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R. Vílchez
El artesano de un pueblo de Granada que comenzó a trabajar el barro hace 80 años en un torno manual

El artesano de un pueblo de Granada que comenzó a trabajar el barro hace 80 años en un torno manual

Miguel Orellana, al igual que sus ancestros, ha sido uno de los grandes y últimos alfareros que ha desempeñado el oficio en Las Barreras de Órgiva

Viernes, 11 de octubre 2024, 10:09

El alfarero alpujarreño Miguel Orellana Sabio, nacido en Las Barreras de Órgiva hace 88 años, es un artesano del barro por genética. Miguel desciende de un repoblador y alfarero gallego fundador de la aldea de Las Barreras tras la expulsión de los moriscos. Según Miguel Orellana «Las Barreras, que debe su nombre al excelente barro que existe en este lugar para la alfarería, en otros tiempos poseía unos 200 artesanos. La mayoría de los molineros de aceite de la Alpujarra, el Valle de Lecrín o Los Guájares, adquirían en mi aldea las tinajas para el almacenamiento. Estos recipientes eran trasportados con bestias provistas de capachos y herpiles para sujetar las tinajas atadas con sogas de esparto. Otras personas dedicadas a la venta ambulante cargaban en carros, mulos y burros los artículos que se realizaban a mano en tornos para revenderlos», ha manifestado junto a un gigantesco pipote elaborado por él mismo para decorar su casa.

Miguel Orellana ha elaborado desde temprana edad cántaros, tinajas, tejas, ladrillos, orzas, pucheros, maceteros, etcétera. Miguel heredó el oficio de alfarero de sus ancestros. La mirada de este gran artesano se ilumina cuando habla de su antiguo oficio y de la cacería con reclamo que todavía la lleva a cabo. También este alfarero es un gran devoto del Santísimo Cristo de la Expiración de Órgiva (durante un tiempo fue hermano mayor de su cofradía) y de la patrona de su aldea, la Virgen de la Fe. Sobre Las Barreras, Miguel Orellana ha indicado que «un vecino de Galicia llamado José Orellana se vino a vivir, tras la repoblación y expulsión de los moriscos, al pueblo de Cádiar. Un día, cuando se dirigía a Granada capital, comprobó a la salida de Órgiva, dirección Lanjarón, que la tierra de este lugar era más buena que la de Cádiar para trabajar el barro y a los pocos días se mudó a este sitio que le denominó Las Barreras por su buen barro», ha apuntado.

Orellana recuerda cuando en Las Barreras existían 20 hornos alfareros y unos 200 artesanos. «Yo ayudé mucho a mi padre José a elaborar tinajas que le cabían 80 arrobas de aceite. La transmisión del oficio comenzó a desaparecer en los años setenta del pasado siglo. Un familiar, Rafael Orellana, sigue trabajando el barro y es muy solicitado en ferias«.

Su vida ha estado dedicada al trabajo y a ayudar en casa. «Yo dejé de ir a la escuela a los 10 años de edad para trabajar en la alfarería familiar. Por la noche me daba clase en su escuela don José Dumont», recuerda. Luego hizo la mili en Ibiza y allí, en horas libres, también trabajó de alfarero. En 1965 emigró a Alemania para trabajar en una fábrica de cerámica. «Recuerdo cuando mi patrón me vio trabajar y al ver lo bien que lo hacía me pagó tres veces más que a los demás artesanos. Allí estuve cuatro años y con los ahorros pude comprar una finca en mi tierra», explica.

También tuvo un bar y compaginó el trabajo de tabernero con el de alfarero. Además, ha presidido dos comunidades de regantes durante 30 años. Asimismo, ha sido concejal durante muchos años y presidente de la Cámara Agraria. «Ahora llevo una vida muy tranquila con mi esposa y demás familia a la que adoro. Por tener, tengo ya hasta biznietos», sentencia.

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