Los hijos, Javi e Irene, junto a los trabajadores Roberto y Manuela y Conchi, una clienta Pepe Marín

D. E. P.

Un homenaje en memoria de 'Fran el del Covirán' de la calle Pintor Rodríguez Acosta de Granada

El fallecimiento del propietario del supermercado de la zona de la plaza Einstein, lleva a clientes y vecinos a recordar a una persona entrañable

Martes, 14 de noviembre 2023, 00:21

Fran ha sido una persona especial en su barrio, en esa zona del Centro entre Pedro Antonio de Alarcón y la plaza Gran Capitán. Hace unas semanas fallecía Francisco Javier Casado Rodríguez. Dicho así, con su nombre completo y apellidos, es posible que mucha gente ... no sepa quién es, porque la mayoría de la gente del barrio lo conocía como Fran, 'el del súper de Angie y Fran'; o Fran, 'el del Covirán'; aunque otros, que lo conocían desde niño, lo llamaban 'Paquito'.

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Una de sus vecinas y clientas, Concha, recuerda incluso la primera vez que entró en el supermercado Covirán. «Era una tarde de octubre del año 2015. En aquella época, mis hijos eran pequeños, tenían seis y tres años y el benjamín no era más que un bebé de seis meses. Además de criar a nuestros preciosos hijos, mi marido y yo trabajamos fuera de casa y estábamos un poco agotados de hacer la compra semanal en grandes superficies. En ocasiones, esta tarea tan cotidiana como necesaria, la teníamos que hacer con los niños, porque el otro estaba trabajando».

«Quien tiene hijos pequeños, o los ha tenido, prosigue, sabe lo agotador que puede llegar a ser desplazarse una vez por semana, con tres críos, por una gran superficie llena de pasillos atestados de cosas. Así que, decidimos probar en los supermercados más pequeños que están en el barrio. Hablando con la dependienta de la confitería sobre mi decisión, me sugirió que me acercara al supermercado Covirán que estaba un poco más abajo de la calle».

Justo ahí entró Fran en la vida de Concha, como en la de tantas otras personas del barrio. «Cuando llegué, un hombre de pelo cano, que lucía una sonrisa en su cara, me atendió en la frutería y antes de continuar con aquella compra de cuatro cosas sueltas me dijo: 'Si necesitas algo y no lo encuentras, me preguntas, que esta tienda es pequeña, pero tenemos casi de todo, me llamo Fran'». Ese mismo día, diez minutos después, Concha llegó a la caja. En la caja le volvió a atender Fran que le dijo: «¿Has encontrado lo que buscabas? Si no es así, me lo encargas y mañana por la mañana lo tienes aquí». Fran, con su buen servicio, a la primera, había logrado resolver parte de los problemas de intendencia de Concha y, de paso, fidelizar a una nueva clienta.

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Un trato cercano

A partir de ese día, hacen la compra semanal en su tienda Covirán, como tantos otros vecinos y estudiantes, ya que esa zona está repleta de pisos de estudiantes universitarios, que se pasan boca a boca que la compra hay que hacerla en el Covirán de la calle Pintor Rodríguez Acosta.

Las razones son múltiples. Además de la calidad, la marca Covirán, los productos, hay un toque definitivo. Es el trato cercano de las tiendas de barrio, donde todo el mundo te conoce por tu nombre, sabe a qué te dedicas y cuántos hijos tienes. «Angie, Fran, Javi, Manuela, Javi y Roberto, saben quién soy, quienes son mis hijos (a los que a veces mando a hacer pequeñas compras), que nunca compro limones (porque tengo limoneros), que en mi casa parece que hay monos, de los kilos de plátanos que consumimos y que el queso me gusta de todos los colores y texturas. No nos damos cuenta de este privilegio salvo que nos paremos a pensarlo», comparte Concha.

