50 años de I+D+i en Puleva
Un modelo de colaboración Universidad-Empresa
Gregorio Jiménez
Lunes, 1 de julio 2024, 00:14
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Gregorio Jiménez
Lunes, 1 de julio 2024, 00:14
A principio de la década de los años 70, el consejo de administración de Uniasa, así se llamaba entonces la empresa, decidió nombrar director general a un joven ingeniero granadino, Rafael Pérez-Pire García. Un joven con muchos sueños que impulsó, primero, la creación de ... un departamento de investigación y desarrollo y posteriormente, inició la diversificación hacia el área de nutrición especializada. Se celebra este año el 50 aniversario de la fundación del I+D+i de Puleva, un hito que marcaría el desarrollo y transformación de una pequeña empresa láctea. 50 años de viaje; en mi caso, el viaje duró 38 años, donde tuve el privilegio de dirigir la empresa 20 años.
Un viaje apasionante intelectualmente, pero también duro, porque la ruta era desconocida, trabajábamos buscando ideas de productos sin más, sin saber donde íbamos. Nos dieron una mochila que tenía tres herramientas: investigación, desarrollo e innovación. Nosotros pusimos trabajo, ilusión y pasión. El viaje empezó con una tesis doctoral, la de Ángel Gil, sobre nucleótidos, en un momento crítico en la historia de Puleva, cuando había comprado una participación significativa de una empresa de alimentación infantil, EDDA.
De esta tesis surgieron dos caminos: la colaboración con la UGR y la búsqueda de elementos diferenciales en las leches infantiles. Con la colaboración con la Universidad de Granada se inició un viaje que dura décadas y que nos enseñó el camino para trabajar con otras universidades de España, de Europa y de América. Aprendimos que es crítica la colaboración Universidad-Empresa si se quiere buscar nuevos conocimientos con los que crear modelos diferenciales para competir.
Y en el viaje iniciado, en búsqueda de nuevas oportunidades, la incorporación del área de Nutrición Especializada, tanto infantil como clínica, fue crítica no solo porque era un área de competencia internacional, sino porque nos condujo a otro camino de singular importancia: la investigación clínica, la investigación aplicada, tan importante en el área de Nutrición. Los hospitales se incorporaron al binomio Universidad-Empresa para conformar lo que denominábamos el triángulo de la Salud: Universidad-Empresa-Hospital.
Poco a poco, empezamos a ser reconocidos por nuestra capacidad de investigación. El conocimiento generado en el proceso de investigación impulsó el desarrollo de productos, productos infantiles, dietas para la alimentación clínica. Con estos desarrollos empezamos a diferenciarnos, en algunos casos, con productos muy sofisticados. La I mayúscula y la D se convirtieron en un motor de transformación singular, en el mercado.
Sin embargo, a pesar del conocimiento generado, los resultados económicos del área de Nutrición Especializada eran bastante negativos. En este escenario, negativo en lo económico, surgió la gran pregunta: ¿El conocimiento generado por la investigación, que alimenta el desarrollo de nuevos productos es el camino para crear nuevos modelos competitivo diferenciales? En aquel momento, de acuerdo a nuestra experiencia, la respuesta era NO.
Con la angustia de los resultados negativos, seguimos el viaje en la búsqueda de nuevos horizontes, que de nuevo nos llevaron por caminos desconocidos, ¿qué no sabemos hacer con el conocimiento?, nos preguntábamos. En nuestra exploración, nos encontramos una señal informativa que indicaba la dirección hacia la innovación, la tercera herramienta que llevábamos y no sabíamos qué hacer con ella.
Dicen los libros, que cuando se quiere innovar hay que olvidarse de la experiencia, de la lógica, de las tendencias, porque el proceso no es lineal. Orientar la resolución de los problemas desde una perspectiva diferente a la visión tradicional, es el camino. La generación de 'discontinuidades' es el camino que recomiendan los expertos. Un nuevo camino desconocido. Trabajamos con ahínco cómo generar la discontinuidad en Puleva. Un camino duro, complejo, largo, que finalmente nos llevó a buen puerto.
En el área de Nutrición, la discontinuidad vino de aplicar el concepto de cadena de valor invertida, utilizando un proceso de innovación de enfoque. Pasamos de una visión de producto a otra de consumidor. Tuvimos que identificar valores sociales, que pudieran conectar con los de Puleva. Hubo que cambiar la marca de nutrición especializada Edda por Puleva y también la marca denominativa de empresa Uniasa a Puleva. La confianza fue el valor que nos cambió el camino. De perder dinero pasamos a obtener importantes crecimientos tanto en valor como en rentabilidad.
