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Angelito Ruiz en la placeta del Farque que lleva su nombre. A. ARENAS
El histórico quiosquero granadino que vendía prensa frente a la fábrica de la pólvora

El histórico quiosquero granadino que vendía prensa frente a la fábrica de la pólvora

Angelito Ruiz ha regentado durante tres décadas un kiosco en El Fargue, al tiempo que montaba un puesto ambulante de prensa a la entrada de la Fábrica de Pólvora y repartía a domicilio a los lectores habituales

Antonio Arenas

Granada

Sábado, 12 de octubre 2024

Se llama Ángel Ruiz Torres, pero en El Fargue todo el mundo lo conoce por Angelito, el del kiosco, siendo el único fargueño que puede presumir de tener en su barrio una placeta con su nombre a propuesta de la asociación de vecinos. Este lugar se localiza precisamente donde durante tres décadas –de 1983 a 2013– tenía su puesto de chucherías, refrescos y era punto de venta de prensa y revistas. Se ubicaba, concretamente, en el solar de una vivienda a la altura del número 6 de la calle Real, poco antes del Restaurante Padilla y frente a la entrada de la fábrica de pólvora. Durante el período en el que funcionó su kiosco este espacio se convirtió en el centro neurálgico de El Fargue, donde niños, jóvenes y mayores se reunían y, sobre todo estos últimos, a modo de parlamento, resolvían todos los problemas del país.

Precisamente, en su placeta es donde cuenta a este periódico algunos detalles sobre la prensa y sus hábitos como lector de periódico. Acompañado de su hermano Carmelo, su madre, Carmen, que en octubre cumplirá los 92 años, su amigo Antonio y sus vecinos Angelines y su marido y Gracia, explica la idiosincrasia de esta barriada granadina asociada al Albaicín. Aunque en realidad parezca un pueblo pequeño que hoy tiene alrededor de medio millar de habitantes. Su barrio tuvo como origen una alquería donde tuvo mucha importancia la entrada en funcionamiento de la Acequia de Aynadamar, la instalación de la fábrica de la pólvora y la histórica visita de Eva Perón.

Angelito cuenta que en su kiosco vendía sobre todo IDEAL, pero también otros periódicos de Granada o nacionales ya sea generalistas o prensa deportiva. Lejos quedan los tiempos en los que también vendía el mítico diario de sucesos El Caso.

Angelito ante su kiosco en los años buenos. A. Arenas

En cuanto a revistas, recuerda que las que más aceptación tenían eran las del corazón: Hola, Semana, pronto, Interviú, enumera. «De IDEAL llegaba a vender diariamente de lunes a viernes hasta 50 ejemplares, sobre todo cuando la fábrica de pólvora estaba bien, cifras que caían un 'poquillo' los fines de semana», explica este hombre, que la mayoría de sus clientes «eran fijos». Señala que eran unos veinte y a todos tenía el detalle de llevarles los ejemplares a sus casas, lo que vino haciéndolo durante bastantes años.

Otra cosa que también recordarán muchos trabajadores de la fábrica de pólvora es el hecho de encontrarse a Angelito a la entrada con su pequeño puesto ambulante de periódicos, que colocaba antes de las ocho de la mañana y al que regresaba a la hora de la salida, pues, como destaca su hermano Carmelo: «Angelito siempre ha estado al servicio del cliente». En cuanto a sus hábitos como lector de prensa señala que él es lector del periódico «de papel» del que le gusta repasar, sobre todo, «las noticias de Granada Provincia y los Deportes». Hay que decir que en las buenas épocas ha sido socio del Granada CF.

La conversación gira hacia a los cambios que se han producido en El Fargue durante estos años, pues además de la desaparición de su añorado kiosco, también lo ha hecho el colegio, las tres panaderías de las que no queda ninguna o las tiendas. Tan solo quedan dos bares, El Padilla, que es donde actualmente se venden los ejemplares de IDEAL, y El Caldero, conocido con anterioridad como el Bar de las Maravillas.

Como anécdota de despedida señala que en junio 2010 tuvo la suerte de repartir, pues venía lotería, 'el Gordo' de los sábados, 60.000 euros por décimo al número 70196, que estuvo muy repartido, lo que hizo que casi la mitad de sus paisanos pudieran renovar muebles, estrenar coches o darse algunos caprichos.

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