Pablo Sánchez, atleta y enfermero, posa con el uniforme de Urgencias sosteniendo un fonendo con su mano derecha y sus zapatillas de tacos en la izquierda. PEPE MARÍN

«Cada día en la lucha frente al virus no es uno más sino uno menos»

Héroes 2020 ·

Atleta profesional y enfermero, Pablo Sánchez se ha visto obligado durante la pandemia a dejar a un lado su deporte para apostarse en la primera línea de batalla contra el coronavirus. Se llegó a contagiar0 en sus primeros días en un San Cecilio

Domingo, 27 de diciembre 2020, 00:20

Cuando estalló la pandemia en España, a Pablo Sánchez (Granada, 1993) le faltó tiempo para alistarse en la primera línea de batalla contra el virus. «Cada día que pasaba estaba más ansioso por empezar a ayudar cuanto antes», cuenta. Atleta profesional y enfermero, ... vio cómo una a una caían las competiciones en las que tenía previsto participar, especialista en el medio fondo, y pronto su prioridad pasó a ser una sola: la salud de los demás, por delante de la propia. Aparcó las zapatillas y se apuntó en la bolsa de trabajo: no tardaron en llamarle para una de las plantas Covid de San Cecilio, en marzo.

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«Por nada del mundo se me pasaba por la cabeza que pudiese contagiarme; lo veía remoto, como todos en definitiva. Nunca piensas que va a pasar, hasta que pasa. Solo pensaba en ayudar», recuerda Pablo Sánchez. Tardó pocos días en contagiarse. «Acababa chorreando con los EPI y una noche de trabajo cogí frío y me resfrié, pero no lo achaqué al virus. Empecé a tomar precuaciones en casa por si acaso, hasta que una tarde perdí instantáneamente el gusto y el olfato, de forma radical, y ya vi el problema», relata. Esa misma tarde le hicieron una PCR en Medicina Preventiva y le comunicaron su positivo. «Sentí mucha rabia e impotencia, porque no sabía cómo pudo ocurrir, y pasé bastante miedo, por mí y por mi pareja, con la que convivo, y que también es enfermera. Por suerte, ella no se contagió y llevamos una buena convivencia, aunque me frustró verle haciendo jornadas de catorce horas a veces y luego prestarme dedicación plena. Me pesaba ser un cargo y no poder hacer nada», apunta.

Pablo Sánchez comprobó en su propio cuerpo lo que ya estaba viendo en el hospital: que no era cierto aquello de que el virus solo afectaba a las personas mayores o de riesgo. «Tuve febrículas y un poco de cefaleas, pero sobre todo presión torácica, que fue lo que más me preocupó porque pasé algunas noches en vela y sin llegar a descansar», comparte. Atravesó un calvario de cuarenta días: «Fue desesperante porque empecé a pasar PCR cada diez días después de mi contagio y seguía dando positivo. Al final, a la cuarta fue la vencida».

Pablo Sánchez posa en el Estadio de la Juventud. PEPE MARÍN

Ha visto tanto por su trabajo que se siente un afortunado por los síntomas que tuvo. «Me sigo moviendo por contratos eventuales y en siete meses he pasado por tres servicios diferentes, desde Atención Primaria hasta la Alpujarra y ahora en el corazón del hospital, en la UCI de Neurotraumatología y Rehabilitación a la que nos llegan los pacientes ya 'negativizados' pero de donde se sale o no se sale. Ahí es donde se ve que los jóvenes también lo pasan mal», señala Pablo Sánchez, testigo de casos que todavía le estremecen.

Él, como todos aquellos que se enfrentan cara a cara al virus cada día, tiene miedo. Y se quiebra cuando expresa, impotente, que la única manera de afrontar la pandemia es desde la responsabilidad individual y asumiendo «que no es un día más, sino uno menos». «Ya perdí mis anticuerpos y, como todos, tengo miedo de que me golpee más fuerte. Estamos expuestos al virus y a la muerte, tenemos familias fuera y por nada del mundo querríamos que lo cogiesen. Entre los sanitarios se vive miedo y cansancio. Este 2020 he pasado muy pocos días con mi familia, y si la veo ni les abrazo. Son momentos muy difíciles y tristes», lamenta.

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Siente «vergüenza» por los ratios de contagios que ha presentado Granada durante la pandemia. «Estoy enfadado, porque no estamos a la altura de la responsabilidad individual que el virus nos exige. Y me incluyo, porque seguramente yo también habré pecado de ese egoísmo. En las UCI se comprende que todavía no existe conciencia de la gravedad del virus», remarca. «Ahora tenemos muchos más medios y llegarán las vacunas, pero me temo que seguirán llegando olas. Y a veces no llegamos a todo», advierte, en alusión a todas las patologías «que no son Covid y no pueden atenderse». «Todos queremos olvidar el 2020, pero no creo que haya que hacerlo», aconseja este enfermero que no deja de ser atleta. «El deporte me sirve como descarga. Ojalá en 2021 haya competiciones y esté preparado. Tengo suficientes alicientes», se reta Pablo Sánchez, que de un tiempo a esta parte representa al Surco Lucena.

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