![María José Rienda, la hija de los porteros del Kilimanjaro](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201806/21/media/cortadas/MARIAJOSE-kJoE-U60120386685wyG-624x385@Ideal.jpg)
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GRANADA
Jueves, 21 de junio 2018, 19:48
Dicen los que mejor la conocen que vaya a donde vaya y consiga lo que consiga, María José siempre será un reflejo de aquella niña tímida y voluntariosa que alimentaba el sueño de ser una campeona de esquí. Esa niña que apremiaba a su madre cuando salía de la escuela porque tenía que irse con sus hermanos a esquiar. Esa niña que sacaba buenas notas en el colegio y que estaba deseando que acabara la clase para ponerse los esquíes. «Manifiéstate tal como eres y verás como triunfas», le dijeron en tono profético sus profesoras Pilar García y Maricarmen De Pedro el día que se despedía del colegio para ingresar a los 14 años en el Equipo Nacional de Esquí. Así se ha manifestado y así ha triunfado.
Cuando se habla con la familia de María José Rienda y aquellos amigos más íntimos, estremece oír frases sobre la extrema humildad de esta mujer, sobre la seguridad íntima con que subraya cada etapa de superación, sobre el esfuerzo épico con la que ha construido su figura de campeona de esquí. Y es que María José Rienda ha esculpido una biografía desde la modestia y la sencillez. Pertenece a esa rara especie de personas que cuando suben a lo más alto de las escaleras del éxito no les da vértigo mirar para abajo. Su éxito ha corrido en dirección contraria a su llana forma de ser. Por eso, cuando se trata de sonsacar a sus familiares y a sus amigos alguna anécdota que no venga en su biografía, todos dicen que María José se instaló un día en la responsabilidad y de ella no ha salido hasta acabar donde ha acabado: en la élite del esquí internacional. Hoy ha dado un paso más al ser elegida por el ministro de Cultura y Deportes como nueva secretaria de Estado de Deportes.
Lejos de sufrir ataques de ego con sus triunfos, se ha hecho cada vez más humana y sencilla. «Sus victorias en el esquí no la han cambiado en absoluto. Ella nunca olvidará sus orígenes y a los suyos», dice Ángel Izquierdo, su esposo.
María José pasó sus primeros años en Granada. En el colegio Lux Casanova tuvo su primer pupitre. Pero hasta los nueve años no conocería lo que sería su pasión: la nieve. A su padre, Rafael Rienda, entonces en paro, le ofrecieron trabajar como portero en un edificio de vecinos de Sierra Nevada. Él y su esposa se hicieron cargo de la portería del Kilimanjaro. María José tenía sólo nueve años. Ella y sus dos hermanos, Raquel y Daniel, iban a la única escuela que se había creado en la estación de esquí. En el centro escolar se daban todas las asignaturas menos Educación Física. Los padres de los alumnos y profesores presionaron a las administraciones para que pusieran un profesor. Lo consiguieron, pero las clases de Educación Física se convirtieron por el arte de la lógica en clases de esquí: ¿cómo desaprovechar el caudal de ejercicio que ofrecía la nieve de Sierra Nevada? Y ahí es donde los tres hermanos Rienda vislumbraron un futuro dentro de las pistas de esquí.
Su madre, María Contreras, recuerda la pasión que sentían los tres hermanos por este deporte. «Acababan la escuela a las dos de la tarde y venían a que les diera de comer enseguida. Me montaban unos 'pollos' tremendos cuando no estaba la comida. Estaban deseosos de ir a esquiar».
María José Rienda se ha criado en una familia modesta. Sólo su afán de superación y su esfuerzo por seguir en el deporte blanco la han hecho merecedora de esos laureles que ahora colecciona. No nos equivoquemos. Lo lógico de un campeón de esquí es que haya salido de una familia pudiente con capacidad económica para sustentar una afición tan cara. De esas clases de Educación Física salió el Club Monachil de esquí cuyos integrantes tenían los forfaits gratis gracias a una gestión de los responsables del club con Cetursa. A María José y a sus hermanos no les costaba dinero esquiar. Más de una vez llegaban por Cauchiles hasta la misma puerta de su casa, donde siempre les esperaba su madre con la comida necesaria para reponer las energías perdidas. «La verdad que traviesa, lo que se dice traviesa, María José nunca ha sido. Tal vez porque le inculcamos esa parte de responsabilidad que le tocaba por ser la mayor de los hijos. Era ella la que le abría el camino a sus hermanos», dice su madre.
