![Diez mil casas cueva del norte de Granada podrán 'regularizar' su situación](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202203/07/media/cortadas/granada-cuevas-tres-k6qF-U1601218877676bd-1248x770@Ideal.jpg)
![Diez mil casas cueva del norte de Granada podrán 'regularizar' su situación](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202203/07/media/cortadas/granada-cuevas-tres-k6qF-U1601218877676bd-1248x770@Ideal.jpg)
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Numerosos habitantes del norte de la provincia de Granada han ocupado las cuevas desde hace siglos, esas viviendas excavadas en la arcilla de los cerros que rodean comarcas como la de Baza o Guadix. Aunque sirvieron como refugio de las tribus trogloditas en la época ... prehistórica, fue hacia la mitad del siglo XV cuando empezaron a ser utilizadas como casas por los moriscos de Al- Ándalus que intentaban refugiarse en la zona.
Conocidas por ser el paraíso natural de las viviendas de esta parte de la provincia, hasta ahora no contaban con ninguna regulación legal, algo a lo que se ha puesto fin con la denominada LISTA , la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía, que ha convertido a la comunidad en una de las primeras en otorgar regulación y reconocimiento a estas viviendas para garantizar su seguridad y habitabilidad con el objetivo de potenciar su uso turístico, pero sobre todo, para mejorar las condiciones de la población que lleva generación tras generación viviendo en ellas.
De este modo, su reconocimiento y la catalogación de los llamados 'barrios trogloditas' pretende paliar el vacío legal existente en torno a ellas y una ausencia de regulación que les lleva afectando décadas.
Los alcaldes de diversos municipios afectados, como Purullena, Marchal, Benalúa o Guadix expresaron a IDEAL que «era necesario contar con esta nueva regulación» y que «supone un avance y un alivio tanto para ellos, como para los propietarios».
Uno de los principales problemas a los que los dueños de las cuevas tenían que hacer frente era la imposibilidad de realizar numerosas rehabilitaciones en sus propiedades ya que estas no eran consideradas 'viviendas'. «Necesitábamos un instrumento que sustentase lo que son las cuevas y más teniendo en cuenta la importancia y la presencia que estas tienen en nuestro territorio», indica el primer edil de Marchal, Juan Manuel Segura. «No teníamos ninguna herramienta que nos dijese cómo debíamos actuar tanto técnica, como jurídicamente», expresa.
De este modo, ponen también fin a los problemas referentes a la escrituración de las cuevas, ya que, al estar excavadas en montañas de arcilla, es complejo establecer los límites de las propiedades de cada individuo, lo que suponía nuevamente una dificultad para los registradores a la hora de determinar qué era propiedad privada o pública. «El objetivo es que estas viviendas tengan los mismos privilegios que cualquier otro tipo de edificaciones y que hasta ahora no estaban regulados». Otro de los principales puntos de la nueva legislación es la delimitación a la hora de excavar los cerros que componen las cuevas para que se mantenga el hábitat troglodita y las condiciones culturales, turísticas y de interés patrimonial de estas zonas, así como que los propietarios cuiden el cerro en el que se encuentra su vivienda para que este no se venga abajo.
Sin embargo, a pesar de todos los aspectos positivos que los propios alcaldes reconocen, algunos de ellos se reunirán con el objetivo de proponer diversas mejoras en el periodo de alegaciones ya que, aunque creen que se ha conseguido un avance con esta nueva regulación, afirman que es insuficiente en algunos aspectos y que se debe de tratar en mayor profundidad para que las casas-cueva estén, realmente, en igualdad de condiciones que el resto de viviendas. Entre las posibles alegaciones que van a presentar destaca la construcción de nuevas cuevas en algunos puntos de los municipios. «Hay zonas que ya están ocupadas, pero otras donde sí sería posible realizar otras siempre que sea una zona de acceso a servicios básicos», precisaron algunos alcaldes.
Cuando hace nueve años, Manuel intentó contratar un seguro para su cueva, no le fue nada fácil encontrar a una compañía que quisiera hacerse cargo de ello. La dificultad para asegurar una cueva también es mayor que la de cualquier otra vivienda, lo que constituye otro de los problemas a los que tienen que hacer frente sus propietarios. Actualmente, muy pocas compañías los realizan, sobre todo desde el aumento de los derrumbes hace aproximadamente una década.
