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La escritora y profesora Remedios Sánchez posa junto a la estatua de Lorca. Ramón L. Pérez
Remedios Sánchez, profesora de la Universidad de Granada: «La Granada de los francotiradores ya hemos visto que no funciona»

«La Granada de los francotiradores ya hemos visto que no funciona»

Remedios Sánchez | Profesora de la Universidad de Granada ·

«Sin dinero, todo es humo. O empezamos a invertir con criterio o dentro de nada vamos a ser una barriada de Málaga»

Quico Chirino

Granada

Sábado, 6 de marzo 2021

Una mitad de Remedios Sánchez quería ser periodista y la otra se decantaba por estudiar Filología y preparar oposiciones. El conflicto se resolvió por un argumento de peso. La Facultad de Comunicación más cercana a Albox (Almería), donde pasó su infancia, estaba en Málaga y sus padres concluyeron que eso «pillaba demasiado lejos». Remedios llegó a Granada en 1995 con voluntad de tránsito, pero conoció a Mariluz Escribano –poeta elegida como autora clásica para 2021 por el Centro Andaluz de las Letras–, sacó su plaza como profesora titular del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad y decidió entusiasmarse por esta ciudad. Leyó a Francisco Umbral, a quien tiene destinada una estantería de cabecera para cuando se queda sin metáforas, y se desquitó de la deuda pendiente con su otro 50% cuando empezó a escribir columnas en IDEAL hace casi veinte años. Analítica, ácida, a ratos irónica, acerada, ajusta las cuentas a la actualidad y a sus políticos. A los mismos a los que otras veces tiene que ir a pedir para sacar adelante iniciativas culturales de esas que otros piensan que se hacen sin esfuerzo y sin dinero. Escritora, investigadora, crítica literaria y codirectora del Festival Internacional de Poesía. Su compromiso con esta ciudad también le lleva a provocar para despertar conciencias. «A ver el lunes cómo salgo a la calle», teme por la repercusión de esta entrevista alguien que habitualmente mide poco cuánto duelen los golpes de las verdades como puños. «La manera de comprometerse con una ciudad es teniendo toda la información. Una clave es que la prensa actúe y diga lo que pasa». Remedios tiene más de un 50% de periodista.

–A los políticos se les llena la boca cuando hablan de la libertad de expresión y la prensa libre, pero después resulta que no les gusta tanto que se cuente la verdad. Aquello que decía Umbral en sus crónicas antiparlamentarias, sacar el envés de las hojas.

–Empecé a escribir columnas en IDEAL en noviembre de 2002 y a lo largo de este tiempo he hecho unos pocos amigos y una cantidad ingente de políticos cabreados. Y solo he interpretado sus palabras. Uno de los que se sienten damnificados es Pezzi [ríe].

–Pero tiene cintura, lo decía en estas mismas páginas la semana pasada.

–Escribió un par de cartas al director, en una decía «manca finezza, señora Remedios Sánchez». Debo de ser de las pocas personas a las que ha querido resituar. Siempre me he sentido muy libre de opinar y dar mi percepción, que es la de una ciudadana de a pie que le interesa lo que sucede en su ciudad. Vivo Granada como si fuera el lugar donde he nacido. Por eso me duele tanto ver que no tenemos ni un plan ni un rumbo. Vivimos de las rentas de aquel pasado de sombras y sueños.

–¿Cómo recuerda esa Granada a la que llegó en 1995?

–Tengo la impresión de que Granada está parada en el tiempo. Hablamos de luchar por la capital cultural 2031 pero seguimos sin encontrar una identidad. Es necesario que empecemos a saber qué queremos ser. Cuánto y cómo se va a invertir. Sin dinero, todo es humo. En Málaga se consiguen las cosas porque hay inversión. Tenemos que dejar de ser la tierra del chavico o dentro de nada vamos a ser una barriada de Málaga.

–¿Se ha invertido suficiente en cultura?

