El Instituto del Verbo Encarnado: origen y escándalos de una orden controvertida

El IVE comenzó en la ciudad de San Rafael en Argentina como un pequeño grupo de sacerdotes y seminaristas iniciado por el padre Carlos Buela, ordenado en 1971. Los jóvenes seguidores de este reverendo fueron expulsados del seminario de la ciudad argentina de Paraná por su apoyo a un obispo excomulgado por Juan Pablo II.

Sin embargo, fueron acogidos en San Rafael por un obispo que destacó por su conservadurismo y su clima de resistencia a las reformas del Vaticano II. Para evitar el conflicto con Roma, declararon su adhesión al Papa. La rama femenina de este grupo, las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, surgió en 1988.

En 2001 la autoridad eclesiástica clausuró un seminario y otras dos casas de formación en en San Rafael. La decisión, firmada en Roma, marcaba la culminación de un largo proceso que suscitó quebraderos de cabeza a los obispos argentinos, inquietos por el sesgo de esa agrupación identificada con posiciones integristas. Con el espaldarazo del obispo de Velletri-Segni, el IVE prosperó pese a las polémicas inciales.

El fundador fue apartado por el Vaticano en enero de 2010 tras recibir denuncias de sus afectados por abusos sexuales. Carlos Miguel Buela, fue condenado en 2021 por la Iglesia por abusos sexuales a seminaristas y la curia ha cuestionado esta institución y su funcionamiento por desobediencia, por la alta deserción de los religiosos en sus filas o las carencias en la formación de sus novicias. Buela falleció a los 82 años en 2023.

El IVE se caracteriza por el control de la sexualidad, el castigo a la masturbación, y una moralidad estricta. Hace tres años, varios fieles presentaron ya denuncias por abusos de autoridad y de conciencia contra varios integrantes del IVE.

Recientemente, en Manresa, una mujer ha denunciado a la orden por retener a su hermana y aprovecharse de sus dolencias psicológicas. El IVE se ha puesto también bajo el foco mediático por convocar a la gente a rezar de rodillas en la vía pública, para recuperar la masculinidad.

La congregación se describe como una orden dedicada «totalmente a Dios». Cumplen los tres votos de castidad, pobreza y obediencia, además de un cuarto voto de «esclavitud mariana» por devoción y amor a la Virgen.