Para que pueda hacerse una línea de seguros a una casa-cueva que cubra una cobertura estandarizada se deben aportar una serie de muestras que permitan a la compañía evaluar el riesgo. Al no haber una muestra a nivel nacional porque estas viviendas se encuentran en una parte muy reducida del territorio, esto hace que no sea posible realizar un estudio de riesgo.
Por este motivo, son aseguradas a primer riesgo, una pequeña cantidad respecto a lo que pueda valer la edificación, pero en ningún caso cubre lo que es el propio derrumbe de la cueva.
«Esto se debe a que cada cueva tiene una singularidad que no es extrapolable a otro tipo de construcciones ya que, incluso en estas mismas, existen diversas singularidades en el terreno como podría ser la humedad o una mezcla entre arena y arcilla que hace que para asegurarlas tuviesen que recurrir a un estudio propio de cada caso. Esto genera una dificultad para desarrollar un estándar de seguro para las cuevas y por eso surgen tantos problemas para conseguir asegurarlas», explicó a este periódico Fandila García, experto en seguros de en la comarca de Guadix.
A esto se le une la dificultad de acceso a las telecomunicaciones en numerosos barrios ocupados por estas viviendas ya que las compañías eléctricas no los consideran núcleos lo «suficientemente amplios» como para que la fibra óptica pueda instalarse en ellos, algo que sufren los habitantes de algunos puntos donde se ubican las casas-cueva.
«Tenemos hijos que están en la universidad y que muchas veces dependen de la conexión a internet que no llega bien o se corta de forma constante», explica a este periódico una de las vecinas del barrio de las Cuevas de Guadix. «Durante buena parte de la pandemia, muchos hemos tenido que teletrabajar con enormes dificultades», resume.
Cerca del 50% de los habitantes del Marchal viven en cuevas, mientras que en Benalúa o en Purullena esta cifra está por encima de la mitad de su población. Lo mismo sucede en el municipio accitano, que cuenta con más de 3.000 cuevas censadas. Por ello, aunque uno de los principales objetivos es impulsar el turismo troglodita en la zona, los alcaldes coinciden en el alivio y mejora que esta regulación supone para sus ciudadanos.
«Convivíamos con un gran problema legal al que afectaba, además, la dificultad de algunos servicios como las telecomunicaciones, por lo que consideramos que se va a dar un paso importantísimo», aseguró el alcalde de Purullena, José Luis Martínez. Asimismo, destacó que también pretenden proteger un patrimonio cultural y que esto va a suponer un «respiro legal con el que no contaban».
Otros de los beneficios a los que van a poder acceder los propietarios son las ayudas de la Junta de Andalucía para rehabilitación de viviendas que, anteriormente, no podían solicitar porque se consideraban infraviviendas, lo que afectaba también a determinados proyectos que querían ejecutar por no cumplir el código técnico necesario para ello. «Esto nos va a hacer ganar en términos de salubridad y nos va a permitir seguir trabajando en el desarrollo de estos barrios», aseguró el primer edil accitano, Jesús Lorente.
Por su parte, el urbanista y director de GR Arquitectos, Juan Carlos García de los Reyes, indica a este periódico que a pesar de estar concluido el Plan Especial de Protección del Casco Antiguo de Guadix, aún no se han iniciado los mismos trabajos para la otra mitad del Conjunto Histórico, la correspondiente a la barriada de Las Cuevas.
De ahí la importancia de este reglamento, ya que muchos de sus preceptos serán de aplicación directa, y podrán ayudar a que este singular barrio al menos no siga degradándose.
«Al igual que para Guadix, creo que contribuirá a la protección de todos los asentamientos trogloditas del norte de la provincia», añade el especialista.
Ana y su marido llevan diez años viviendo en una cueva en Guadix. «Esto es una maravilla natural», expresan acerca de su casa, que mantiene una temperatura constante todo el año, una ventaja para sus ocupantes. El municipio accitano tiene en torno a 3.000 cuevas censadas y estas componen uno de sus principales alojamientos turísticos. Una chimenea, techos elevados y arcos en las entradas principales conforman la arquitectura de su interior. «Era necesario que se regulara nuestra situación porque esto es una casa como otra cualquiera. De este modo, vamos a tener mayor acceso a ayudas o posibilidad de rehabilitación. Además, también era importante establecer un límite respecto a la propiedad de cada uno por las reformas que se puedan hacer», indican estos vecinos.
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