Catorce días de aislamiento se recomiendan tras estar en contacto estrecho con un positivo. RAMÓN L. PÉREZ

La historia real de un rastreo

Tras detectarse un caso, la Atención Primaria actúa con celeridad, pero el volumen de casos provoca que no se apliquen los mismos criterios en distintos centros de salud ni por supuesto en las mismas provincias andaluzas

Domingo, 13 de septiembre 2020, 00:54

«Oye, no te alarmes, pero no me encuentro muy bien, tengo un poco de fiebre y mi mujer tiene 38,3». El mensaje llega cerca de las once de la noche del lunes 31 de agosto al móvil de María. Se lo ha ... mandado su compañero de trabajo, Ángel. Ambos han estado de guardia el fin de semana anterior en la oficina. Es un espacio muy grande, en el que solían trabajar hasta treinta personas al mismo tiempo. Pero desde que empezó el estado de alarma sólo acuden dos o tres empleados como máximo, el resto teletrabaja. «Seguro que es un enfriamiento», añade Ángel, que esa noche deja enviado el cuestionario que Salud Responde tiene en su web, porque todos los síntomas coinciden con los del coronavirus. Ya han avisado a sus familias y al entorno más cercano. Apenas una docena de personas.

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A la mañana siguiente, su mujer Julia decide hacerse una prueba en un centro privado porque parte de la familia tiene compromisos laborales que debería suspender esa misma semana en caso de ser positivo. Al poco de salir de la clínica le llaman del centro de salud para citarla a ella y a Ángel. Pero la prueba no se la hacen hasta el jueves y los resultados tardarán entre 24 y 48 horas. Mientras, son prudentes, se aíslan en casa. Pero siguen convencidos de que debe ser un enfriamiento, porque no tienen síntomas graves. «La mañana antes de empezar a encontrarme mal había salido a correr, hice diez kilómetros y me senté a trabajar. A mediodía empecé a encontrarme peor y por la noche ya tenía algo de fiebre y mal cuerpo. Pero nada muy grave», recuerda Ángel, que siguió teletrabajando. Ellos fueron responsables y sus contactos también, y desde el principio redujeron contactos con otras personas.

La confirmación del positivo de Julia llega el jueves –es el primero, de una clínica privada– y la docena de contactos estrechos de la pareja se queda en casa y empiezan a llamar a sus centros de salud. El resultado es desigual. A los padres de él y su hermana –que vive en Cádiz– no les hacen prueba, porque los vieron tres días antes de empezar con síntomas. A los padres de ella y a su hermano, sí los citan para la semana siguiente.

Ese jueves, cuatro días más tarde que sus padres, las dos hijas pequeñas de la pareja empiezan a tener síntomas: un poco de fiebre, cansancio y algo de tos. «La pediatra nos hizo seguimiento desde el principio y consideró que había que hacerles la prueba, aunque no hay tratamiento para esta enfermedad».

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Además de los familiares, los dos compañeros de trabajo entraron en ese círculo de contactos. Los centros de salud avanzan, aunque los 'rastreadores oficiales' aún no están en marcha.

Las pruebas se demoran entre uno y cinco días según la carga de los centros de salud

«Yo avisé desde el momento en que Julia dio positivo, porque dábamos por hecho que Ángel también lo sería y me preocupaba porque en mi familia hay pacientes de riesgo», explica María. Ese jueves le dieron cita para el día siguiente en su centro de salud, en plaza de toros. «Me preguntaron las condiciones en que trabajamos, y es un espacio muy grande y estamos alejados. Usamos la mascarilla para entrar y salir del edificio, pero luego dentro de la sede, en el ordenador no solemos llevarla porque hay más de diez metros entre uno y otro», explica la mujer. En su caso, el enfermero que la atendió por teléfono consideró que era un contacto estrecho por ser un espacio cerrado y el viernes se le hizo la prueba. Ella debía estar aislada catorce días, incluso con un negativo en la PCR.

«El lunes siguiente me llamaron de mi centro de salud para decirme que había dado negativo y la enfermera me insistió en que debía cumplir catorce días aislada en casa, separada incluso de mi familia. Al día siguiente, la mutua de mi empresa me hizo la misma petición», explica María. llamaron una tercera vez del centro de salud para ver cómo estaba y si necesitaba la baja. Sin embargo, Darío, el otro compañero, «ni prueba ni han considerado necesario aislamiento», explica el joven. Él coincidió con el primer positivo dos días antes de que arrancaran los síntomas.

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«Saturados»

«En mi familia –explica Ángel– no ha habido más positivos que mis dos niñas y nosotros, pero curiosamente, los que tienen síntomas son mi hermana y su familia que viven en Cádiz y a los que 'descartaron' en el rastreo. Mi cuñado es profesor y empieza el curso la semana que viene y él sí ha tenido fiebre; parace que le harán la prueba en el hospital la semana que viene....dos semanas después de empezar nosotros con los síntomas». Ángel explica que el rastreador 'oficial' que le llamó el domingo pasado, ya le advirtió que no había podido hacerlo antes «porque están saturados». Y María relata que el enfermero que le hizo la PCR en su centro de salud, «tenía cola para atender a primera hora de la mañana, pero sobre todo es que todos llegábamos con muchas dudas y preguntas que hacerle».

Estos días se ha hablado mucho de los días que hay que guardar cuarentena o aislamiento y se planea reducirlos. Ángel y Julia pasarán 17 días en total, tras haber superado los cuatro la enfermedad –sin síntomas graves–. Sus allegados pasarán unos catorce días. Ayer se confirmaron 78 casos. Si han sido responsables, cerca de mil personas habrán empezado a guardar cuarentena y muchos esperarán una llamada.

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