María José Rienda atesora adjetivos relacionados con su forma tan sincera de estar en el mundo. «Era una niña muy 'bonica', muy trabajadora, voluntariosa y educada», recuerda Pilar García Dengra, que fue directora del colegio de Sierra Nevada y su profesora de Matemáticas. «Era una niña muy modosita y buena estudiante. Respetuosa y responsable. Lo que se dice una alumna perfecta», dice Maricarmen De Pedro.
Ese afán de superación también lo llevó a las pistas. Sus profesores de la Escuela Española de Esquí la recuerdan como ese niña que no cejaba en sus empeños de conseguir sus sueños. «Sólo nosotros sabemos lo que ha pasado y lo que se ha forzado para llegar a donde ha llegado. Lo que personalmente a mí me molesta es que haya ahora tanta gente interesada por ella, de echarse la foto como se dice, cuando ha sido tantos años ignorada. Pero claro, eso es ley de vida», dice Juan Carlos Rodríguez, que fue uno de los profesores de toda aquella generación de niños que alternaban sus estudios con la práctica del esquí. También Juan Carlos la recuerda como esa persona tan modesta en su interior como grande en las pistas.
Fermín Fernández Padial, vicepresidente del Club Monachil, destaca en la esquiadora su madurez, su disciplina y su entrega. «Estuvo en el club desde los 10 a los 14 años. Y nos impresionaba que tenía claro que aquella podía ser su salida emocional y laboral. Como así ha sido»
Daría para una página entera contar sus trofeos. Pero, como decimos, ella no es de las que empapela su habitación con fotos de sus mejores carreras. Ha tenido muchas alegrías, pero también algunas decepciones. Una de las peores, el día en que su hermana Raquel, campeona de España varias veces, tuvo que retirarse por dos fracturas graves de la tibia y el peroné. Se rompió también el dúo de las hermanas Rienda, las mejores esquiadoras de Granada. Sin olvidar a otras glorias del esquí granadino como Ana María Rodríguez o Carolina Ruiz. Hay quién dice que de no haberse lesionado Raquel, podría compartir muchos podios con su hermana. Pero eso ya es algo que nunca se podrá demostrar.
Hace diez años María José conoció en una barbacoa familiar a Ángel, que luego sería su marido. «Yo ni sabía que le gustaba el esquí y que era muy buena en ese deporte. Después de ese día en la barbacoa no la vi hasta varios meses después, ya que ella se fue a Chile. Luego nos encontramos otra vez...y ya ves, nos casamos en el 2002», comenta Ángel.
A María José Rienda le atrae la conversación con los amigos, el sol de Sierra Nevada, los ramos de flores el Día de la Madre y los pinchos de tortilla de cualquier taberna. Su modestia está en el mismo escalafón de valores de sus éxitos. Hasta es capaz de dedicarle uno de sus triunfos a los reclusos de la prisión de Granada.
María José Rienda ha sido elegida por el ministro de Cultura y Deportes como nueva secretaria de Estado de Deportes.
Hasta este momento, la granadina ocupaba el puesto de Directora General de Actividades y Promoción del Deporte en la Junta de Andalucía.
María José Rienda Contreras (Granada, 1975) es máster en Dirección de Entidades e Instalaciones Deportivas por la Universidad de Granada y técnico deportivo de Esquí Alpino. Ha sido responsable de la Dirección del Programa Deportivo de la Estación de Esquí y Montaña de Sierra Nevada.
Deportista de esquí alpino e integrante del equipo nacional de esta disciplina, Rienda Contreras inició su carrera a los 14 años y ha acumulado cinco participaciones en los Juegos Olímpicos, 16 en la Copa del Mundo con 172 pruebas disputadas, a las que se suman 40 más en la Copa de Europa. En su trayectoria, ha conseguido seis victorias en la Copa del Mundo y dos en la de Europa.
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