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El ingeniero granadino José Miguel Jiménez Carvajal, en el interior de las instalaciones del CERN, en Ginebra. CERN
«Granada no puede dejar escapar el tren del acelerador de partículas»
José Miguel Jiménez | Director del Área de Tecnologias del CERN

«Granada no puede dejar escapar el tren del acelerador de partículas»

El ingeniero atarfeño trabaja en Suiza, en la sede del 'hermano mayor' del proyecto IFMIF–DONES, que se radicará en Granada

José Antonio Muñoz

Granada

Domingo, 12 de febrero 2023, 00:45

La historia de José Miguel Jiménez Carvajal (Atarfe, 1968) es la de un chico que salió de su pueblo con sus padres –su madre, Pepita, era hermana del poeta Antonio Carvajal– camino de África, para luego emigrar a Francia y terminar al frente del Área Tecnológica de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, conocida por sus siglas en inglés CERN, sede del acelerador de partículas más importante del mundo –casi 27 kilómetros de circunferencia en terreno fronterizo entre Suiza y Francia–, 'hermano mayor' del proyecto hispano–croata IFMIF–DONES, que se radicará en Granada. En Ginebra, desde donde atiende a IDEAL, hace mucho frío, pero está acostumbrado. Y aunque la Física de Partículas quizá pueda parecer una disciplina alquímica, el granadino la explica muy fácilmente.

Su aventura fuera de Granada se inició en África, muy lejos de donde ahora reside.

–Así es. Mis padres fueron partícipes de un proyecto de cooperación en Costa de Marfil. Ellos vieron en este viaje una oportunidad. Para mí lo fue, de hecho, ya que todas las clases hasta Secundaria las recibí en francés. Cuando terminé la Secundaria, aunque siempre llevo a Granada en mi corazón –voy para allá cada año en vacaciones–, decidí continuar con mi formación en Francia. Coincidió con un periodo en que España estaba terminando los trámites de su adhesión a las por entonces Comunidades Europeas, por lo que no había un mecanismo de convalidación de títulos. Por eso continué con mis estudios allí..

Estudió Ingeniería en Física Aplicada en Clermont Ferrand.

–Así fue. Cuando terminé la carrera, y tras un periodo trabajando en el sector industrial, surgió la posibilidad de cursar un programa de Doctorado en el Comisariado de Energía Atómica, en Física Aplicada a Materiales. Era algo que siempre quise hacer, porque en un momento dado me rondó la idea de dejar Francia. Hoy, aunque vivo en Suiza, lo hago en la zona francófona, así que, en cierta medida, no me he ido... (sonríe). El Doctorado me permitió viajar a otros países y tener una carrera en el ambiente internacional. Estando en Estados Unidos ofreciendo una conferencia, se me acercaron dos personas y me preguntaron si quería trabajar en el CERN desarrollando mi labor en el antiguo gran acelerador. Ya llevo 29 años aquí, muy feliz, pero con el corazón en Granada, porque a mi condición de atarfeño se une el hecho de que la abuela de mi mujer nació entre mi pueblo y Santa Fe, a pesar de que nos conocimos en Francia. Coincidencia...

«Nos mueve la curiosidad. La vida, si no te interesas por lo que ocurre en tu entorno, es triste»

Hay quien piensa que ustedes, los científicos de alto nivel, son personas abstraídas del mundo. ¿Qué le llevó a dedicarse a la ciencia?

–Fue una mezcla de dos deseos. El primero, ser útil al desarrollo tecnológico, llevando adelante proyectos que no solo sirvan a los grandes instrumentos o proyectos, sino a cualquier persona en su vida diaria. Siempre me he visto más como un ingeniero. El segundo, el vector de la motivación, es fundamental. Quienes trabajan, por ejemplo, en desarrollar misiones a Marte, saben que son partícipes de una gran empresa, con muchas implicaciones. Como para mí es motivador saber de dónde viene el Universo y por qué ha desaparecido la antimateria. En una carrera tan larga como la que normalmente tenemos los científicos, la motivación es algo clave.

También se dice que lo que les mueve es la curiosidad.

–Eso por supuesto. Si no eres curioso, la vida es triste, no solo para nosotros los científicos, sino para cualquier persona. Quien no se interesa por lo que ocurre a su alrededor, por la educación, por la cultura, tiene una vida menos plena, pienso.

Usted está al frente del Área de Tecnologías del CERN. ¿Cuál es la naturaleza de su trabajo?

–Tenemos tres misiones fundamentales, que resumimos en nuestro lema «Operando el presente, preparando el futuro». Así, nuestra primera misión es operar la cadena de aceleradores que tenemos dentro de la casa y extraer de ella su máxima eficiencia. Es decir, que los físicos tengan la máxima cantidad posible de datos en todas las áreas: la de Altas Energías, la Nuclear, de Neutrinos... Debemos, así, garantizar la operatividad de todos los sistemas. Luego, tenemos que preparar el futuro, es decir, diseñar las tecnologías que permitirán, en un momento dado, construir los elementos científicos que vendrán detrás del Acelerador de Hadrones, por ejemplo. Y siempre según las indicaciones que nos dé la Física. Cada momento requerirá de un instrumento científico diverso: de precisión, de descubrimiento... Esos enfoques necesitan, cada uno, tecnologías totalmente diferentes. Y nosotros las preparamos.

El ingeniero granadino gestiona las aplicaciones tecnológicas de los descubrimientos del CERN. CEDIDA POR EL CERN

Finalmente, nuestra tercera misión, ya que trabajamos en el ámbito de la tecnología, es, cuando nos acercamos a aplicaciones industriales, llevar esos avances a un nivel de madurez suficiente para que luego la industria capte los que le parezcan económicamente rentables, y puedan beneficiar, de esta manera, al conjunto de la sociedad.

