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El Gran Capitán observa el cadáver del Duque de Nemours tras la batalla de Ceriñola en una obra de Francisco Madrazo
La Granada del Gran Capitán en el 505 aniversario de su muerte

La Granada del Gran Capitán en el 505 aniversario de su muerte

La Granada actual alberga pocos rincones relacionados con la vida y obra de Gonzalo, que este miércoles ha sido Trending Topic en Twitter con motivo de su fallecimiento

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Miércoles, 2 de diciembre 2020, 10:06

Fernández de Córdoba 'Gran Capitán'. Granada es el alfa y omega en la historia vital y militar del Gran Capitán que murió tal día como hoy hace 505 años, efeméride que ha convertido al personaje histórico en trending tópic en Twitter y que nos sirve de excusa para pasear por la ciudad siguiendo sus huellas y los espacios que se conservan relacionados con su historia.

Fue en la campaña de Granada donde Gonzalo Fernández de Córdoba iniciaría su carrera militar, que le llevará a ser llamado Gran Capitán. Don Gonzalo logrará para la corona de Castilla Íllora y Loja, ciudad esta última en la que había cosechado un rotundo fracaso el todopoderoso conde de Tendilla, Íñigo López de Mendoza, su maestro en el arte de la guerra y, más tarde, enemigo irreconciliable. En aquella ocasión, Don Gonzalo ya mostró su talento al unir sus dotes militares a las diplomáticas.

Gran Capitán chapurrea la lengua de Boabdil, el mudéjar, de ahí que suavizara la delicada situación del 'Rey Chico' y sirvió al monarca católico para encargarle tareas de espionaje. Gonzalo mostró su valentía al entrar a Granada antes del asalto final y, como ya hiciera en Loja, persuadió a Boabdil y le invitó a rendirse. Después llegaría Italia, las victorias, las campañas militares ordenadas por el rey Fernando, los acuerdos y desavenencias. Muerta la reina Isabel la Católica y tras el apoyo andaluz a Juana mal llamada 'La Loca', se despiertan los celos y recelos del rey Fernando hacia el que ya era Gran Capitán. Su regreso a Granada supone el destierro y la condena al ostracismo. Mientras domina Loja, su enemigo el conde de Tendilla es alcaide de Granada no sin antes obstruir la toma de posesión del Gran Capitán como alcaide de la villa lojeña.

A pesar del acoso del conde de Tendilla, la presencia de Gonzalo Fernández de Córdoba en Granada se hizo notable gracias a las prebendas concedidas por los Reyes Católicos. Al Gran Capitán se le concedió la tenencia de Íllora, una de las primeras ciudades en las que usó la incipiente artillería. Además, el señorío de Busquístar y Órgiva le fue concedido no sin tener innumerables quebraderos de cabeza gracias a las argucias y corruptelas de la maraña legal tejida por el conde de Tendilla. La permanencia de la figura del Gran Capitán en Granada se deberá a la concesión del Maestrazgo, una serie de viviendas que le tocaron en reparto, entre la actual Isabel la Católica y Bibataubín, y que posteriormente fueron adquiridas por las Carmelitas Descalzas para fundar el Monasterio de San Jerónimo. A estas propiedades se suma la Casa del Moro Rico, el hoy llamado Carmen de los Chapiteles, que luce los escudos del Gran Capitán.

Escudo del Gran Capitán en el monasterio de San Jerónimo Archivo de IDEAL

La Granada de Gonzalo Fernández de Córdoba se puede apreciar en la fachada del convento de Carmelitas Descalzas, frente a la antigua Capitanía general, hoy sede del MADOC, y antiguo convento de san Francisco Casa Grande. A esta casa decidió trasladarse desde Loja cuando sintió la proximidad de la muerte. En la placa allá colocada se puede leer: «En esta casa vivió y en ella murió el día 2 de diciembre de 1515 el Gran Capitán D. Gonzalo Fernández de Córdoba, duque de Sesa, Terranova y Santángelo, héroe, cristiano, glorioso vencedor de moros, franceses y turcos».

Placa en el convento de las Carmelitas Descalzas Archivo de IDEAL

El primer lugar de enterramiento de Gonzalo Fernández de Córdoba estuvo en el desaparecido convento granadino de San Francisco Casa Grande. Se comunicaba con el mayorazgo del Gran Capitán, situado enfrente. Aquella construcción, acotada por infinidad de linderos, según las escrituras de compra-venta de «las casas viejas del Gran Capitán» que guardan las Carmelitas Descalzas, es imposible de reconocer hoy, salvo algunas maderas de los techos que envolvían las estancias privadas. La memoria oral sitúa el despacho del Gran Capitán en el coro bajo del baptisterio. Las Descalzas adquirieron, en 1584, parte del mayorazgo a Francisca Fernández de Córdoba, nieta del Gran Capitán, por 4.900 ducados.

En 1522, el cadáver es trasladado al Monasterio de San Jerónimo, donde durante la guerra de la Independencia fue profanado por los franceses. La actual cripta, situada en el crucero del templo renacentista, acoge escasos restos del Gran Capitán y de su segunda mujer, María Manrique, benefactora del monasterio. La urna contiene trozos de calzado, migajas de ropa de seda y terciopelo y madera de cedro de las primitivas cajas fúnebres. En la losa de mármol que la cubre está escrito el siguiente epitafio: «Los huesos de Gonzalo Fernández de Córdoba, que con su valor se apropió el sobrenombre de Gran Capitán, están confiados a esta sepultura hasta que al fin sean restituidos a la luz perpetua. Su gloria no quedó sepultada con el».

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