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Hace un año, la movilización del 8 de marzo superó todas las expectativas en España. Cientos de miles de personas salieron a la calle. Hubo muchas mujeres, pero también hombres de todas las edades. El centro de Granada también se vio desbordado. Entre la marea ... humana que reclamó igualdad estaban algunas activistas históricas de la provincia, pero también muchas jóvenes o profesionales que, uniendo a su colectivo, iniciaron un nuevo camino.
Este periódico ha juntado esta semana a algunas de esas mujeres que participaron en la histórica movilización. En la foto que acompaña el texto no están todas las que son, porque el movimiento feminista se ha convertido en un 'gigante' amplio y diverso. Pero son un grupo representativo para hacer balance de este año. Hay otras voces que no pudieron estar en la foto, pero a las que les hemos dado cabida en estas líneas.
Entre talleres, presentaciones, asambleas y reparto de folletos en el metro o en la calle ha pasado esta semana Paqui Fuillerat, de la Plataforma Feminista, que acumula tres décadas de activismo en su currículum. Los mismos años de los que puede presumir Fina Rodríguez, de Acción en Red. Luz Sánchez, periodista, admite que ha sido feminista toda su vida, aunque ahora trabaja de forma intensa con ese enfoque junto a otras mujeres del gremio, lo que ha dado lugar a la asociación Comunicadoras Granada –un grupo que se gestó en los días previos al 8M–. A Rosa Muñoz (UGT), Eva Calderón (CC OO) y Choni Serrano (CSIF), las conocen bien en empresas y administraciones públicas por su trabajo por la igualdad desde los sindicatos. Y unimos la voz de Azahara Puerto, de Mujeres en Zona de Conflicto, que trabaja por la igualdad en el ámbito educativo, sobre todo.
Paqui Fuillerat, de la Plataforma Feminista, tiene ya algunas respuestas pensadas y apuntadas. Y es optimista. Tras más de 25 años de activismo feminista no pierde el empuje ni las ganas. En su balance de este último año pesa más lo bueno. «Ha habido más concienciación entre las propias mujeres, más visibilización del problema de la violencia de género en los medios de comunicación, se han mejorado estadísticas para incluir perspectivas de género y ha habido un resurgimiento de la movilización entre mujeres que pensaban que no había nada por lo que luchar», resume leyendo. La han llamado de varios medios de comunicación esta semana. Y añade que el feminismo sigue muy vivo. «Las más jóvenes trabajan de una forma distinta a nosotras, pero están dando pasos hacia la organización y eso es muy positivo. Y las que somos más veterana, aceptamos a todo el mundo encantadas».
Rosa Mª Muñoz, de UGT, cree que los avances han sido todavía muy tímidos. Centrándose en el mundo laboral, cree que falta mucho camino. «Las bajas de paternidad de ocho semanas para los hombres son un avance, pero hay que ahondar más». Eva Calderón, de Comisiones Obreras, apunta también a la obligatoriedad de redactar planes de igualdad en empresas de más de cincuenta trabajadores como otro de los avances. «Pero quedan muchas mujeres que cobran por debajo del Salario Mínimo Interprofesional y mientros eso pase, no podrán salir de la precariedad».
En este punto, en la mesa de debate improvisada en la sede de Acción en Red, se rompen todos los turnos de palabra. «Esa precariedad tiene muchos otros efectos: provoca que haya mujeres que sigan sufriendo situaciones de maltrato porque no tienen independencia económica, y que aquellas que deciden dar el paso de separarse, sea por maltrato o porque no funcione el matrimonio, tienen luego problemas para obtener la custodia de los hijos porque no tienen estabilidad laboral», reivindica Fina Rodríguez.
Otro de los puntos que se repite es el de la brecha salarial. Un aspecto en el que hacen una pausa porque «hay que aclarar conceptos», precisa Rosa Muñoz (UGT).
«Hay quien dice que no existe la brecha salarial, que apuntan a que las mujeres cobran menos porque piden reducciones de jornada o no llegan a altos cargos, que es algo que también existe porque el cuidado recae sobre ellas. Pero la brecha existe porque a un jefe hombre le pagan más que a una mujer, porque en hostelería se catalogan de forma diferente trabajos que son iguales para pagar menos a mujeres, o porque en limpieza, a los hombres limpiacristales les pagan un plus por usar productos químicos, que son iguales que los que usan las camareras de piso y a ella no se les paga esa cantidad», remata Eva, de CC OO.
«El problema es que el sueldo de la mujer se sigue contemplando como un simple complemento para el hogar», apunta Rosa. Para las dos representantes sindicales, una de las prioridades que se deberían abordar es la redacción de una Ley de Igualdad Salarial.
Choni Serrano, de CSIF, también denota cierto pesimismo porque los avances laborales van más lentos de lo que les gustaría. «Sigue habiendo discriminación, abuso y violencia hacia las mujeres, también en los puestos de trabajo», resume, sobre la base de un estudio elaborado por su sindicato. La brecha salarial es también el foco para este sindicato, que incluye entre sus prioridades la de seguir concienciando y educando para la corresponsabilidad de los hombres.
Fina Rodríguez, de Acción en Red, contempla sin embargo con optimismo esta 'ola morada' que remueve conciencias. «Ese es el avance más importante, la concienciación», apunta Fina, que apunta a la necesidad de frenar la violencia de género y recuerda que hay que abogar por el respeto a la diversidad sexual.
Luz Sánchez explica que en este último año la asociación de comunicadores está haciendo un trabajo constante de vigilancia en los medios de comunicación sobre enfoques y titulares. Y destaca la necesidad de hacer copartícipes a los hombres de esta lucha que es compartida.
Azahara Puerto, de Mujeres en Zona de Conflicto, trabaja con jóvenes en talleres de instituto y destila también optimismo. «De un año a esta parte he notado entre los estudiantes que hay debates de mayor nivel, se cuelan mensajes negativos –que los deben escuchar en casa–, pero ahora tienen argumentos para rebatir esas falacias», explica la joven.
Todas ellas llevan días trabajando para que no solo el 8 de marzo sea un éxito, sino que el mensaje de la igualdad cale. Reconocen que también hay una corriente que ha reaccionado en contra del movimiento feminista y por eso insisten en que no hay tiempo que perder, no se pueden dar pasos atrás en lo ya conseguido. También hay algún apunte de autocrítica, apuestan por centrarse en lo que suma y en mejorar la forma de comunicar su mensaje, que debe ser incluso pedagógico. «Por la fuerza no se consigue nada», remacha Azahara.
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