La campaña que ha iniciado hace unos días IDEAL enmienda muchas planas proponiendo un debate colectivo que procura conjugar los evidentes activos de la provincia, para promover una conjura transversal en pro del desarrollo de esta.
Este posicionamiento ayuda a crear conciencia ciudadana y se suma a la tarea de sacarnos del pesimismo endémico de esta tierra del chavico que ya denunciara Lorca. No es algo menor por lo novedoso, pero también azota a los mediocres que se emboscan en la queja constante y viven de una excusa perpetua.
Por tanto, el reverso nos sitúa ante una conclusión no tan edificante: si los medios de comunicación, que están llamados a escrutar los asuntos que resultan de interés para la opinión pública e informar sobre el alcance y derivadas de los mismos tienen también que proponer la agenda de debate, incentivar la reflexión social e impulsar diferentes proyectos, digamos que hay cosas que sencillamente ya no funcionan sin entrar en valoraciones de más profundidad; si bien no citarlas no significa que no haya que abordarlas cada cual en su alícuota parte.
De lo contrario, volverían a estar de actualidad los ya centenarios versos de Icaza, como el epitafio de un tiempo en el que la ceguera impidiera ver el futuro. Se requiere de un reinicio en muchos ámbitos cimentado sobre más talento, mayor compromiso, con una nítida voluntad de pacto y pensando no en singular sino colectivamente en el nosotros.
Existe conciencia crítica sobre lo perentorio de un cambio que verdaderamente nos sitúe en las ágoras donde debiéramos participar, ya sea en el ámbito político, social, económico, cultural, de conocimiento e incluso, institucional.
Si esta transformación huyese del pertinaz gatopardismo que lleva instalado demasiado tiempo en nuestra sociedad, sí podría operar como catalizador real para que Granada dé el salto cualitativo que se espera de ella, siendo conscientes de que no es una misión para un puñado de personas con más o menos predicamento, sino una empresa colectiva que nos debe concernir a todos, en defensa del interés general y cada cual desde sus legítimos postulados.
La ciudad no puede aplazar debates y debe extender sus alas para liderar solidariamente, sin mimetizar el centralismo recurrentemente criticado en otras ocasiones, a una provincia brutal en recursos y oportunidades. La Vega necesita respuestas y dejar de hacerse preguntas y la agricultura hacerse preguntas para encontrar por fin respuestas.
La ordenación del territorio requiere de un modelo que, de veras, vertebre las diferentes necesidades en los municipios, permitiendo un uso racional del suelo de manera respetuosa con la idiosincrasia de las distintas comarcas y promueva un modelo eficiente de transporte sostenible.
Estos vectores nos situarían a la vanguardia para superar los desafíos del reto demográfico y resolver el problema estructural de acceso a la vivienda, entre otros. La Costa sigue sedienta de oportunidades y Sierra Nevada nos mira desde sus cumbres preguntándonos muchas veces qué hacemos.
Es crucial implementar un desarrollo económico a lomos de los retos que plantea la sociedad de la información, que ya ha transformado el mundo. Es imprescindible revertir una Andalucía y una provincia que se vienen construyendo a dos velocidades, muchas veces una frente a otra y siempre, una que camina cuesta arriba y otra que lo hace cuesta abajo.
No podemos vivir ensimismados en el fatalismo de Ganivet y contemplar el adelgazamiento paulatino de los servicios públicos sin más. Nuestros activos son herramientas para ser utilizadas por su potencia tractora y dejar de concebirlos tan solo para idolatrarlos.
La Alhambra es mucho más que la Alhambra y la Universidad, un nicho de oportunidad que no terminamos de encajar en nuestro poliédrico desarrollo. Granada exporta un talento que también necesita atraer.
Las oportunidades de esta tierra solo se construirán sin acentuar el localismo y ordenados en torno a un modelo de sociedad de bienestar. Todo esto no son meros deseos bienintencionados, sino retos para los que necesitamos nuevos prometeos capaces de arriesgarse a quitar el fuego a los dioses del siglo XXI adocenados en sus olimpos.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.