Boina de contaminación sobre Granada y la Vega, en una imagen de archivo. Pepe Marín

Granada solo respiró aire limpio durante dos meses y medio en 2022

Las zonas más cercanas a la Circunvalación se enfrentaron a concentraciones excesivas de agentes contaminantes en la atmósfera tres veces más a menudo que otras más céntricas

Juanjo Cerero

Granada

Miércoles, 25 de enero 2023, 00:42

A lo largo del año pasado, respirar aire de mala calidad fue la tónica habitual en la capital granadina. Tanto es así que la atmósfera solo estuvo limpia de niveles altos de agentes contaminantes durante 77 días, prácticamente dos meses y medio, según los datos ... diarios que ofrece la Red de Vigilancia y Control de Calidad del Aire de Andalucía. El resto del tiempo, en las dos estaciones de medición que se sitúan en la ciudad se registraron concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) o partículas en suspensión (PM10) por encima de los máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El panorama resultó de especial gravedad en las zonas más afectadas por la presencia de la Circunvalación, mientras en lugares más céntricos los datos fueron un poco mejores.

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La situación más preocupante en 2022 vino de la mano de los datos de dióxido de nitrógeno; en concreto, los recogidos en la estación Granada Norte, situada en la Avenida Luis Miranda Dávalos, con la Circunvalación a la espalda. Este contaminante está directamente relacionado con la quema de combustibles, tal y como se afirma en un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y que ha servido para informar al Ayuntamiento de la calidad del aire en el núcleo urbano y el Área Metropolitana. En el texto se señala además que «contribuyen en la formación de la lluvia ácida, disminuyen la visibilidad del aire y contribuyen a la generación de ozono».

Tres de cada cuatro días

Así las cosas, la OMS recomienda desde 2021 una concentración máxima diaria no superior a los 25 microgramos por metro cúbico (µg/m3). En la estación Granada Norte, esta cota se rebasó en 264 de los 365 días de 2022, es decir, casi en tres de cada cuatro ocasiones (72,3%). La cifra es significativamente superior a la registrada en la otra estación de la ciudad, la que se sitúa en el entorno del Palacio de Congresos. Allí, este nivel de contaminación se superó en 95 ocasiones. Es decir, que en el punto con mayor afluencia de tráfico rodado la presencia de NO2 triplicó la de otras zonas.

Uno de los autores del estudio elaborado para el Ayuntamiento es Lucas Alados, catedrático del Departamento de Física Aplicada de la UGR y director del Instituto Universitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía. En conversación con este periódico, el investigador afirma que las enormes diferencias entre ambas estaciones se deben a la localización de las mismas. «Mientras la de la zona Norte se encuentra en mitad del tráfico, en plena calle, y se ve expuesta a más contaminación, mientras que la del Palacio de Congresos está más resguardada e incluso tiene vegetación cerca».

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Otro gran grupo de agentes contaminantes que se analiza en la red de medidores de la Junta de Andalucía es el de las partículas en suspensión, en concreto aquellas que tienen menos de diez micras de diámetro (PM10) y las de menos de 2,5 micras (PM2,5), las consideradas más peligrosas para la salud humana por la afección que pueden tener sobre los sistemas circulatorio y respiratorio. Estas pueden ser de origen natural, provocadas, por ejemplo, por masas de aire desértico, volcanes o incendios, o antropogénico, es decir, causadas por la acción humana, ya sea a través de la industria, el tráfico o las calefacciones, por ejemplo. De hecho, el pico de concentración más alto de 2020 se produjo el 16 de marzo, en mitad de un fuerte episodio de calima, cuando los datos llegaron a multiplicar por 16 los valores máximos recomendados.

Datos dispares

En este sentido, las cifras entre las dos estaciones de medición de la capital granadina son bastante más parejas que en el caso del dióxido de nitrógeno. En la de Granada Norte, que ofreció también los peores datos en este sentido, el nivel máximo de PM10 recomendado por la OMS para un período de 24 horas, situado en 45 µg/m3, se superó en 66 ocasiones, es decir, durante algo más de dos meses. En el Palacio de Congresos, la cifra se quedó en 66.

