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Sergio González Hueso
Granada
Martes, 12 de enero 2021, 00:33
Aunque las cifras llevaban semanas empeorando, los expertos sanitarios que estudiaron a fondo la curva de la segunda ola defienden que el punto de inflexión de aquellos días fue el puente del Pilar. Todo se descontroló entonces y marcó el inicio de un periodo restrictivo ... en el que primero se clausuró la Universidad, luego las autoridades pidieron el autonfinamiento voluntario y, por último, se estableció un toque de queda y se cerró la actividad no esencial.
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Una avalancha de limitaciones que no lograron frenar el recrudecimiento de la pandemia hasta un mes y medio después. El día 15 de octubre, cuando comenzó todo, en Granada había ingresadas en los hospitales con Covid un total de 209 personas, precisamente un nivel casi idéntico al que se notificó ayer (210) por parte de la Consejería de Salud yFamilias. La diferencia entre ambos periodos es el nivel de ocupación de la Unidad de Cuidados Intensivos, la UCI, donde si entonces había 28 enfermos críticos, en la actualidad son justo el doble: 56.
Muchos lo veían venir. Uno de ellos fue el facultativo Jorge Fernández Parra. El también presidente del Colegio de Médicos alertó en reiteradas ocasiones antes de la Navidad de que la tercera ola se preveía más dura que las dos anteriores. Al menos así había sucedido ya en algunos países de otras latitudes. Pero para él el principal riesgo no era tanto la fuerza con la que se esperaba la vuelta de la pandemia sino que Granada llegase a la fase de ascenso con una ocupación aún alta en los hospitales. Como así ha sido, sobre todo en las áreas para críticos.
Los datos son claros. En Granada la fase de descenso en la presión hospitalaria acabó el pasado 2 de enero, que fue cuando se alcanzó la tasa de ocupación más baja desde septiembre. El problema es que la zona de 'planta' se recuperó mucho mejor que la UCI. Desde el pico de la segunda etapa de dificultades, que se alcanzó el 10 de noviembre en hospitalización y el 21 en UCI, las medidas autonómicas de control lograron reducir en un 84% las primeras y un 67% las segundas, cuando en estas últimas siempre se ha tenido mucho menos margen de maniobra.
El motivo de este desfase lo explica el propio Fernández Parra, que recuerda los ciclos de una enfermedad en la que su dinámica rectora entraña una fase en la que repuntan los contagios dos o tres semanas después de una festividad en la que se han relajado las medidas, y a partir de ahí viene el incremento en la presión hospitalaria: primero en 'planta' y finalmente en la UCI. El facultativo calcula que los cambios entre estos tres escalones se producen en periodos de entre 14 y 21 días. Granada actualmente estaría hoy en el estadio inicial de una hipotética tercera ola, en el que la incidencia de contagios comienza a subir como la espuma. No obstante, la provincia alcanzó ayer una tasa superior a los 300 casos por cada 100.000 habitantes, lo que el Ministerio de Sanidad define como estar en una situación de 'riesgo extremo'.
De acuerdo con los datos del parte regional, los nuevos casos notificados ayer alcanzaron una cota de 647 positivos, lo que supone multiplicar por cinco el nivel de nuevos casos diario en tan solo una semana. «Aún es pronto para decir que estamos inmersos en la tercera ola, pero de mantenerse el ritmo calculo que en unos diez días estaremos con muchas dificultades otra vez», opina Fayna Gómez, enfermera y secretaria provincial del sindicato Satse en Granada. Tanto ella como otros sanitarios ven con preocupación la deriva de las cifras. «Yo no sé si es tercera o que sigue la segunda, pero pinta esto mal otra vez», añade Félix Alonso, responsable sanitario de CCOO. Entre los sanitarios la ocupación aún no les preocupa demasiado, pero sí lo que pueda venir a partir de esta semana.
En previsión a que las actuales UCI se vean en serias dificultades durante el próximo mes, las autoridades sanitarias han dejado listas algunas salas hospitalarias que se han readaptado para la atención a críticos. Por ejemplo, la capilla del Virgen de las Nieves, que se montó a finales de la segunda ola pero que no se llegó a usar nunca. Hoy está cerrada y lista en el caso de que se tenga que tirar de ella. Lo mismo sucede con las áreas de reanimación postanestésica que han servido de apoyo a las UCI o, por ejemplo, con la reciente recuperación de un bloque de críticos en parte de la novena planta del viejo Clínico.
Todo por si acaso y siempre pensando en que la otra gran diferencia existente en este periodo,la vacuna, sirva de contrapeso a la pandemia. «Parece que siete días después de la primera dosis ya se alcanza algo de inmunidad. Esperemos que el proceso de vacunación ya iniciado pueda minimizar la tercera ola», concluye Fernández Parra.
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