El modelo de innovación nos enseñó que la investigación es crítica para generar nuevo conocimiento, conocimiento que impulsará el desarrollo de nuevos y diferenciales productos, pero para que sea eficaz, a nivel empresarial, debemos transformar ese conocimiento en valor social, en valor de mercado, en valor económico, mediante el proceso de innovación. Hay infinitos caminos para innovar, el problema es descubrir cuál es nuestro modelo. Y nosotros lo encontramos.
Sin embargo, cuando estábamos inmersos en la alegría de haber encontrado el camino para generar un modelo competitivo diferencial en el área de Nutrición, Puleva, su división láctea, entró en una grave crisis, generada por una deuda, inasumible, muy importante, consecuencia de un crecimiento inorgánico desordenado y sin valor. De nuevo apareció la angustia de resolver una situación tan crítica. Se tuvo la sensación de que Puleva podía desaparecer. Pero no fue así. La división láctea trabajaba con modelos tradicionales, tanto a nivel de productos como de tecnologías. La pregunta era, de nuevo, si podríamos utilizar el modelo del triángulo de la salud para obtener un modelo competitivo intensivo en conocimiento, como se hizo en la división de Nutrición. La respuesta fue sí.
Para poder aplicar de nuevo el modelo, se necesitaba resolver la crisis financiera, la gran deuda. La decisión fue vender la división de Nutrición, que se había convertido en la joya de la corona, a la multinacional Abbott por 115 millones de dólares. Resuelto el problema de deuda, quedaba el del modelo competitivo. Al vender a Abbott la división de Nutrición especializada, se vendió también el departamento de I+D. Sin capacidad de investigación no podríamos construir un nuevo modelo lácteo. Así que la decisión fue reconstruir el equipo de I+Dy para ello recuperamos a personas que habían trabajado anteriormente en el equipo de I+D. Emprendimos de nuevo el camino, incorporando nuevas personas y dotando de medios técnicos e instalaciones para poder trabajar adecuadamente.
Se reinició la investigación con inversiones importantes en convenios de colaboración, como siempre la UGR era el primer destino de nuestra andadura.
¿Cómo cambiar el modelo competitivo tradicional de la división Láctea? Con la experiencia recogida en la división de nutrición, aplicamos, otra vez, el modelo de la cadena de valor invertida, pasando del enfoque producto al de consumidor, identificando de nuevo un valor social orientativo para el desarrollo de productos. El valor identificado fue la SALUD, y la ecuación estratégica pasó de envasar producto básico a un enfoque de preparar alimentos, con base de leche, para las personas en distintas etapas de la vida, que generalmente tienen necesidades nutricionales diferentes.
Con el nuevo modelo pudimos aplicar el conocimiento generado por la investigación al desarrollo de productos, que con el nuevo enfoque nos permitió trabajar en un modelo segmentado. A+D, Calcio, Omega, recuperación de Nutrición infantil con Peques, Max, etc.
La salida de la crisis año 1996 nos permitió, de nuevo, un extraordinario desarrollo tanto en valor como en rentabilidad. 16 años después de la crisis, año 2010, de nuevo, el desarrollo obtenido llamó la atención de las grandes empresas lácteas internacionales, y tras una dura competición, Lactalis finalmente compró la división láctea en 630 millones.
Posteriormente, en el año 2021, la multinacional Kerry Group compró Biosearch, sociedad que se creó para independizar el departamento de I+D, en el año 2001. Pagó 127 millones de euros.
De esta manera, en nuestra rica vega –donde se sembraba maíz, tabaco, habas...–, Puleva sembró conocimiento con mucho talento. Años después, tres grandes multinacionales están implantadas en ella. Vinieron a comprar partes de un modelo intensivo en conocimiento y talento.
¿Quién puede dudar que las empresas, trabajando con la Universidad, pueden generar una riqueza extraordinaria, desarrollando modelos competitivos intensivos en conocimiento?
En los últimos 16 años (1994-2010) entre las ventas de las áreas y los resultados se generaron en torno a 1.700 millones de euros.
El viaje, a un mundo desconocido, nos condujo a descubrir, finalmente, nuestro Océano Azul. Un modelo diferente. Granada, con su Universidad, es un territorio privilegiado, por su capacidad de generar conocimiento y talento. Deberíamos aprovecharlo. Se necesita trabajar más juntos.
Esta rica historia no hubiese sido posible sin la colaboración de tantas personas que trabajaron con ilusión y pasión por darle vida a Puleva.
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