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Debe ser algo que se hereda. Este mismo miércoles Javi, el hijo de Fran, al frente del Covirán, atendía a una vecina en el puesto de frutas y verduras. Además de servirle unas zanahorias y unas piezas de fruta, le preguntó por su embarazo incipiente:«¿Ya sabes si va a ser niño o niña?», y la clienta sonrió encantada con la pregunta. A continuación, Javi salió del mostrador y se agachó para depositar la compra en el interior del carrito, para que no tuviera que agacharse su clienta. Son los detalles, el mimo.

Con los mayores del barrio

El trato en este Covirán de la calle Pintor Rodríguez Acosta tras pasa las fronteras del local. «Este equipazo, matiza Concha, nos ha asistido en los peores momentos del confinamiento, recibiendo pedidos por teléfono o Whatspp, preparándolos y llevándolos a casa, no solo a nuestra familia, sino a todos los mayores del barrio que hacen su compra diaria. Y lo han hecho con una sonrisa en los labios -una vez más una sonrisa-, un chiste o una palabra de consuelo cuando te han visto con cara triste».

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2023 no empezó como todos hubieran deseado. «A principios de año, Fran me contó que le estaban haciendo unas pruebas médicas. Ninguno podíamos imaginar que unos meses más tarde, la enfermedad hubiera avanzado tanto y mucho menos que acabaría llevándoselo un 29 de septiembre». Ahora ha empezado un nuevo curso y el supermercado Covirán sigue con sus puertas abiertas y lleno de sonrisas. Es el mejor recuerdo de Fran, cuya memoria sigue en el supermercado, detrás del mostrador de la frutería, lo que más le gustaba.

El matrimonio formado por Fran y Angie, del Covirán Pintor Rodríguez Acosta, en una fotografía cedida por la familia.

Tres generaciones desde la fundación misma de Covirán

Francisco Javier Casado Rodríguez, Fran para todos, se ha ido justo cuando estaba a punto de cumplir los sesenta años de edad. «No aparentaban ni él ni Angie, nuestra madre, la edad que tenían»: explican sus hijos. «Muchas veces en la tienda decían, 'dile a tu hermano que..'. No sé si era malo para mí o mejor para él», recuerda Javi, su hijo, con cariño y buen sentido del humor.

Fran había nacido en 1963 en Granada. Este 10 de octubre hubiera cumplida 60 años. Estudió en el colegio Virgen de Gracia en el seminario y pronto se dieron cuenta que era bueno con los estudios. Así que marchó a Londres para estudiar y ser controlador aéreo. «Pero mi madre me tuvo con 18 años, mi padre le saca 6 años, cuenta Javi, y con 26 años mi padre ,un verano lo estaba pasado muy mal tan lejos, y un tío suyo le busco trabajo de comercial de Pascual en Granada y ya no quiso volver a Inglaterra». El destino era el supermercado, que era del abuelo, Francisco Casado. «Nuestro abuelo fue uno de los fundadores de Covirán hace más de 60 años. Así que cuando el abuelo se jubiló, nuestro padre se quedó con el supermercado. Hay que tener en cuenta que de crío siempre estuvo en la tienda los fines de semana para echar una mano».

De esta manera, la familia Casado es ya la tercera generaciónCovirán. «Este supermercado será uno de los más antiguos de Granada. Mi abuelo era el socio número 20. De hecho la primera cooperativa de Covirán estaba en un bajo junto al bar Los Pipos, que yo me acuerdo, y nos pillaba muy cerca».

Javi estudió en la Universidad de Granada y tenía su trabajo. Por razones familiares –su madre Angie cayó enferma, dejó su empleo para suplir a su madre y trabajar en el supermercado. A continuación enfermó el padre, «y ahora ,pues aquí estamos. Es que hemos nacido aquí en la tienda. Yaquí nos hemos criado», comparte.

Ahora, con el fallecimiento de su padre, Fran, es el momento de los recuerdos. «Lo que más le gustaba era su fruta. Se encargaba él mismo de elegir la mejor en la cooperativa. Cuando aparecía por la nave, todo el mundo decía: 'Que viene Casado'. Él era así, se tenía que llevar lo mejor. Yclaro, los clientes también los sabían y venían a comprarla a la tienda».

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