–¡Qué va! No podemos ir al mecenazgo porque en Granada no hay grandes empresas. Tenemos tres ejes potentes. El patrimonio, la cultura y la Universidad, que es la primera empresa de Granada. Además, hay algo que se nos olvida mucho, el capital humano. Es difícil encontrar una ciudad en España donde haya más gente con iniciativa en el ámbito de la cultura pero no sabemos aprovecharlo o las instituciones no quieren.

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El empresario Raúl Berdonés se quejaba en otra entrevista de que le llamaban de Bilbao o de Madrid y aquí poco menos que ni le cogían el teléfono. ¿Se siente reflejada?

–Tengo la suerte de que a mí, por ahora, sí me cogen el teléfono [ríe]; y el 'por ahora' lo remarco. Normalmente me tratan bien, pero me siento perteneciente a lo que Mariluz Escribano llamaba la orden mendicante. Los de la cultura somos poco menos que personas que ejercemos la mendicidad dentro de la administración, porque la administración, en todos los niveles, a la cultura la considera un lujo. Llevo 25 años hablando del gran museo de la ciudad. ¿Dónde está? Espacio hay y posibilidad de negociar con las administraciones. Falta consenso. Mientras no se conciencien las administraciones de la ciudad de que los festivales les lavamos la cara y es imprescindible subir las aportaciones, no podemos avanzar.

–Se ganan más elecciones invirtiendo en carreteras y en hormigón más que en cultura.

–Soy partidaria de que se hagan muchas carreteras porque vendrá más gente. Pero cuando llegan a Granada tienen que encontrar algo que les ilusione. La cuestión es si nos interesa reivindicar el alma de Granada. La esencia de la ciudad es todo lo que está asociado a lo artístico, no hay un género donde no brille un granadino. Cuatro de los poetas más importantes de España en el siglo XX son granadinos. Aparte de Federico García Lorca, tenemos que reivindicar más a otros autores, que aunque no tengan su dimensión universal, son también nuestros y han amado a Granada. Un consejero me dijo que tenía el mismo presupuesto para cultura que tenía el consejero de infraestructuras para un puente.

–¿Y el sector de la cultura ha estado bien representado en las administraciones?

–No podemos seguir haciendo la guerra cada uno por nuestra cuenta. La Granada de los francotiradores ya hemos visto que no funciona. O hay un plan estratégico que defienda el sector cultural y dé a cada ámbito el espacio que merece, o mucha gente morirá por inanición. Yo no vivo de la cultura, vivo de mi trabajo. Pero hay gente que sí, de eventos, actos… Las administraciones no siempre han tenido la sensibilidad necesaria para explicar las cosas e ir de frente. Si no vas a poder hacer algo y lo sabes de antemano, no le hagas perder el tiempo a la persona. Los políticos tienen que aprender a decir 'no' cuando no pueden hacer algo y dar sus razones. Hay que evitar que la política se convierta en un oficio de mediocres. Hay cargos que han convertido la política en una profesión a falta de tener otra que les dé de comer. Si estuvieran dedicados a Granada por entero lo aceptaría, pero más de uno está centrado en no perder la silla. Necesitamos en los puestos de toma de decisiones gente que ame Granada. No políticos de selfies, Facebook o Instagram. Seguimos sin rentabilizar nuestras potencialidades. Ya he dejado de echar la culpa a Málaga o Sevilla.

«Los de la cultura somos poco menos que personas que ejercemos la mendicidad dentro de la administración»

–¿Cómo sale la Universidad de la pandemia?

–La Universidad es la salvación de Granada, es su gran empresa. Si no cuidamos y mimamos nuestra Universidad perdemos una de las claves esenciales por la que Granada es reconocida internacionalmente. No podemos ser reconocida por ser la ciudad de la tapa. La Universidad no debe vivir al margen de la ciudad ni la ciudad al margen de la Universidad. En la pandemia, la Universidad ha estado a la altura en un momento en el que no todas las administraciones han mantenido el nivel. Se ha convertido en una universidad de las personas. Si los alumnos son números, esto no sirve para nada.

