Víctor Aranda corre con un desfibrilador. Pepe Marín

Historia de superación en Granada

«El infarto es lo mejor que me ha pasado; mi vida ha ido a mejor»

Hace dos años, en una prueba de montaña, Víctor Aranda sufrió una embolia. Mañana, en la SkyRace de Güéjar Sierra, correrá desfibrilador al cuello para dar visibilidad a estas enfermedades

Viernes, 29 de noviembre 2024, 00:25

Víctor Aranda nunca olvidará lo que vivió el 27 de marzo de 2022. Aquella mañana amaneció contento, enérgico. Había llegado el ansiado día. Por fin iba a correr el Trail Huétor Santillán, una de las carreras de montaña más míticas de Granada. En el calentamiento, ... se notaba «súper». «Uy, hoy me salgo», pensó. Y arrancó la carrera. Pero un kilómetro y medio o dos después, en un llano donde empezaba un poquito de cuesta, notó que las piernas no le respondían;era como «una molestia gástrica». Así que se dio media vuelta dispuesto a esperar a sus amigos en una cafetería. No tenía cuerpo para correr.

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En el camino, este jienense asentado en Granada se cruzó con varios amigos, entre ellos Lolo, que es técnico de ambulancia, conductor. «Él sí me tuvo que ver algo porque me paró, me cogió del brazo y me preguntó si estaba bien. Me miraba mucho a la cara, preocupado», recuerda Víctor. Pero él no atinaba a decir nada. Se sentía mareado;quiso sentarse. En cuestión de segundos, se desplomó. Le había dado un infarto. Tenía solo 44 años.

Por fortuna, no fue fulminante. En la carrera de Huétor Santillán había cinco médicos de distintos puntos de España. Encontraron a Víctor en el suelo, boca abajo y sin pulso. Una situación para la que es difícil prepararse. «Nos libramos de correr muchas subidas, pero corrimos lo suficiente para no dejarte sin circulación ni un minuto. ¡Tiene que vivir! Pensábamos mientras nos turnábamos para hacerte el masaje cardiaco». Así se lo contaron después en una emotiva carta.

«Nos libramos de correr muchas subidas, pero corrimos lo suficiente para no dejarte sin circulación ni un minuto«

Ana, Gloria, Macarena, Carmen y José Manuel

Los médicos que le salvaron la vida a Víctor

En este escrito, que ha llegado a manos de esta redacción, los profesionales admiten que los catorce kilómetros se desvanecieron. Su nuevo objetivo era mantener la vía aérea abierta, meter el aire que no inspiraba y que su corazón latiera a base de comprimirlo antes de que llegara el equipo de urgencias y el desfibrilador. La primera ambulancia tardó veintitrés minutos. Cuando apareció el 061, le cortaron la camiseta con el dorsal, le colocaron el DESA y le cogieron una vía. Tras un par de descargas, apretó con fuerza la mano de una sanitaria. Víctor estaba vivo.

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Pulso a muerte

Tras aquel pulso a la vida, una UVI móvil lo trasladó al hospital Virgen de las Nieves. En la UCI, lo atendió el doctor Javier Puerma. «Cualquiera diría que te ha dado un infarto», soltó tras analizar la fuerza de su corazón. De primeras, le iban a poner un stem, pero las pruebas de cateterismo demostraron que no era posible. Tenía siete obstrucciones en las venas ascendentes, en las partes finales, donde no llega la vía del catéter.

«Estaba entusiasmado. Me conectaban a una máquina que es corazón y pulmón y mientras iban arreglando la avería»

Víctor Aranda

Presidente de la asociación de pacientes cardiacos de Granada

En junta de médicos se acordó que Víctor requería una revascularización de los vasos, así que había que operar. Le harían un triple by pass. «Me metí en YouTube y vi lo que era. ¡Qué puntazo! Yo estaba entusiasmado con lo que me iban a hacer. Era el culmen de la ciencia», dice con emoción. «Me paraban el corazón. Yo estaba inherte, muerto. Me conectaban a una máquina externa que es corazón y pulmón a la vez y mientras ellos iban arreglando la avería. Yo estaba flipando», asegura.

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«Estoy aquí»

La intervención fue el 8 de abril de 2022 y el 14 Víctor ya estaba en casa. Durante ocho semanas, estuvo en rehabilitación. Su principal preocupación era «si iba a poder hacer deporte en mayor o menor medida». Le dijeron que sí –menos mal–. Los ejercicios requerían unas pulsaciones mínimas que caminando no lo alcanzaba, así que empezó a trotar. Poco a poco, fue recuperando el músculo perdido. Cada vez se sentía más fuerte. Cerró el circulo cuando este año hizo la Trail de Huétor Santillán, la mini. «Ahí dije: estoy aquí».

Víctor visibiliza las enfermedades cardiacas corriendo con un desfibrilador frente al Trevenque. Pepe Marín

Desde entonces, Víctor no ha parado. «El infarto es lo mejor que me ha pasado. Después solo han venido cosas buenas. Mi vida ha ido a mejor», admite el de Jódar. Comercial de supermercados Eroski desde hace diecisiete años, ha aprovechado su nueva vida para convertirse en educador canino. Ahora, también ocupa el puesto de presidente de la asociación de pacientes cardiacos de Granada, que hoy tiene 487 socios.

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Por todos ellos, precisamente, y por sí mismo, mañana hará el cierre de la minitrail de Güéjar Sierra, la prueba de catorce kilómetros, con un desfibrilador colgado del cuello. El objetivo es concienciar sobre las enfermedades cardiacas porque «el riesgo siempre está ahí. Además, «ganadores de carreras hay muchos, pero pocos pueden decir haberle ganado a la muerte».

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