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Gente haciendo cola ayer para entrar en Fermasa. PEPE MARÍN

Dos horas y media de cola en Fermasa para vacunarse

El distrito sanitario Granada-Metropolitano insiste en que las largas esperas se deben a la «falta de puntualidad» de la gente que va a vacunarse

Jorge Pastor

Granada

Martes, 8 de junio 2021, 00:15

Una pandemia mundial, la generación del 'baby boom' y vacunas a cascoporro. ¿Que ayer tenía que haber mucha gente en el vacunódromo del recinto de ferias de Armilla? Lógico. ¿Que hubiera que esperar dos horas y media? No tanto. Algo falló este lunes en Fermasa para que un señor o una señora que empieza a hacer cola a las 12,20 horas –con inyección programada para diez minutos después– no salga hasta las 14.45 horas.

Mucho tiempo aguardando 'el momento' si tenemos en cuenta, además, que al menos una hora había que hacerlo con el sol cayendo a plomo. La temperatura ambiental rozaba los treinta y cinco grados. Hubo quien no le quedó otra que ausentarse de la fila durante unos minutos para buscar el abrigo de los poquitos árboles que hay a la entrada de Fermasa. El cabreo colectivo era mayúsculo.

Colas previas a la administración de las vacunas. PEPE MARÍN

Dentro del pabellón uno, los profesionales sanitarios lo daban todo –y un poco más–. La organización, buena. Todo el mundo sabía perfectamente qué tenía que hacer y a dónde tenía que dirigirse. Después de otro buen rato para alcanzar el espacio de admisión, los operarios emplazados en los quince puntos de registro tomaban nota de los datos de cada usuario y le informaban de qué inyectable le había tocado. Había de AstraZeneca para los menores de sesenta años pertenecientes a los grupos esenciales. Y había también de Pfizer y Moderna para el resto. En función del suero asignado, el susodicho tenía que dirigirse a uno de los seis boxes donde los enfermeros apenas tardaban unos segundos en poner el jeringazo.

El segundo cuello de botella

Después de los consabidos quince minutos de auto observación ante posibles reacciones adversas, aún quedaba otro buen rato de cola para solicitar día y hora para la segunda cita, la que otorga esa inmunidad que, por ahora, está permitiendo mitigar por fin una enfermedad que solo en la provincia de Granada ha supuesto la muerte de 1.800 personas. Y aquí, en este último trámite, es donde se produjo otro de los grandes cuellos de botella. Solo tres mesas para atender una demanda exponencial. Otros cincuenta minutos avanzando poco a poco.

Salud arbitrará medidas adicionales como filtrar la entrada a los recintos de vacunación

A pesar de ello. A pesar de 'echar' toda una mañana por alto –con todo el quebranto que ello supone–, las caras de satisfacción de los nuevos vacunados eran más que patentes. Después de dieciséis meses de incertidumbre y de temores de contagio más que fundados, el 'sacrificio' de tres horas de esfuerzo adicional parecía más que soportable. De eso se hablaba en los corrillos. De eso y del puñetero bicho al que la ciencia y la paciencia están logrando doblegar.

Mesas para el registro de los usuarios. PEPE MARÍN

Desde el distrito sanitario Granada-Metropolitano siguen justificando las largas colas por la «falta de puntualidad» de las personas que van a vacunarse. Reiteran que muchos granadinos se adelantan bastante a la hora a la que han sido citados, lo que provoca «atascos» y «retrasos» a quienes sí respetan los horarios. Estas mismas fuentes señalan que su intención es cribar las colas para que solo estén en ellas los próximos a vacunarse, aunque son conscientes de la dificultad que entraña hacerlo. Por todo ello, Salud tiene previsto tomar otras medidas accesorias como, por ejemplo, filtrar la entrada a los recintos vacunales por tramos horarios para que el acceso se haga de forma escalonada.

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