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La iglesia de la localidad alpujarreña de Pampaneira cumplirá este año 522 años. Una vieja ermita ubicada en la parte alta del pueblo fue el origen del templo actual, cuya ubicación en el centro urbano data del siglo XVIII. La iglesia parroquial de Pampaneira es una de las 97 instauradas en Granada en 1501, destacando por el color ocre de sus tejas y del ladrillo de sus muros. Durante los últimos cinco siglos la parroquia ha permanecido siempre como un lugar de encuentro en el que el pueblo de Pampaneira ha celebrado, compartido y expresado su fe en este templo consagrado a la Santa Cruz.
El templo original, cerca del camino de Bubión y Capileira, en la parte alta del pueblo, dejó de usarse como templo parroquial hace muchísimos años y fue convertido en ermita consagrada a Santa Lucía. El día 4 de septiembre de 1726 se iniciaron las obras de la nueva iglesia en su ubicación actual, obra que se prolongó por espacio de 4 años, hasta el día 25 de diciembre de 1730. El templo parroquial, constituido por una única nave, posee un espléndido artesonado de estilo mudéjar y varios retablos de madera de los siglos XVI y XVIII.
Antiguamente existía un retablo dorado dedicado a San José y otro pintado sobre la pared dedicado a Santa Filomena. Entre otras imágenes, el templo de Pampaneira posee las de San José, Santa Filomena, San Antonio Abad, San Antonio de Padua, Nuestra Señora de la Concepción, San Francisco de Asís, Nuestra Señora de los Remedios, Santa Rita, El Salvador, Cristo Resucitado, San Blas, San Ramón Nonato, la Virgen del Carmen, la Santa Cruz (titular de la parroquia), el Sagrado Corazón de Jesús, la Anunciación del Ángel a la Virgen y pinturas al óleo y varios retablos.
Antiguamente al cura había que besarle la mano los niños si se lo encontraban por la calle. Ellos solían repartir estampas y medallas. Las misas eran en latín y el cura de espaldas al público. Se ayunaba 12 horas antes de comulgar. Después pasó a ser 3 horas. Las mujeres entraban en la iglesia con velo y mangas largas. Estaba muy mal visto trabajar el Jueves y el Viernes Santo. Casi todos los vecinos se iban a la cama haciendo la señal de la cruz. Muchas mujeres rezaban el rosario por las tardes. En ocasiones se organizaban novenas, bien en las casas o en la iglesia. Los velatorios jugaban una importante función social además de religiosa. Un saludo común al llegar donde se encontraba otra persona era decir «Dios os guarde». Era muy frecuente que se hicieran promesas ante cualquier situación adversa. Una de ellas era vestir un hábito durante el resto de su vida. Había gran devoción a las Ánimas Benditas. En muchas moradas no faltaban ni siguen faltando velas y mariposas en aceite por las almas del purgatorio.
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