Edición

Borrar
De izquierda a derecha, Luis Emiro, Antonio, Maryde y Harry en la basílica de la Virgen de las Angustias. JORGE PASTOR
Los hermanos que nunca fallan

Solidaridad en Granada

Los hermanos que nunca fallan

La obra social de la Hermandad de la Virgen de las Angustias da de comer todos los meses a 350 familias en apuros de Granada, paga alquileres para evitar deshaucios e incluso ayuda a crear empresas

Jorge Pastor

Granada

Sábado, 3 de febrero 2024, 00:44

Harry, Maryde y Luis Emiro tienen tres cosas en común. Los tres son venezolanos, los tres tuvieron que marcharse de su país por razones políticas y los tres encontraron en Granada, nada más llegar, una sonrisa amable, un abrazo afectuoso y apoyo para salir adelante. La comprensión, el abrazo y el apoyo que le prestó la obra social de la Cofradía de la Virgen de las Angustias, que todos los meses da de comer a cerca de 350 hogares en apuros –que se dice pronto–. Alimentos para quienes realmente lo precisan y también ayudas económicas para evitar un desahucio, montar un negocio o comprar material escolar para los chiquillos. «Nos da igual que sean devotos de la Virgen o no lo sean, creyentes o no creyentes, ateos o agnósticos... a nosotros solo nos mueve el interés por estar junto a quienes lo están pasando canutas», dice el hermano mayor de la Cofradía de la Virgen de las Angustias, Antonio González.

Harry y Maryde llegaron a Granada en 2018, huyendo de la represión de Maduro. «Estábamos amenazados;nos vimos obligados a salir», asegura el matrimonio. Aterrizaron con dos maletas, tres hijas y ganas de labrarse un futuro en una ciudad que, al igual que su Mérida natal –situada en la cordillera de los Andes–, tenía una montaña como Sierra Nevada y mucho turismo. Atrás dejaban una próspera carrera profesional. Harry como empresario y Maryde como asesora legal de grandes compañías.

Antonio González, en las oficinas de la obra social de la Hermandad de la Virgen de las Angustias. PEPE MARÍN

Del todo... a la nada. «Somos católicos, venimos a rezar a la Virgen de las Angustias, el padre Francisco conoció nuestra situación desesperada y nos puso en contacto con don Antonio (González)», recuerda Maryde. «En esos momentos no solo necesitas quien te eche una mano, sino una sonrisa familiar y sentirnos que no estábamos solos». Fue el principio de su nueva vida en Granada. La Hermandad de las Virgen de las Angustias no solo les llenaba la despensa cada quince días, sino que se implicó en la puesta en marcha de su nuevo proyecto mercantil. «Teníamos más de veinte años de experiencia en el mercado turístico y empezamos a analizar de qué forma nos podíamos abrir un hueco aquí», dice Harry.

  • 1500 Se estima que la ayuda que brinda todos los meses la obra social de la Virgen de las Angustias a 350 familias de Granada favorece, en última instancia, a unas 1500 personas.

Mientras que Viviana y Ariadna terminaban sus licenciaturas en la Universidad de Granada y la pequeña Giuliana se escolarizaba, los papás montaban una empresa de turismo activo, con la mala suerte de que llegó la pandemia –la registraron tres días antes de que se decretara el estado de alarma– y el mundo se cerró.Unos meses de incertidumbre que, afortunadamente, ya son un mal recuerdo. Ahora Dim Trap, que organiza experiencias de turismo activo orientadas fundamentalmente a los visitantes extranjeros –excursiones, barranquismo...–, ya logra suficientes recursos para cubrir gastos. «Aún no tenemos grandes beneficios, pero tampoco estamos en pérdidas», asegura Harry. «Nuestros clientes se lo pasan en grande disfrutando de los entornos naturales de Granada y de ese pícnic final en el que hacemos un homenaje a la tapa de Granada», afirmaMaryde con orgullo.

En el exterio de la Basílica. PEPE MARÍN

Luis Emiro, de 50 años, también tuvo que abandonar Venezuela en 2020 tras «recibir unas sutiles amenazas». Arribó con su esposa Leidy y su hijo Luis Andrés. Al poco vino al mundo el pequeño Sebastián Andrés. «Este ya es español», dice Luis Emiro. Al igual que Harry yMaryde, llegaron a Granada sin nada. «Tan solo con los mil dólares que logré por vender mi coche», apostilla el bueno de Luis Emiro, que era contador público en Venezuela –contabilidad, auditorías de cuentas...– y que llegó a tener veinte empleados.

Mano tendida

Y en este camino de incertidumbre, Luis Emiro, Leidy y Luis Andrés se encontraron con la mano tendida de la Cofradía de la Virgen de las Angustias. La hermandad les garantizó el sustento hasta que volaran en solitario... y ya vuelan. Luis Emiro ha montado una consultora que ayuda a los empresarios de América a abrirse un hueco en Europa y los de Europa que quieren abrirse un hueco en América. Los conocimientos ya los tenía. «Llegamos con 1000 dólares en el bolsillo y la computadora, que era nuestro principal activo», bromea. «Con internet y un portátil todo se puede hacer desde Granada». Ha recuperado viejos contactos, mantiene un pequeño despacho en Venezuela y se está abriendo camino.

Luis Emiro fue beneficiario de la ayuda cuando llegó de Venezuela y ahora mismo colabora como voluntario. PEPE MARÍN

De forma paralela, Luis Emiro está plenamente implicado como voluntario en la obra social de la Virgen de las Angustias. Se dedica a transportar, clasificar y repartir los productos perecederos y no perecederos que necesitan los usuarios. «Cuando veo sus caras, me estoy viendo a mí mismo», confiesa con la voz quebrada. «¿Volverás algún día a Venezuela?», le pregunta el periodista. «Quién sabe», le responde.

Harry y Maryde. PEPE MARÍN

El Centro Plural de Caridad de la Hermandad de la Virgen de las Angustias, que tiene su sede en unos locales situados enfrente de la basílica, se fundó en 2015. Desde entonces, no ha parado de crecer. Se abastece gracias al Banco de Alimentos y al Fondo Español de Garantía Alimentaria (Fega). Fruta, verdura, pasta, leche, conservas, galletas... En el almacén, mercancía para 350 hogares de Granada. Parados y rentas muy bajas. Una situación acreditada por informes de Cáritas y también por informes que realiza la propia Hermandad de la Virgen de las Angustias. «Tenemos auditorias periódicas por parte del Fega», dice Antonio González. «En Navidad preparamos 350 cestas para nuestros beneficiarios», agrega.

La labor más efectiva es muchas veces la labor más callada. La que hacen, por ejemplo, unos voluntarios con peto azul que 'tan solo' quieren ayudar. Los de la Virgen de las Angustias.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Los hermanos que nunca fallan