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La de ayer estaba llamada a ser una jornada reivindicativa que paralizara la actividad de todos los colegios e institutos de la provincia. Pero, aunque consiguió el respaldo de gran parte de la comunidad educativa, no logró vaciar las aulas como señal de protesta por ... la «falta de seguridad» en época de Covid. «Para las condiciones en las que se ha dado, nos parece que ha tenido muy buen respaldo», afirmó Rosa Funes, presidenta de la Federación de asociaciones de padres y madres FAMPA Alhambra, una de las convocantes del parón lectivo.
Para los sindicatos y las asociaciones que respaldaban esta protesta, el seguimiento fue «un éxito rotundo», mientras que para la Junta la participación se quedó «escasa». Un choque de opiniones que también se observaba en las cifras aportadas por cada uno de ellos, pues mientras que Educación aseguraba que el llamamiento apenas llegó al 5,7% en los centros públicos de toda la provincia (un 10,9% en Primaria, un 1,6% en Secundaria y un 0,6% en colegios de adultos), los sindicatos situaban este dato al 50% en los institutos y al 70% en los colegios.
«El seguimiento de las últimas huelgas ha sido insignificante», señaló ayer la delegada de Educación, Ana Berrocal. Según las cifras que maneja su delegación, 665 docentes de los 11.592 que trabajan en los centros granadinos secundaron el parón. Unas cifras que los convocantes aseguran que son «falsas» y que no muestran fielmente una jornada de huelga que, aunque no vació las aulas, sí llevó un mensaje reivindicativo a toda la sociedad de que los menores deben poder disfrutar de una educación de calidad con seguridad.
Días antes de que se hiciera efectiva la huelga, los sindicatos y las asociaciones ya sabían que eran muchos los escollos que debían superar para conseguir que la huelga tuviera el respaldo planteado. Institutos con su actividad aún a medio gas, docentes preocupados por si su ausencia impedía que se mantuvieran los grupos burbuja y dificultades de los padres para acudir al trabajo si debían cuidar de sus pequeños. Y a estos factores se sumaron los obstáculos que aseguran que se han encontrado para comunicar el parón en todos los centros.
«La verdad es que yo no sabía nada de huelga», se podía oír a las puertas del instituto Padre Suárez de la capital. Minutos antes de que sonara el timbre que les obligaba a entrar en las aulas, decenas de jóvenes ya se agolpaban a las puertas del centro granadino. Una imagen similar a la que se vivió en gran parte de los colegios e institutos de toda la provincia.
Algunos de los alumnos y docentes no sabían que había huelga. Otros, tenían miedo a que la falta de profesores favoreciera los contagios. Y parte de los estudiantes y profesores habían decidido acudir a clase porque tenían «hambre de escuela» después de meses de educación a distancia.
Pero aunque muchos de ellos no secundaron el parón, la mayoría respaldaban las reinvindicaciones que en esa jornada se hacían. «Si hubiese sido por la tarde, allí hubiera estado la primera», manifestaba una docente del colegio Tierno Galván.
Y es que, tal y como denuncian los convocantes y secundan gran parte de la comunidad educativa, este curso histórico ha arrancado en plena pandemia con clases «abarrotadas», falta de distancia entre los menores, docentes insuficientes para desdoblar grupos y escasez de medidas eficaces contra el virus. «Están llegando, incluso, a incorporar docentes sin hacerles las pruebas», señalan desde USTEA, otro de los sindicatos convocantes.
Aunque en algunos centros la participación en la huelga fue discreta, también se vio un alto seguimiento en colegios e institutos de toda la provincia, sobre todo de la capital y el Cinturón, «los más masificados». «Sabemos de centros que ha faltado el 70%, otros el 50%, otros más. Creemos que en general habrá secundado la huelga un 60% de los estudiantes», señaló Rosa Funes.
«Estamos muy satisfechos, porque hemos visto que la comunidad educativa ha respondido», indicó Mercedes González Liñán, secretaria general de CCOO Educación. «La convocatoria ha sido un éxito, pero aquí no acaba la lucha. Si no nos dan garantías, nos encontrarán enfrente», señala CGT.
Para parte de la comunidad educativa, la lucha que ayer se desarrollaba era justa y necesaria, pero no «era el momento». «La huelga es el último paso y creemos que no es momento», señalaron desde CSIF, sindicato que, junto a ANPE y UGT se desvincularon de la huelga pero sí que realizaron una concentración a las puertas de la Delegación de Educación.
Los convocantes del parón, por su parte, celebraron una movilización desde Educación hasta la plaza Isabel la Católica, en la que consiguieron aunar a cientos de voces para pedir «una vuelta a las aulas segura».
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