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Antonio Yebra Cabrera nació en La Alpujarra alta hace 43 años. Desde muy joven es vaquero y pastor de cabras y ovejas. También posee vacas y es guía ecuestre de alta montaña. Su forma de trabajar con sus animales es excepcional. Hombre rústico que lleva el corazón en la mano, dispuesto a compartirlo con el mundo entero. Antonio es un hombre sin doblez. Sus raíces provienen de una cultura muy antigua que se ha transmitido de generación en generación y que va desapareciendo. Su padre se llamaba Eduardo y era de Canjáyar, y su madre se llama Carmen y es de Laroles, uno de los municipios más estupendos y con impresionantes vistas de La Alpujarra oriental.
Antonio tiene cuatro hermanos varones que se dedican a otras profesiones. Antonio, alto y enjuto y con ropa vaquera, se asemeja a un tejano del viejo y salvaje Oeste americano. Antonio tiene tres hijos y le han sobrado primaveras para enamorarse. Este vaquero de pura cepa posee también una colección de cencerros y goza en su terruño y fuera de él de un relieve merecido. Conoce como nadie los senderos abiertos entre hortales, besanas, montes, llanos y sierras. La cabalgadura es su medio para cruzar caminos.
El padre de Antonio fue la sexta generación de una familia de arrieros dedicados al transpone de aceite, harina, pescado, cereales… por el Puerto de la Ragua para llegar a la zona del Marquesado del Cenete. Sus animales iban cargados y regresaban cargados a su tierra con otras cosas. El trueque (intercambio) era una práctica muy habitual en aquellos tiempos. Años después esta familia se dedicó a la marchantería. Antonio también posee una empresa que se dedica a realizar rutas a caballo y con mulas por Sierra Nevada. Antonio es un ser extraordinario. Está doctorado en la 'Universidad' de la vida rural.
Sostiene Antonio Yebra que él se siente libre con su profesión. «Nadie manda en mí. Algunos me tratan de loco con tanto ganado, pero yo soy libre de esta forma. Yo he participado en películas, series y documentales. He participado en algunas películas realizadas en escenarios de Tabernas (Almería). Ahora, entre caballos y mulos tengo 32 animales que los quiero con locura. También tengo perros. Fui poco a la escuela. A los 8 años de edad tuve que empezar a trabajar en el campo guardando 500 cabras a 2.500 metros de altitud sobre el nivel del mar. Ahora, aparte de los caballos y los mulos, tengo también más de un centenar de vacas en extensivo de la famosa y casi desaparecida raza pajuna en lo alto del Puerto de la Ragua», ha informado.
«Suelo acudir a algunos pueblos de La Alpujarra para participar en exhibiciones y en las carreras de cintas a caballo. La última visita ha sido a Yegen para participar en las carreras de cintas. He llevado 25 caballos y mulos de reata, de carga, como antiguamente: con aguardiente, pan casero, embutidos y vino. Me han acompañado varias amazonas. El llevar anís, vino, tabaco y viandas cuando salgo es para seguir con la tradición de mis ancestros. Cuando llego a un pueblo o cortijada brindo lo que llevo a los amigos. Es mi forma de ser. Uno de mis amigos se encuentra en Yegen y se llama Manolo 'El de Mandanga'. Mi empresa organiza rutas con mulas y caballos por caminos ancestrales de corta y larga duración. En varias de estas rutas nos sumergimos en el Parque Nacional de Sierra Nevada donde vivimos una aventura de cowboy. No es necesario tener experiencia en montar. Sin embargo para la Ruta del Cowboy las personas que lo deseen deberían de haber montado antes varias veces», terminó diciendo Antonio Yebra Cabrera.
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