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La historia tras el Pozo Airón de calle Elvira que apaciguaba los terremotos de Granada

Granada legendaria ·

Después de los fuertes seísmos registrados en 1778, los granadinos pidieron la reapertura de esta sima

Lunes, 1 de febrero 2021, 11:30

El Enjambre de terremotos que está sufriendo Granada en la última semana ha generado multitud de bulos que alarman y provocan miedo entre la población y que corren como la pólvora en redes sociales. Una mala costumbre que, sin embargo, no es inherente a la era digital. El boca a boca ha propiciado desde siempre el arraigo de creencias populares, muchas de ellas ligadas a la mitología, como la que hoy nos ocupa: el Pozo Airón de calle Elvira, del que se decía que tenía el poder de apaciguar los terremotos.

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Existen numerosas simas en todo el mundo bautizadas como Pozo Airón, en referencia a un dios indígena vinculado con el inframundo. Al dios Airón se le rendía culto desde tiempos inmemoriales en fuentes, simas y pozos naturales de gran profundidad, donde se hacían sacrificios humanos, según la cultura popular. En honor a este ser mitológico, los vecinos de Granada llamaban Pozo Airón a una sima ubicada en la calle Postigo de la Cuna, en las entrañas de calle Elvira, del que se decía que calmaba los temblores.

Ismael Rodríguez

En su Historia Natural, el escritor romano del siglo I Plinio el Viejo hacía referencia a estos pozos y les atribuía el poder de calmar los movimientos sísmicos, ya que dejaban salir las tensiones de las profundidades de la tierra por sus aberturas. También el cronista granadino Henríquez de Jorquera habló del pozo granadino, que «fue hecho para que el aire tuviera salida y aminorara los temblores».

Y tan arraigada estuvo esta creencia durante siglos, que los terremotos que hicieron temblar Granada a finales del siglo XVIII, sobre todo los de 1778, fueron achacados a que el pozo había sido cegado. Otros escritos sitúan el cegado de esta sima siglos atrás. Ya en 1633, Fray Lorenzo de San Nicolás escribió en su libro sobre arquitectura que en 1431 el pozo ya estaba cerrado y que, por tanto, los terremotos que asolaron Granada entre abril y julio de ese año alcanzaron magnitudes de entre 7.0 y 9.00 en la escala Richter.

Fue, precisamente, después de los fuertes temblores registrados en 1778 cuando los granadinos pidieron a las autoridades que reabrieran la sima de Calle Elvira para apaciguar las fuerzas que provenían de las profundidades. Una petición que fue denegada tras el informe de Joaquín Vaca de Guzmán y Manrique, que rebatió con argumentos científicos las leyendas sobre el Pozo Airón de Granada.

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Esta creencia tan arraigada entre los granadinos dio lugar a una expresión muy utilizada durante el siglo XIX, «echar en el Pozo Airón», para referirse a los tejemanejes que el gobernante de turno ocultaba a la opinión pública.

Con el paso del tiempo, esta leyenda fue perdiendo fuerza a la par que las fallas de Granada se sumían en un profundo letargo, del que despertarían en el siglo XIX, con una serie de terremotos que se repetirían de forma cíclica hasta la actualidad.

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