Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Un grupo de personas del municipio alpujarreño de Cádiar, nacidas en 1970, han salido a la calle para celebrar a lo grande la 'Fiesta de los Quintos'. Algunos de los 28 quintos no han pudieron asistir a esta celebración por diversos motivos. En realidad esta fiesta se debería de haber realizado hace unos años pero la pandemia del coronavirus lo impidió. Estas personas han recorrido el pueblo ofreciendo al público jamón, pan, vino del terruño, de la Sierra de la Contraviesa y música. También, para seguir con la tradición, un muchacho ha portado una escupidera nueva con caldo del 'Dios Baco'.
Las bromas han estado a la orden del día. Algunas mujeres se han sumado a este evento. Los muchachos participantes ya tienen 54 abriles y lo han pasado a lo grande en esta antiquísima tradición. El suculento almuerzo lo han celebrado en uno de los esmerados restaurantes del pueblo. En la 'Fiesta de los Quintos' de este año han participado con mucha marcha y mucho calor: Rosario, José, José Antonio, Fran, Mari Ángeles, Paco, José María, Juani, Antonio, Juan, entre otros.
La 'Fiesta de los Quintos', que alude a la quinta parte de un siglo, ha estado ligada en Cádiar desde tiempos inmemoriales al servicio militar. Los jóvenes que cumplían la mayoría de edad y por lo tanto les tocaba incorporarse a filas para hacer 'la mili' obligatoria, eran los encargados de realizar la 'Fiesta de los Quintos'. El nombre proviene de 'quintas', el discriminatorio sistema de reclutamiento que estuvo vigente en España entre 1730 y 1912 y que tiene su origen en el reinado de Juan II de Castilla (1406-1454) durante la cual se estableció que uno de cada 5 varones debía servir en el Ejército.
En Cádiar la escenificación de la celebración de despedida de los jóvenes llamados en el pasado a filas, sigue en activo todos los años. Antiguamente cuando se tallaban los quintos se organizaban fiestas. En otros tiempos la 'contribución de sangre' podía sustituirse por una redención en metálico, que ha finales del siglo XIX estaba entre las 1500 y 2000 pesetas de las de antes. Todo un pastón. Solo los ricos y pudientes podían permitírselo. El tallador de quintos era de madera y se encontraba en la Casa Consistorial. Servía para medir la altura de los futuros reclutas. Los bajos de estatura, personas con los pies planos, hijos de viuda… se libraban de hacer el servicio militar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.