del barrio, han sufrido recortes. También ha cerrado la oficina de empleo y los vecinos tienen que desplazarse al distrito Norte.

Critican que La Chana queda al margen de los programas culturales. Pelearon por que el casino –instalado en Monachil– se quedara en un hotel del barrio, pero se quedaron sin él. Ahora pugnan por algo que le dé brillo al barrio. Por ejemplo, la galería de arte urbano que se empezó a gestar con el grafiti de Jesús Arias y que quieren extender por el resto del barrio. «Daría un cambio de imagen y estructural al barrio».

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En definitiva, protestan por las promesas incumplidas durante años, las «buenas palabras que luego no se convierten en acciones». Anuncian que van a activar el movimiento de La Chana, uno de los barrios más combativos de la ciudad, que clama por salir del túnel del olvido.

Como en el resto de la ciudad, los vecinos protestan por la falta de limpieza en el suelo y el entorno de los contenedores. F. R.
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