La Universidad se extiende mucho más allá de las aulas, despachos y laboratorios de Granada. Un ejemplo es el de Francisco Lamas. Es uno de los talentos exportados por la institución granadina. Estudió Ingeniería de Caminos, pasó por algunos de los centros más prestigiosos de ... Francia y terminó por perseguir su gran ilusión e ingresar en la Armada. Hoy es oficial del cuerpo de ingenieros, en el cargo de responsable técnico del Centro de Supervisión y Análisis de Datos de la Armada (Cesadar). No pierde el vínculo con su ciudad, ni con su Universidad. La UGR, referente en ámbitos como la inteligencia artificial, colabora estrechamente con Defensa en proyectos de vanguardia para aplicar las nuevas tecnologías.
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-La UGR y la Armada firmaron hace un año un convenio, ¿en qué se ha traducido?
-En el año 2018 empezamos a desarrollar en el Centro Supervisión y Análisis de Datos de la Armada (Cesadar) pequeñas colaboraciones con la UGR, como ya hacíamos con otras universidades. Con la UGR hemos trabajado en la detección de anomalías en series temporales. Por ejemplo, en un motor, buscamos el momento en el que se comporta de forma anómala, pero fijándonos en la interacción de cientos de variables. Hay dos doctores y dos doctorandos que trabajan en distintos proyectos del Cesadar, buscando anomalías en conjuntos de datos que se registran a lo largo del tiempo. Los motores de más de treinta buques de la Armada desplegados por todo el mundo y los algoritmos nos ayudan a buscar anomalías en esos datos. El objetivo es actuar antes de que ocurra una avería catastrófica que pueda impactar en la misión que llevamos a cabo.
-¿Qué es la inteligencia artificial?
-La IA es la capacidad de extraer conocimiento ayudándonos de ordenadores. Buscamos patrones de comportamiento aunando información de distintas fuentes y orígenes para poder tomar una decisión. O establecemos patrones y clasificamos el comportamiento de un activo o de un humano antes de que surja un comportamiento imprevisto, o de que el competidor pueda adelantarse a nuestra acción. La IA es la capacidad de extraer conocimiento donde antes solo veíamos información.
-¿Cómo se aplica en la Armada?
-Una de las primeras aplicaciones es el mantenimiento predictivo. Desarrollamos modelos de IA para predecir anomalías en ciertos motores en los que entrenamos esos modelos. Ese es uno de los primeros campos en los que aplicamos eso. Esa es la misión principal del Cesadar. El objetivo es que el humano haga su misión seguro, que se centre en ella, de tal forma que el resto de tareas no entorpezcan y pueda desarrollar su misión con éxito.
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-Hablamos de máquinas que hacen funciones que hasta ahora correspondían a los humanos, esto tiene sus riesgos…
-Las máquinas absorben datos y estos datos pueden tener un sesgo. La IA nos 'ataca' por todos lados, hasta en el momento en que pedimos un crédito al banco. La IA aligera a los humanos gran cantidad de energía a la hora de tomar decisiones, pero también puede conllevar un gran riesgo, un riesgo que tiene que ser supervisado. La clave es el sesgo que puede haber en la interpretación o la toma de datos. Damos nuestros datos a diestro y siniestro, y tiene que haber regulación en cómo se toman o la forma de interpretarlos. A eso se va a dedicar la agencia estatal de supervisión de la IA. Va a asegurarnos que los procesos se hacen de forma que no se vulneran nuestros derechos y la IA toma una decisión correcta. Eso es un gran reto. En la UGR, uno de los primeros proyectos con los que trabajamos con los doctorandos de Francisco Herrera (catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, concejal de Ciencia, Innovación y Ciudad Inteligente) fue la interpretabilidad del resultado. La IA a veces puede ser una caja negra, le metemos datos, la entrenamos y no sabemos por qué ha dado el resultado. Debemos interpretar el proceso. La interpretabilidad de la IA es uno de los grandes retos actualmente, y el Cesadar la está aplicando para entender por qué nos dicen nuestros sistemas que un motor va a fallar.
-Granada es candidata a ser sede de esa agencia, ¿está preparada?
