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La historia de Andalucía se levanta en Niebla

La historia de Andalucía se levanta en Niebla

Rincones al descubierto ·

La ciudad, intramuros, nos permite hacer un viaje en el tiempo por toda la historia milenaria de Andalucía. Con numerosos edificios y construcciones declarados Monumento Nacional, es de visita obligatoria

Jesús Lens

Granada

Miércoles, 15 de julio 2020, 00:16

A orillas del río Tinto, en el corazón de la Tierra Llana, se erige la ciudad amurallada de Niebla, a la que se accede desde la autopista del Quinto Centenario. Lo primero que el viajero se encuentra es un entorno industrial: establecimientos dedicados a la carpintería metálica y a los transportes, fábricas, etcétera. Eso sí: en cuanto alza la vista, la señorial muralla de Niebla se le ofrece altiva e imperturbable. Imposible sustraerse a su poder de atracción, que miles de años contemplan esas paredes.

Extramuros, Niebla es una ciudad industrial y bulliciosa. Intramuros, sin embargo, es como si el tiempo se hubiese detenido. A nada que esté atento, el viajero podrá escuchar cómo el murmullo de la historia se abre paso entre el evocador silencio circundante.

Imprescindible

  • Patrimonio de Niebla Muralla: Recorrerla entera, por fuera y por dentro. Puertas de la muralla: Una maravillosa lección de arte e historia

  • Iglesia de Santa María de la Granada Joya islamo–cristiana con múltiples influencias

  • Puente Romano De la época de Trajano

  • Dolmen de Soto Monumento megalítico a 10 kms

  • Gastronomía Vegetales: habas, tagarninas y espinacas con garbanzos. Carne: Destaca la caldereta de cordero

Niebla es un enclave en la que todas las grandes civilizaciones han dejado su huella, desde sus orígenes más lejanos, allá por Neolítico. Su historia arranca en la Edad de Hierro, quedando en los alrededores restos de dólmenes, como el de Soto, que se encuentra a 10 kms, camino de Moguer.

El origen de Niebla como ciudad es tartesso y sería parte esencial, por tanto, de aquella primera civilización de Occidente, desarrollada en el triángulo que forman las actuales provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla.

El nombre de la ciudad se debe a los romanos, quienes bautizaron al enclave como Ilipla, cuya traducción es precisamente Niebla. Entre los restos más destacables de esta época está el puente romano. Romano de verdad, que data de la época de Trajano. Aunque como restos históricos solo se conservan los cimientos, dado que el puente fue destruido en la Guerra Civil y hubo que rehacerlo.

En las propias murallas de la ciudad hay restos romanos. Y anterromanos. Y visigodos. Se trata de la muralla más completa e importante de España, en su estilo, y es principalmente almorávide, aunque se aprovecharon los restos anteriores para fortalecerla y, posteriormente, tanto los musulmanes como los cristianos la mantuvieron en perfecto estado de revista hasta llegar a la actualidad.

Las puertas de la muralla

El recinto amurallado de Niebla invita al viajero a recorrer sus escasos dos kilómetros de trazado irregular sin prisas, asomándose a cada una de sus cinco puertas para tratar de descubrir sus vestigios más antiguos. La puerta de Sevilla, por ejemplo, la más grande, la que permite el acceso del tráfico rodado a la ciudad, tiene un estilo romano muy marcado. La más famosa, ciertamente hermosa, es la puerta del Buey, de estilo mudéjar. El origen de tan peculiar nombre, según cuenta la leyenda, tiene que ver con el asedio de las tropas de Alfonso X el Sabio a la ciudad. Los moradores hicieron salir por la puerta un buey bien gordito para hacer creer a los sitiadores que contaban con numerosas provisiones para aguantar el cerco, cuando en realidad estaban caninos. Un truco ingenioso, pero a la postre inútil: Niebla se rindió por hambre en 1262.

La puerta del Socorro, que combina influencia romana, mudéjar y cristiana, se caracteriza por albergar la pintura de la virgen que le da nombre. La puerta del Agua hace referencia a los manantiales que llegaban a la ciudad y la del Embarcadero, de estilo puramente islámico, era la que daba al río Tinto, punto de acceso a los viajeros que llegaban a la ciudad por vía fluvial.

El paseo por el interior del recinto amurallado de Niebla también invita al viajero a descubrir las antiguas mezquitas, reconvertidas en iglesias. Destaca la plaza de Santa María, donde se concentran el Ayuntamiento, el antiguo hospital y la hermosísima iglesia de Santa María de la Granada. Se trata de una iglesia de raíz romana que fusiona su origen árabe como mezquita mayor, construida entre los siglos X y XI, con su reconversión al cristianismo, en el siglo XVI.

A los amantes de las ruinas con capacidad de fabulación les encantarán los restos de la iglesia de San Martín. Empezó por ser la mezquita menor de Niebla. Con la Reconquista, Alfonso X el Sabio la cedió a los judíos a modo de sinagoga. Tras la expulsión, los cristianos la convirtieron en iglesia. Actualmente solo se conserva el ábside y la portada de los pies, por lo que el resto del templo hay que reconstruirlo con la imaginación.

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