Así ocurrió, por ejemplo, con el world wide web, Internet tal y como lo conocemos hoy...

–Efectivamente, ese fue un avance que se generó desde el CERN. El paso desde el ámbito científico a la sociedad, a que las empresas tomen los riesgos financieros aceptables para desarrollar su negocio, es muy importante.

¿Más de un bosón?

También descubrieron ustedes el llamado 'Bosón de Higgs'y ahora trabajan en la materia oscura. ¿Qué aplicaciones prácticas tendría conocerla a fondo?

–La materia oscura representa el 25% de la materia del Universo que aún no entendemos. Pero antes de llegar a la definición de la materia oscura, debemos tener claro si hay un solo Bosón o hay variantes de este. Si finalmente descubrimos que no es una sola partícula, sino una familia de estas, las implicaciones serían muy grandes. Habría que reformular toda la composición de la materia. Primero, estamos estudiando el comportamiento del Bosón de Higgs y todos sus detalles. Luego, seguiremos preparando el instrumental que nos servirá para conocer mejor el Universo.

Llevamos décadas oyendo hablar de la fusión nuclear como una energía limpia, sin residuos, que podría ser la solución al problema de limitación energética que sufre el mundo desarrollado.

–La fusión nuclear es una solución, pero nunca podría acabar por sí sola con el problema energético. No se puede hacer una apuesta única; ni a la energía nuclear, ni a la solar, ni a la eólica. Para tener una fuente estable de suministro, se deben combinar todas, y todas tienen buenas cualidades. Todas las fuentes de energía tienen periodos de baja productividad, o paradas de mantenimiento, y durante esas paradas, deberá haber otras capaces de garantizar el suministro a la población. Nuestro futuro, sin duda, estará marcado por la energía, porque la demanda sigue creciendo. Podremos estabilizar en algún momento el consumo, pero de ahí a disminuirlo, va un gran camino. En cualquier caso, la fusión nuclear, en un horizonte de 30 a 50 años, será una realidad muy interesante.

«La fusión nuclear, en un horizonte de 30 a 50 años, será una realidad muy interesante»

Nos queda, entonces, un largo trayecto para obtener una energía nuclear limpia.

–Sí, para tenerla con una capacidad operativa industrial nos costará, al menos, 30 años más. Tenga en cuenta que solo para construir una de estas centrales se precisarían unos 15 o 20 años, Y aún quedan años, pocos, pero algunos, para tener esta tecnología completamente dominada.

¿Dónde podría construirse esa primera gran central de fusión, quizá en suelo francés?

–No necesariamente. Creo que aunque el ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional) se encuentra en Cadarache, una población francesa, hay muchas iniciativas repartidas por el mundo. Es una apuesta internacional, discutida como en su día fue la producción nuclear de energía en unos términos concretos: si es mejor tener una gran planta que produzca muchos gigavatios de energía o tener plantas más pequeñas, más cerca de las poblaciones, abaratando los costes de trasladar esa energía y minimizando las pérdidas. Dado que la fusión no tiene los inconvenientes de la energía nuclear tradicional, sería más aceptable para la población tenerlas más cerca.

¿Cómo podemos valorar la presencia española en el CERN?

–Como altamente interesante. Contamos con más de 150 profesionales, la mayoría académicos, muy preparados trabajando aquí, y muchos profesores universitarios e investigadores españoles han pasado y pasan por nuestras instalaciones.

Granada va a albergar el proyecto del acelerador IFMIF–DONES. Y hay quien piensa que traerá ventajas palpables desde el primer minuto.

–Conozco el proyecto a fondo. Lo tengo en mi corazón. Y antes de que la infraestructura, una vez construida, llegue a su máximo nivel de efectividad, pasarán bastantes años. La potencia irá incrementándose poco a poco, porque es una infraestructura muy compleja, y es preciso tener dos objetivos claros: primero, no destruir la propia infraestructura, y luego, que sea una instalación segura. Calculo que serán necesarios unos diez años para que comience a funcionar con los primeros haces de partículas. La subida de potencia, y el tiempo necesario para obtenerla, dependerá de los parámetros operativos y de seguridad. Pero hay que tener algo claro, y es que Granada no puede dejar escapar este tren.

El granadino destaca las futuras utilidades para la medicina del proyecto granadino. CERN

«El IFMIF–DONES necesitará inversiones cuantiosas y constantes»

El ingeniero granadino alaba la apuesta que supone la instalación del acelerador de partículas en Granada, pero acota que, una vez puesto en marcha el proyecto, deberá ser dotado de forma continua en lo económico, sin vacilaciones ni retrasos, algo que, por otra parte, no espera. «Tenga en cuenta que la inversión que requiere una infraestructura como esta es cuantiosa. Solo el mantenimiento se lleva casi un tercio del presupuesto», asegura.

Sobre la eterna lucha por conseguir más inversiones en investigación, opina que es una cuestión de prioridades. «Si usted tiene a su madre enferma, pensará que lo más importante es que haya inversión en sanidad. Si es usted músico, por ejemplo, considerará necesario que se invierta más en cultura», afirma. «No podemos comparar inversiones, no me gusta entrar en estos detalles. En ciencia, lo importante es preservar y amortizar la inversión para que sea útil a la industria y a la sociedad. Por eso hay que garantizar la continuidad en la inversión», añade.

A la hora de dar plazos para que la nueva infraestructura alcance su operatividad de crucero, el ingeniero, si no hay contratiempos, lo fija entre los 10 y los 15 años, dependiendo de múltiples factores, una vez que esté construida la ingeniería civil. «El proyecto granadino incluye aplicaciones muy interesantes en medicina; mi deseo es que sea muy útil».

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