-La Universidad de Granada es la Universidad en la que ha confiado la Armada para los modelos de IA orientados al tratamiento predictivo, porque tiene uno de los equipos más importantes de toda Europa y con mayor impacto científico. Y no solo impacto científico: hay un ecosistema alrededor de todos los egresados que han salido de la UGR. En Andalucía se está creando un gran polo, no solo académico sino industrial, entre Granada y Málaga, que atrae a grandes empresas y gran talento aplicado a esta temática. Los resultados se ven yendo a los parques tecnológicos o abriendo las puertas de los departamentos de la UGR donde se encuentra gente puntera en el mundo. Granada está haciendo muy bien sus deberes en cuanto a gestionar el talento aplicado a la IA, y es una de las bazas y las mejores cartas de presentación para poder acoger no solo el centro nacional sino la agencia estatal de supervisión de la IA. Todo el campo de supervisión de la IA no es estrictamente tecnológico, tiene mucho que ver con la ética, implica al Consejo General del Poder Judicial. Hay múltiples acuerdos con el equipo de Francisco Herrera y la ciudad, y con el juez Alfonso Peralta se han hecho ya tres cursos sobre derecho e IA. Esto es clave: el CGPJ está apostando por Granada para estar en el estado del arte y ser punta de lanza en regulación de la IA.
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-¿En qué puede beneficiar a Granada?
-Traer una agencia como esta es un gran revulsivo, un tren que no podemos dejar pasar de cara a ser tractores de la industria en esta cuarta revolución industrial. Es la gran oportunidad de Granada, sin duda, para poder ser referentes en un sector que va a condicionar toda la producción de gran valor añadido, la producción científica e industrial en los próximos decenios. Si perdemos esta oportunidad, seguiremos siendo dependientes únicamente de sectores como el turismo, cuando la Universidad ha hecho un esfuerzo ingente para prepararse, académicamente y en cuanto a gestión del conocimiento, que debemos aprovechar y mostrar. Se dan los ingredientes perfectos y debemos aprovechar.
-Este cúmulo de ingredientes, el ecosistema, la UGR… ¿No se da en otras ciudades?
-Estamos hablando de gestión de talento, industria y empresarios que están luchando por ir más allá y ser pioneros en lo suyo, desarrollando talento joven traído de todo el mundo. Esto, que ocurre en Granada y otras provincias colindantes, no se está dando en otros lugares, no solo de España sino de Europa.T-Systems, Indra o Google se están viniendo a Granada. Y es un orgullo como granadino que el Ifmif-Dones (el acelerador de partículas que se construirá en Escúzar) se esté desarrollando en Granada. Es un hito del cual se puede beneficiar España. Ser un gran polo de IA, junto al Ifmif-Dones, va a lanzar los aspectos tecnológicos de la provincia y nos va a situar en vanguardia durante estos años y puede ser clave. Esto no se da en otros lugares sino de españa.
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-¿En qué puede mejorar Granada?
-Han faltado empresarios que tiren del carro e inviertan en Granada. Nos hemos quedado estancados en sectores cortoplacistas y que no daban valor añadido. Ahora tenemos la capacidad de gestionar talento que hemos traído de todo el mundo, tenemos empresarios que apoyan estos nuevos sectores tecnológicos y no se centran en otros como el turismo, tenemos a las instituciones apoyando. Ahora mismo, lo tenemos todo. Nos falta capacidad de comunicar estas bondades, de que no se nos adelanten. Hay que demostrar que es posible, como fue hace cinco siglos, cuando Granada fue epicentro de la reunificación española, que Granada sea tractora de una industria que va a condicionar a dos generaciones.
-¿Las guerras se pelearán en mar, tierra y aire, o en la red?
-No se limitarán a tierra, mar y aire. Hay que añadir el espacio, y un quinto escenario, que es el 'ciber'. Los ataques a nuestra soberanía económica, energética o política pueden venir de cualquiera de estos espacios, que a veces no son tan visibles como un ataque de infantería. En defensa será vital el papel de la IA. Esos ataques estarán enmascarados en otras acciones, y al ciudadano de a pie le puede resultar complicado identificar la 'bandera' o el origen del atacante a la soberanía. El Ministerio de Defensa trabaja para poder asegurar la independencia y la soberanía. La IA está estrechamente ligada a todo esto, y los usos que le vayamos a dar, desde un satélite de menos de un kilo a vigilar nuestro territorio o tomar datos de interés, tiene que estar controlado desde dentro de la administración.
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