El ambiente de estos últimos días de septiembre en Granada, en el que el sol y las nubes juegan al ratón y al gato, permite observar fenómenos como el halo solar. El profesor de Geografía de la UGR Emilio Martínez Ibarra ha captado la imagen este martes y la ha compartido a través de su cuenta de 'X' (@emilioMART38327): «Halo solar en cirrostrastus (Cs) en Granada capital».
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La aparición de este «ornamento celeste» se puede observar con relativa frecuencia en estas latitudes a lo largo de cualquier estación del año, aunque es más común observarlo en latitudes más alta, como explica la web especializada EcologíaVerde. Señala que, a la hora de observarlo, es importante protegerse e intentar tapar el sol con el contorno de un árbol, edificio o farola, además de llevar gafas de sol.
El halo solar es un fenómeno óptico atmosférico que aparece en el cielo en forma de aro, círculo o anillo coloreado y luminoso con el Sol situado en el centro del mismo. El interior del halo es rojo tenue, cambia a naranja y amarillo hacia el exterior y concluye con el borde externo en un color blanquiazul, aunque, algunas veces, culmina en color violeta. Además, se puede observar que la porción de cielo interior al anillo es algo más oscura que el resto.
El diámetro del halo solar es de 22 grados de radio y siempre mantendrá ese tamaño cualquiera que sea su posición en el cielo. Las nubes de tipo cirrostratus, como en este caso en la imagen de Granada, son las que dan lugar a la mayoría de fenómenos de halo y los más llamativos. Explica la ambientóloga e ingeniera ambiental Silvia Núñez que esto se debe a que este tipo de nubes están formadas por minúsculos cristales de hielo en suspensión en un espacio en el que las temperaturas circundantes suelen ser de menos de -40 ºC.
Dependiendo de cómo estén distribuidos en la nube los citados cristales de hielo, se podrá ver el halo con mayor o menor nitidez. Cuando los rayos del sol inciden sobre los pequeños cristales de hielo, «estos se refractan, es decir, su trayectoria se desvía como en un prisma de cristal y se separan en los colores del espectro, haciendo que percibamos un halo coloreado en el cielo», apunta la experta en EcologíaVerde.
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