Domingo, 3 de julio 2022, 19:36
Antonio Fernández Vargas, el abuelo de Busquístar, ha fallecido. Él nació en 1924 y con el paso de los años se ha convirtió en el hombre más longevo de su pueblo alpujarreño. Antonio, el recordado Antonio, tenía el carnet de conducir en activo desde el ... año 1965. Pese a su avanzada edad se mantenía muy activo y, entre sus pasatiempos preferidos se encontraba la escritura, la poesía, los sainetes y los viajes con su mujer Dolores Ortega por La Alpujarra y otras zonas conduciendo su propio coche, un Fiat Uno, también con buena salud y muchos años. Antonio era un conductor muy responsable. Era la envidia de sus colegas de Busquístar. Pocas personas podían presumir de contar con un historial de conducción tan impecable. Antonio era todo un ejemplo de humildad, trabajo y dedicación a su familia y amigos. Los veranos los pasaba en Busquístar. El cerezo de la puerta de su casa le proporcionaba un fruto exquisito.
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El abuelo de Busquístar hablaba con lucidez. Con respecto a su vida, hace varios años relataba que sus padres, Federico y María tuvieron 7 hijos. «Yo nací el primero ellos en 1924. Dos de mis hermanos ya no están con nosotros. Solo pude ir a la escuela 4 meses porque estalló la Guerra Civil y todo se fue al traste. Cuando cumplí 7 años comencé a ayudar a mis padres guardando cabras y ovejas y una burra. Las cabras nos proporcionaban la leche, las ovejas la lana y la burra el acarreo de las cosas del campo», recordaba perfectamente Antonio Fernández sentado en un banco.
Según el más mayor de Busquístar, «mi infancia y juventud la viví muy pegada al escalonado y pendiente campo alpujarreño. Tanto que vi por primera vez Granada capital y el mar Mediterránea en 1945, cuando ingresé en el servicio militar. Cuando me licencié y deje de estar ingresado en un hospital durante 45 días, regresé a Busquístar enfermo y no pude trabajar hasta pasados tres años. Uno de mis pulmones lo perdí en la mili. Más adelante, en 1951, contraje matrimonio con Dolores y tuvimos tres hijos como tres flores que nos han dado 4 nietos y un biznieto. Una de mis nietas, Pilar, es periodista en Cataluña», expresaba orgulloso.
El hombre más viejo de Busquistar trabajó en el canal de la central hidroeléctrica del Barranco de Poqueira. Después montó en su pueblo una tiendecilla de todo un poco y como no le fue bien el negocio porque dió mucho fiado emigró en 1960 a Figueras en busca de porvenir y después a Francia donde estuvo 14 años, 9 meses y 14 días trabajando, pagando algunas deudas contraídas en Busquístar y ahorrando algún dinero. Desde hace años solía compartir su querido terruño con tierras de Barcelona, donde reside su familia.
Antonio Fernández, mi amigo del alma, escribió varios libros de poesía, fábulas, cuentos, refranes, adivinanzas, diálogos o teatro. Hace unos años, el Ayuntamiento de Busquístar, presidido por Elizabet Lizana, lo homenajeó. El abuelo de Busquístar colaboró con el Centro de Poetas Fina Palma de Horta, de Barcelona. Antonio no aparentaba su avanzada edad. Su rojiza faz carecía de arrugas, surcos ni pliegues. Su frente estaba despejada. Su mejilla era carnosa. Antonio caminaba todos los días cinco kilómetros para mantenerse en forma. Los recuerdos le superaban. Nunca fue ambicioso. Su hoja de servicios está colmada de merecimientos. A Antonio le encantaba charlar de los tiempos de antes y compartir amistad. Era un ser sin doblez. También le gustaban mucho los embutidos que se elaboran artesanalmente en un comercio de Busquístar cercano a su casa. Descanse en paz.
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