Guerra de bolas de nieve y paseo en trineo a una semana de junio
Imagen histórica ·
Sierra Nevada ofrece una estampa que solo ha estado al alcance de las mejores temporadas, como la de 2011, donde hubo entrenamientos pasado el mes de mayo
Las cabañas de madera están arropadas por un palmo de nieve. Cada pocos minutos, la capa blanca cae al suelo como una manta de plomo. Un perro ladra con empeño, y así consigue distinguirse, porque la niebla tapa todo lo que queda a más de ... tres metros. Los copos bailan al viento, que es suave pero se hace molesto, por frío, al poco rato. Cualquiera diría que es invierno profundo en la Hoya de la Mora, pero el calendario del móvil, en contra de cualquier percepción, responde que estamos a finales de mayo. De pronto aparece el camión de los helados.
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Desde hace un par de días, en Granada se escucha el runrún de que la Sierra está ahora más nevada que en el propio invierno. No es así. Los primeros cálculos hablan de un acumulado de 60 litros por metro cuadrado caídos en cuestión de una semana. Y esto es, aproximadamente, tanto como cayó durante un par de días en la gran nevada de diciembre. Además, los copos han ido a parar a unas piedras que en abril ya empezaron a guardar el calor de un verano que llegó sin llamar, por lo que el espesor –esos centímetros de nieve tan importantes durante la temporada– no será tampoco histórico para estas fechas.
Pero ni los turistas ni los locales han mirado la letra pequeña: la Sierra está vestida de novia y quieren inmortalizarlo. Gregory y Kate han llegado desde Polonia. Pasaron unos días en Sevilla –Alcázar, Catedral y derbi futbolístico de propina–, luego disfrutaron del sol en Fuengirola y ahora pisan la nieve en Granada como quien chapotea en un charco en la luna. «Estuvimos en la playa, al sol... Y de pronto, esto», bromea Kate en inglés. Gregory explica que el plan consistía en subir al Mulhacén, como primera opción, e intentarlo con el Veleta si no era posible. Pero, visto el día y la previsión meteorológica, regresarán tras un paseo por la Hoya. «Mañana vamos a la Alhambra», cuentan. Anticipan que será, también, bajo la lluvia.
Matías es un habitual en la montaña. Ha subido a desayunar junto a su ahijado. «No nos esperábamos esto. Venimos a pasear, a tirarnos con el trineo, y luego bajaremos a comer». Sorprendido está su sobrino Joaquín, un joven argentino que vive a la sombra del Aconcagua y ha venido a Granada a pasar las vacaciones. Ambos se declaran una guerra de nieve que acaba en tablas.
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Rafa –con los tobillos al aire– y Nuria –que baja del coche y al momento ya está cubierta con una manta– son granadinos y querían disfrutar de la curiosa estampa. Paula y Rubén vienen algo mejor equipados. «Estábamos ayer desayunando y dijimos: ¿Por qué no nos subimos a la Sierra, que está muy nevada?» Dicho y hecho: ascienden veinte metros por la montaña y se dejan caer sobre dos palas que, más que deslizarse, arrastran la nieve recién caída.
Al otro lado, por la carretera, asoma la sombra de un hombre corriendo, pega un resbalón, se repone, y sigue como si nada camino abajo. Hasta tres disfrutan del tiempo de montaña, uno de ellos acompañado de su perro. De un todoterreno se bajan otros cuatro turistas. Y al rato, las cadenas de un tractor empiezan a arañar el asfalto: la pala va a despejar el camino.
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Al fondo, una pareja inicia el ascenso con los esquíes a la espalda. Es buen momento para el esquí de fondo, pero los expertos piden precaución. Cualquier despiste entre la niebla puede ser fatal.
De vuelta a Pradollano, el blanco empieza a desaparecer del paisaje. Los operarios trabajan en la intervención más relevante de los últimos veranos: la sustitución del telecabina Al-Andalus después de 33 años de servicio gracias a una inversión de 17 millones. Por lo demás: silencio absoluto en la urbanización.
Ocurrió en 2011
Quienes conocen bien la Sierra recuerdan más de un final de mayo –y principio de junio– con buenas condiciones de nieve en las cotas más altas. Ocurrió en 2011. El día 27 de mayo, la esquiadora granadina Carolina Ruiz inició la pretemporada en casa. Fue una campaña de intensas nevadas y la Sierra llegó en forma a las lindes entre la primavera y el verano. Hasta el punto de ganarle la partida a otras estaciones europeas y ser centro de entrenamiento de las selecciones española, suiza, francesa y finlandesa.
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En este 'temporal' de primavera, el fino manto –la sábana– ha llegado a los 2.200 metros de altitud. De Borreguiles hacia arriba, el espesor sí es suficiente para esquiar, como demuestran algunos vídeos que circulan por redes estos días.
Hace un mes, el 28 de abril, Granada registró un récord de temperatura: 37,8 grados en Cartuja. Hoy, el camión de los helados no tiene a quién repartir. Pero regala una imagen que, tras varias semanas de playa y manga corta, se antoja distópica. Tanto como las semanas de playa y manga corta.
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El Sereim pide precaución para el fin de semana
Los portales meteorológicos pronostican viento, lluvia, tormentas y nieve para el fin de semana. El Sereim pide precaución y que quienes se acerquen a al Sierra no sobreestimen sus posibilidades. Es fácil extraviarse: cualquier nube, como sucedía el pasado martes, lo cubre todo y se pierde toda referencia. Además, no todo el mundo dispone del material adecuado para adentrarse en la alta montaña. Cualquier despiste puede ocasionar una situación de riesgo, en condiciones adversas de frío, lluvia o nieve, y nula visibilidad.
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