Lanjarón está de luto. El muy querido sepulturero de Lanjarón, Cayetano Martín, ha fallecido a los 62 años de edad en un hospital de Granada a consecuencia de un infarto. Llevaba varias semanas hospitalizado a causa de varias dolencias. Cayetano trabajaba todos los días en ... el cementerio de Lanjarón. El campo santo, tan silencioso, lo tenía siempre limpio, en estado de revista.
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Cayetano se encargaba de poner velas en los nichos en sufragio a los difuntos. Aprendió a andar y a caerse en el camposanto de su pueblo. De pequeño, mientras sus progenitores (fallecidos hace años) cuidaban de las labores propias del cementerio, él se dedicaba a entretenerse entre los nichos.
El camposanto de Lanjarón fue uno de los primeros en contar a partir de 1970 con electricidad, agua potable y solería gracias al por entonces alcalde Juan Pérez y a uno de sus concejales, Miguel Piñar. Cayetano se encargaba por las tardes de mantener el cementerio muy limpio. Todos los oficios tienen sus más y sus menos, pero sin dura el de enterrador es uno de los más complicados por la carga sentimental que acarrea. Cayetano acompaña a los muertos de Lanjarón en su último recorrido y es el que le da sepultura con el respeto que se merecen.
Cayetano Martín tenía 62 años y trabajaba también para el Ayuntamiento en tareas de fontanería y alumbrado público. Le encantaba estar en su 'segunda casa' para ejercer la profesión de enterrador lo mejor posible y tener siempre a punto el cementerio. Cayetano era un ser entrañable y admirable. Era un hombre muy madrugador que toma café con el sacerdote, Antonio Jesús Heredia, en el bar de Alberto, frente al Ayuntamiento.
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Profesión heredada
José, el padre de Cayetano, nació en Alcázar de Venus. Este hombre comenzó a ejercer la profesión de enterrador a principios de los años 50 del pasado siglo gracias a Mariano, el dueño de la fábrica de orujo de Lanjarón. José tomó la costumbre de llevarse a su hijo Cayetano con él.
El padre de Cayetano ejerció la profesión de sepulturero a pico y pala durante 17 años. Cuando él falleció, su hijo Cayetano tenía 6 años. A Carmen, su madre, no le importó hacerse cargo del trabajo de su marido para sacar a los suyos adelante. Esto hizo que se convirtiera en 1967 en la única mujer enterradora de España. Cuando Cayetano tenía pocos años se divertía dentro del campo santo jugando por los pasillos con una rueda de madera y un palo. Su madre elaboraba también por encargo coronas de flores para adornar tumbas y nichos en el mes de los Santos, principalmente.
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Cayetano, después de jurar bandera como soldado, obtuvo un permiso indefinido del almirante-capitán general de la Zona Marítima del Estrecho, Vicente Alberto y Lloveres, para que pudiera ayudar a su madre en el oficio de enterrador. Cayetano tiene un hijo y una hija. Pues bien, a su hija Elena, no le ha importado desde pequeña ayudar a su padre en las tareas del cementerio desde corta edad. La mujer de Cayetano conocida por 'La Chica' se encarga del tanatorio municipal.
Descanse en paz. Lanjarón te echará de menos. Gracias por haber servido tanto y tan bien a tu pueblo. Tu amigo Rafael Vílchez nunca te olvidará.
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