–Pero desde las administraciones se ha tocado su financiación.

–Ha sido un error estratégico y tremendo. La gente piensa que la Universidad es un lugar donde se va a dar clases y cada cual se marcha después a su casa. Yo no me quejo del modelo de universidad, me quejo del modelo de ciudad. El problema es cuando desde otros organismos empiezan a pensar que la Universidad tiene demasiado protagonismo. Tiene 500 años, no es de antes de ayer. Soy leal y no porque trabaje ahí. Diría lo mismo del Parque de las Ciencias; ni tocarlo. Pero entiendo perfectamente lo del Legado Andalusí. No se trata de que vengan desde la Junta a controlarlo, sino de que el Legado Andalusí va a controlar la Fundación Tres Culturas.

–Pero está el problema de la sede y si finalmente va a Sevilla.

–La clave es cuánto dinero traerá. Si me trae inversión, me parece maravilloso que Concha de Santa Ana [directora] disfrute de Sevilla. El Parque de las Ciencias ya lo trae gestionándolo aquí. La Escuela de Salud Pública, si funciona bien, no hay que tocarla.

–El Legado no tiene en sí mismo un contenido físico reconocible. Muchos no sabrán ni ubicarlo.

–La primera vez que fui, Mariluz Escribano tuvo que llamar a Jerónimo Páez para ubicarlo. El Legado Andalusí tiene todo el potencial si lo imbricas en una red más amplia. Por eso no quepo en la ideología concreta de un partido, porque no podría resistir eso de la disciplina; la clave es Granada.

–Dice que no cabe en ningún partido, pero le han tentado.

–Si en algún momento anterior, ahora no tengo la disposición, hubiese entrado en política, estaba perfectamente aleccionada. La clave es Granada, ni un milímetro fuera de eso. Eso es muy difícil de asumir en una ciudad donde andamos peleándonos por saber quién no ha metido en el Ayuntamiento a Luis Salvador. Me acuerdo de Torres Hurtado, que todo el mundo le metía caña y yo fui la primera. La primera vez que acudí al Ayuntamiento fue cuando Juan García Montero creó la colección 'Granada literaria'. Torres Hurtado llegó frotándose las manos y nos dijo: «Venía muy contento porque he visto unas cajas ahí fuera; pensaba que eran mantecados y me encuentro que son libros». Pero lo importante es que dejó que se hicieran los libros. Torres Hurtado no era precisamente un alto defensor de la cultura pero sí dejaba que se trabajara por la cultura.

–Y otros son de los que van a la foto de la inauguración y después no parecen en todo el festival.

–Torres Hurtado no venía ni a la inauguración [ríe]. Pero luego lo que no fallaba nunca es que, si le decíamos que teníamos que traer a un autor que era un premio Nobel de África, calculaba, se echaba sus cuentas, y en el mismo instante que entendía que eso no le molestaba a lo suyo, fuese lo que fuese lo suyo, que yo nunca lo supe, permitía trabajar. Lo suyo era por inacción. Ahora lo que les pido a los políticos es que sea por acción, compromiso. Necesitamos recuperar la ilusión y la cultura, que parece algo entelético, pero es una herramienta, trae gente a Granada. Si no quieren este modelo de ciudad, que nos lo digan, pero no perdamos el tiempo. No podemos seguir viviendo del pasado y el presente ya se ha acabado. Hay que pensar en el futuro. Queremos seguir haciendo el Festival Internacional de Poesía en Granada. Y con eso estoy diciendo mucho.

–¿Falta ayuda?

–No solo nosotros, todos los festivales. Me da igual quién se ponga la medalla, no soy política y no necesito medallas. Tenemos políticos buenos. No todos son malos, hay camastrones como en todos lados. Deberían hacer una reflexión interior para ver a quién están sirviendo, si a su partido o a su ciudad.

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