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Sin embargo, la cifra más alta en este sentido se registró en la estación de la base aérea de Armilla, donde esta situación se reprodujo hasta 116 veces, un hecho en el que también influye la orografía de la Vega de Granada. En esta estación, explica Lucas Alados, confluyen dos factores que ayudan a explicar esta tendencia. Una tiene que ver con la rápida urbanización y expansión de Armilla, con zonas de alto tráfico como el entorno del centro comercial Nevada, a lo que hay que sumarle que en la zona también se producen quemas agrícolas en determinadas épocas del año, que aumentan la concentración de partículas en suspensión.

En lo que respecta a las PM2,5, de las que el investigador de la UGR señala que «están más directamente relacionadas con la acción humana, ya sea por la quema de combustibles fósiles o las emisiones asociadas a calderas y calefacciones centrales, sobre todo de gasóleo», también han sido comunes los episodios de superación de las concentraciones máximas recomendadas por la OMS, que en este caso, por su peligrosidad, se reducen desde los 45 µg/m3 de las PM10 hasta solo 15. En concreto, en la estación Granada Norte estos niveles se superaron en 81 ocasiones a lo largo de 2022, mientras que en el Palacio de Congresos esta situación se produjo algo menos a menudo, 67 veces.

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La presencia de niveles elevados de otro tipo de elemento contaminante que se mide en ambos puntos, el dióxido de azufre, que «se produce generalmente por la quema de combustibles que contienen azufre y durante la producción de energía en las plantas termoeléctricas», según explican los investigadores de la UGR, es apenas testimonial. El nivel máximo recomendado de concentración, que la OMS sitúa en 40 µg/m3 de promedio diario, solo se superó en cinco jornadas a lo largo de 2022, y en todas las ocasiones ocurrió en el entorno de la estación Granada Norte.

Los peores datos de Andalucía

Las cifras de calidad del aire que ofrece la capital granadina no solo resultan preocupantes por sí mismas, sino también si se establece una comparación con los datos de otros puntos de la comunidad autónoma, según un estudio realizado por el grupo de investigadores en geoquímica de aerosoles y contaminación atmosférica de la Universidad de Huelva a través de los datos de diecisiete estaciones repartidas por Andalucía.

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En concreto, son cinco de ellas las que están consideradas como puntos calientes ('hotspots') en términos de tráfico, entre las que se encuentra la de Granada Norte, además de otras en Sevilla, Almería, Jaén o Málaga. De los seis elementos contaminantes que se midieron en todos estos puntos (dióxido de azufre, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono y partículas en suspensión), la capital granadina ofreció los peores datos en términos de promedio anual en absolutamente todos los casos.

Incluso ampliando la comparativa a las diecisiete estaciones que forman parte del estudio y no solo a las especialmente afectadas por el tráfico, el resultado es idéntico.

La orografía, causa de los malos datos

El catedrático de la Universidad de Granada Lucas Alados afirma que estos malos datos generalizados en relación con el resto de Andalucía se deben sobre todo a la «configuración orográfica» de la ciudad y su Vega, «que hace que tengamos poco viento y unas condiciones que favorecen que se produzca una inversión térmica en la columna atmosférica». Esta inversión térmica es un proceso por el cual «el aire caliente se queda por encima del frío de la superficie y eso actúa como un mecanismo que atrapa las partículas en la zona donde nosotros respiramos», y es mucho más habitual en Granada que en otros lugares de la comunidad autónoma.

«Alrededor de noviembre», agrega, «salvo que haya lluvia, las inversiones térmicas son brutales porque no da tiempo a que la atmósfera se ventile lo suficiente; desde fuera se puede ver cómo el cielo de la ciudad está cada vez más sucia porque la contaminación se queda atrapada». Una percepción que confirman los datos: en noviembre de 2022, solo hubo dos días de los treinta en los que no se superaran los niveles máximos recomendados por la OMS de dióxido de nitrógeno o partículas en suspensión.

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