Pausa en el rodaje de 'Indiana Jones y la última cruzada' en Almería. J. J. Mullor

Cuando Indiana Jones y su padre pisaron Andalucía

Escenarios de cine ·

Siguiendo el rastro de Steven Spielberg entre Granada y Almería, encontramos una playa solitaria, una populosa estación de tren, un sidecar y un sugerente cruce de caminos

Viernes, 30 de julio 2021, 23:33

Hace unas semanas se filtraron las primeras imágenes del rodaje de la quinta entrega de la saga Indiana Jones, que vuelve a contar con un casi octogenario Harrison Ford como protagonista. De momento, el equipo de producción se encuentra en Glasgow, sin que hayan trascendido ... otros futuros escenarios, algo que siempre despierta mucha curiosidad.

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La ciudad escocesa –y aquí voy a compartir información sobre la nueva entrega de la saga que lo mismo usted no desea conocer, estimado lector, por lo que debe saltar directamente al siguiente párrafo– se ha decorado como si fuera la Nueva York de los años 60, durante la recepción de los astronautas que participaron en la misión Apolo. Además, se ha hecho público que Antonio Banderas formará parte del reparto, dándole un toque andaluz a la producción.

Retrocedamos en el tiempo. En el año 1988, en el mes de mayo, Andalucía Oriental acogió el rodaje de 'Indiana Jones y la última cruzada', que hizo parada y fonda en la localidad almeriense de Tabernas, tan popular por su Mini Hollywood y los numerosos spaghetti western que se filmaron en el entorno. De hecho, allí transcurre una trepidante secuencia de persecución, tanque incluido.

Sean Connery y Harrison Ford en sidecar por la Sierra de Huétor. IDEAL

La playa de Mónsul sirvió como decorado para una de las secuencias más celebradas de la película, en la que Sean Connery, que interpretaba al padre del mítico arqueólogo, espanta a un grupo de gaviotas abriendo y cerrando su paraguas, y consigue que derriben a un avión nazi que trataba de matarles. Tras estrellarse el avión, Connery pasea tranquilamente, como si estuviera de picnic, y pronunció un memorable parlamento: «De pronto recordé lo que dijo Carlomagno: que mis ejércitos sean las rocas y los árboles y los pájaros del cielo». ¡Para que luego digan que las humanidades y el estudio de los clásicos no tienen aplicaciones prácticas!

'Indiana Jones y la última cruzada' también incursionó en la provincia granadina para la filmación de algunas secuencias. Por ejemplo, la que Steven Spielberg rodó en la estación de Guadix, convertida para la ficción en la ciudad turca de Iskenderun, con profusión de figurantes, exotismo… y algún extra que se coló en plano vestido de oriundo local, con su gorra y su chaquetilla. A estas alturas de siglo XXI podríamos discutir si fue un fallo, una de esas incongruencias espacio temporales que le dan salsilla al mundo del cine, o si resultó un canto prematuro a la Alianza de Civilizaciones que estaba por venir.

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Cerca de 200 extras fueron contratados para aquellas secuencias de 'Indiana Jones y la última cruzada'. Algunos de ellos, altos, sanotes y rubicundos, dado que les tocaba hacer de nazis, alemanes arios de aspecto imponente. La ambientación resulta de lo más conseguida.

Steven Spielberg junto a la fuente de los Leones. G. MOLERO

La otra secuencia de la tercera entrega de Indiana Jones se filmó en tierras granadinas fue la del sidecar conducido por Harrison Ford y que, llevando a su padre con él, llega a un cruce de caminos. En la ficción estamos en mitad de un bosque austriaco y una señal marca dos caminos: Venecia o Berlín. Es un momento divertido en que padre e hijo desempeñan su papel: Ford rezonga y blasfema y Connery le cruza la cara de un bofetón. Cariñoso, eso sí. ¡Hasta en las mejores familias se producen desencuentros y desavenencias! Sobre todo cuando se trata de decidir entre irse a la preciosa Venecia o adentrarse en la siniestra capital alemana que, por entonces, quemaba libros en las calles. En la realidad, nos encontramos en pleno Parque de Huétor, muy cerca del mesón–taberna Prado Negro. El lugar, aunque asfaltado, es perfectamente reconocible y merece la pena darse un paseo por un entorno privilegiado. A ser posible, en sidecar, por supuesto.

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Durante tiempo sonó a leyenda urbana: algunas secuencias de la tercera entrega de Indiana Jones pudieron haberse filmarse en la Alhambra, pero no hubo acuerdo entre el Patronato y la productora LucasFilm. El cineasta quería meter un Rolls Royce en los Palacios Nazaríes y Mateo Revilla, director del Patronato por aquellos entonces, no dio su permiso. De hecho, la foto del popular director posando junto a la fuente del Patio de los Leones es bien famosa.

No se filmó en la Alhambra porque el monumento es demasiado conocido como para pasar por otro escenario distinto

Spielberg y su familia se habían alojado en el Parador de Granada y es cierto que hubo negociaciones para la filmación de Indiana Jones en la Alhambra. En concreto, la productora solicitó permiso para rodar tanto en el referido Patio de los Leones como en el Partal el día 2 de mayo de 1988.

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Tras varias idas y venidas y después de la visita del talentoso cineasta al monumento nazarí, la propia productora rehusó rodar en la Alhambra, aduciendo dos razones. La primera, de orden práctico: que la profusión de visitantes lo haría todo muy complicado e interrumpiría el día a día del famoso monumento.

La segunda llevaba implícita una bonita carga poética: se trata de un monumento tan internacionalmente conocido y tan visualmente famoso que resultaría imposible simular que fuera cualquier otro lugar del mundo. Finalmente, la secuencia del Rolls Royce se filmó en Almería, en la Escuela de Arte: aunque es de finales del XIX, alberga un claustro perteneciente a un antiguo convento de la época de los Reyes Católicos y daba el pego a las mil maravillas.

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La Baldwin, locomotora de cine

Es una de las grandes estrellas del cine granadino. La locomotora Baldwin que aparecía en Indiana Jones es una veterana de los rodajes en nuestra tierra, que ya había aparecido, entre otras, en 'El bueno, el feo y el malo', de Sergio Leone; 'Doctor Zhivago' de David Lean; 'Reds', de Warren Beatty o 'Buenos días, Babilonia', de los hermanos Taviani, por citar películas de géneros muy diferentes. Es tal su fama y su presencia en el cine internacional que hay una petición para que la Baldwin, locomotora que funciona con carbón, sea reconocida con un Goya de honor. Es irónico que Granada, tanto tiempo incomunicada por tren, tenga en una locomotora a uno de sus iconos cinematográficos más reconocible.

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