En la comarca de la Alpujarra la longevidad es excepcional. La dieta, el clima y la conexión social son algunas de las claves para envejecer mejor. En Bayacas (anejo de Órgiva) Juan Antonio Viana López, de 95 años, tiene claro el secreto de su longevidad: ... no parar de trabajar en el campo y degustar productos caseros. Su padre, Salvador, era de Bayacas y su madre, Isabel, de Carataunas. Este matrimonio tuvo dos hijos y cuatro hijas. El único que vive es Juan Antonio. Este hombre se crió en Carataunas hasta los 13 años de edad. Después se vino a vivir a Bayacas para trabajar en la finca de sus padres, de siete obradas de tierra, conocida como 'Haza del Medio'. El actual abuelo de Bayacas fue poco a la escuela, pero se doctoró en la 'universidad' de la vida rural.
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José Antonio Viana, después de desayunar con su esposa, se acerca todos los días a su mimada finca donde abundan, principalmente, los aguacates. En este lugar posee un cortijo para descansar de vez en cuando. En esta finca no faltan a sus anchas gallinas ponedoras y un gallo muy cantaor. José Antonio no ha tenido la necesidad de salir de su pueblo para trabajar fuera. Su finca ha producido frambuesas, habas, papas, hortalizas, guisantes, etcétera. Viana se libró de hacer la mili. Cuando tenía 30 años contrajo matrimonio con Francisca Gallardo Martín, nacida en el 'Cortijo la era de Benizalte' de Órgiva, hace 88 años. Este matrimonio tiene un hijo y una hija y dos nietas. La tierra y los cultivos le sirven de terapia para mantenerse saludable y lúcido. El ritmo de su existencia casi no ha variado. Su memoria es prodigiosa.
La persona más longeva de Bayacas ha indicado que cuando él era joven «funcionaban en el pueblo tres tabernillas, res molinos de harina y dos de aceite. La escuela estaba repleta de niños y niñas. La gente se dedicaba a la agricultura y ganadería. Las fiestas en honor a nuestro patrón San Sebastián eran muy divertidas. Yo me conservo muy bien porque siempre he comido y como lo que da la tierra que labro: papas, habichuelas, coles, lechugas, cebollas, ajos, zanahorias, aguacates, etcétera. También tengo gallinas. Años atrás he tenido muchas bestias, una de ellas, una mula, me duró 35 años. Hasta hace pocos años tenía cabras para tener buena leche y conejos y cerdos para el gasto de la casa. Yo he salido poco de mi terruño. Solo he visto Granada, Almería y Málaga, y tengo bastante. Mi finca repleta de árboles frutales me da la vida. El vino que tomo me lo trae mi hijo de Albuñuelas. Ahora estoy en la recta final de mi vida pero mientras pueda seguiré labrando mi tierra porque eso he hecho desde pequeño», terminó diciendo.
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