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La nueva torre de telefonía móvil en la esquina del estadio de la Juventud queda a 50 metros de las viviendas. Es un esqueleto de 40 metros de alto en el que aún no funcionan los repetidores, que todavía cuelgan de una vieja estructura, integrada ... en el horizonte del barrio desde los años previos a que el recinto cayera en el abandono. Antes de que las antenas pasen de uno a otro esqueleto, con motivo de las obras de la segunda fase del recinto deportivo, los vecinos de los bloques cercanos han iniciado una campaña para paralizar la instalación. Han recogido 140 firmas y alertado a Junta de Andalucía y Ayuntamiento de que «el efecto de las ondas de esas antenas afectará a los vecinos de los edificios».
Las torres están clavadas en unos terrenos entre el albergue juvenil y el Camino de Ronda. En su entorno están el estadio y el propio albergue, el instituto Hermenegildo Lanz, un centro geriátrico, una residencia para personas con discapacidad y un centro de educación infantil. Aunque no está demostrado que este tipo de instalaciones sean perjudiciales para la salud, colectivos como Ecologistas en Acción aconsejan no colocarlas a menos de 400 metros de las viviendas. En la Juventud, la vieja está a 60 metros y la nueva, más alta, queda a 50 del edificio más cercano.
Es el bloque 1 de la calle Ramón y Cajal. Sus vecinos han levantado la campaña contra las torres, presentando escritos y pidiendo cita a la Junta –responsable de la segunda fase del estadio, cuya construcción arranca este mes– y el área de Urbanismo –que otorga la licencia del poste–. No quieren que de una calle que lucirá nueva tras la reforma sobresalga un armazón metálico. Su construcción comenzó el 20 de mayo y finalizó el 3 de junio, es más alto que los propios focos del estadio. Pero no exigen su retirada por una cuestión estética, sino por motivos de salud.
El tipo de campos magnéticos de radiofrecuencia que emite está clasificado por la Organización Mundial de la Salud como «posiblemente carcinógeno». No obstante, ningún estudio concluyente relaciona la presencia de estas torres con una mayor incidencia de enfermedades como el cáncer. El mapa 'Infoantenas' del Ministerio de Economía y Empresa certifica que «los niveles medidos cumplen la normativa legal vigente» en este brazo de repetidores, con aparatos propiedad de las tres grandes compañías de telefonía móvil. Los vecinos cuentan «25 antenas» en el poste viejo. Sólo en las azoteas de Camino de Ronda se reparten otras ocho instalaciones similares. A los propios vecinos de Ramón yCajal número 1 les ofrecieron situar una en su terraza, «por mucho dinero a cambio», pero lo rechazaron.
«Nos dejan una antena más grande, más alta que el propio edificio, con más radiación hacia los pisos y más alta, no estamos dispuestos a soportar estas radiaciones», protestaba ayer Rosario Ruiz, una de las vecinas que piden 'tumbar' las torres. Juan Francisco Reinoso ha medido el espacio con un escáner en tres dimensiones que certifica que la nueva torre tiene más envergadura y está más próxima a las viviendas. No comprenden que, mientras otros países y ciudades retiran las antenas, aquí se sigan permitiendo. Según argumentan en la instancia remitida al Ayuntamiento, la antena incumple el Plan General de Ordenación Urbana, por lo que si su instalación cuenta con licencia, «ésta sería nula». Reclaman al consistorio el cese de actividad y demolición de la infraestructura telefónica.
No es la primera vez que un colectivo se moviliza contra las antenas de la capital. En 2002, cuando la telefonía móvil seguía aún en fase de expansión, Ecologistas en Acción alertó de que ocho colegios granadinos estaban expuestos a la radiación de las antenas. Se retiró la ubicada en el interior del instituto Padre Suárez, pero otras como las situadas en el entorno de los centros Luis Rosales y Sagrada Familia, o la que sobresale del edificio judicial de Caleta, frente al hospital y junto al colegio Victoria Eugenia, siguen en funcionamiento. En 2008, los vecinos de la calle Encina, en Bola de Oro, alzaron la voz contra la instalación de una torreta sin licencia en una vivienda privada y lograron que la empresa desmontara la infraestructura.
Ahora, la historia se repite. Los residentes de Juventud, con el presidente de la Confederación de Asociaciones de Vecinos al frente, están dispuestos a tomar las acciones legales oportunas si las administraciones no retiran la concesión de la antena y la tiran abajo.Insisten en que los efectos –no demostrados– de los postes de telefonía móvil se dejarán notar a largo plazo. «¿Importa más lo que las compañías de telefonía móvil paguen por el alquiler de esa torre que la salud de tantas personas que viven cerca de dichas antenas?»
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