José Manuel Zapata, tenor y otras muchas cosas, se encuentra en Illescas, donde Pepe Rodríguez tiene El Bohío. De hecho, fue el popular cocinero quien le convenció para mudarse hasta allí porque aquello era –según le dijo– la Toscana de la Zagra. Ahora, confinado ... en su domicilio, su amigo Pepe ni siquiera le acerca un plato de comida de cuando en cuando, porque es muy «hipocondriaco y no sale de casa».
El granadino es un tipo cachondo al que recurren muchas empresas para que imparta charlas motivadoras a sus trabajadores. Pero también José Manuel Zapata pasa en el aislamiento «días de luz y de oscuridad» y reflexiona sobre los efectos de una pandemia que nos va a «cambiar a todos»: «Va a tardar tiempo en superarse. Los que nos dedicamos al arte tendremos que reinventarnos».
Se apoya en la lectura y en personajes de la música clásica para sacar fuerzas y encarar las adversidades. En personajes como Guilhermina Suggia, la primera violonchelista que decidió tocar el instrumento como los hombres, sujeto entre las piernas. Y ha aprovechado para acabar un libro donde habla, precisamente, de la transformación a través de la música.
«Yo era un chaval de Granada que, gracias a que una amiga lo llevó de la mano al coro García Lorca, se enamoró de un universo artístico magnífico. Me río de mí desde que empezó la historia de mi vida. Era un niño gordito, bueno, gordo, con gafitas... Cuando hice la primera comunión había dos centros comerciales nimios en Granada y fue mi madre a buscarme un traje de marinerito. No había talla y la hice vestido de dictador panameño, con un traje beige, con hombreras y un Cristo del tamaño de mi pechito. Ese bullying lo vencí riéndome de mí. Me reía de mí antes de que lo hicieran los demás».
Zapata emplaza a los políticos a dar el 'do de pecho', que es el título de una de sus conferencias. «No entiendo nada. ¿Nos representan la gente que no se entiende? Pues sí. Porque somos nosotros, no han venido de Marte, sino de nuestro voto. Me parece increíble que no se abracen y nos saquen de esta mierda juntos. No es ideología, es sentido común. Si pudiera, le preguntaría al presidente del Gobierno 'por qué no os juntáis un poquito'. Echad una cervezas, Alhambra roja, que esa pega bien. Cuando te tomas dos Alhambra roja ves la vida con mucha más claridad. ¿Por qué no, Pedro?».
Y aunque el confinamiento deja tiempo para hacer muchas cosas –al menos, algunas–, José Manuel Zapata aún no se encuentra en el punto de grabar una versión del 'Resistiré'. «Le tengo mucha hincha. Mira que es una canción que me gustaba, pero no más. Me estoy apoyando en Bach, me he escuchado la 'Pasión según San Mateo' y eso te transporta a la divinidad, no sé si se llama así o de otra manera. No voy a hacer versión de Resistiré», sentencia.