La parroquia de Órgiva, consagrada a Nuestra Señora de la Expectación, ya acoge las reliquias del joven beato lanjaronense y seminarista mártir de la persecución religiosa en España durante la Guerra Civil, Antonio Caba Pozo, y las de la beata granadina Conchita Barrecheguren. Las reliquias de ambos han quedado entronizadas y depositadas en el altar mayor. La eucaristía comenzó con la procesión de entrada portando las reliquias. Éstas fueron depositadas en el altar por el sacerdote de Lanjarón, nacido en Órgiva, Antonio Jesús Heredia, ya que el beato Antonio Caba Pozo era de Lanjarón.
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El acto religioso estuvo presidido por el Vicario General de la Diócesis de Granada, Enrique Rico Pavés. Los curas de las parroquias de Órgiva y de varios pueblos de La Alpujarra son Manuel España (un 'santo viviente') y David Salcedo. Centenares de personas asistieron a este emotivo acto, entre ellas, la corporación municipal, presidida por el alcalde Raúl Orellana, la sobrina y el sobrino de Antonio Caba, Mari Carmen y José Antonio Vera Caba, los responsables de las tres cofradías, el gran coro de la parroquia, Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil, etcétera. Según Antonio Jesús Heredia «los restos del beato Antonio Caba se depositarán en el altar de San José de la parroquia de Lanjarón el día 6 de noviembre por la mañana. Estarán presentes el arzobispo de Granada, las autoridades y cofradías de Lanjarón y muchos sacerdotes y vecinos de Órgiva, Torvizcón, Almegíjar, Caratáunas, Cañar, etcétera», anunció.
El beato Antonio Caba Pozo, asesinado a los 22 años de edad el día 21 de julio de 1936, fue seminarista de Lanjarón y encontró la muerte en el verano de 1936. Fue detenido en su pueblo por unos republicanos y fusilado a las afueras, camino de Órgiva. Murió perdonando a sus verdugos. Al sepelio fue todo el pueblo. Antonio «era un santo», fue la expresión más repetida aquellos días en Lanjarón.
La beata Conchita Barrecheguren García nació en Granada el 27 de noviembre de 1905. Su padre Francisco era de Lérida y descendía de una familia vasca-catalana. Su madre Concepción era granadina. La vida de Conchita fue breve. No llegó a cumplir 22 años. Pese a ello, fue tiempo más que suficiente para hacerse y construirse como mujer cristiana. Supo utilizar el tiempo y vivirlo intensamente. Padeció la tuberculosis. Supo aceptar y afrontar la cruz y su alejamiento del mundo y de todo lo que pudiera distraerla de su proceso de crecimiento espiritual. Murió el 13 de mayo de 1927.
También, en otro orden de cosas, la parroquia de Órgiva, una de las más bonitas de la provincia de Granada, coronada por dos torres, ha abierto sus puertas tras estar cerrada durante tres meses para acometer mejoras llevadas a cabo en su interior. La eucaristía y los sacramentos se han seguido celebrando en la Casa de la Juventud perteneciente al Ayuntamiento de Órgiva. Según David Salcedo Sola «la parroquia se ha pintado, se ha abrillantado el suelo, se han hecho retablos nuevos, las imágenes se han limpiado, la iluminación se ha ampliado respecto a lo que se hizo hace dos años, etcétera. El los dos últimos años se ha invertido unos 60.000 euros. Falta dinero para satisfacer esta cuenta. Haremos iniciativas para acabar de pagar lo que se debe. Yo, en la misa, he dado las gracias a todas las personas que nos han ayudado en este proyecto», terminó diciendo el joven sacerdote de Órgiva, natural de Otura, y recién nombrado delegado Episcopal de la Pastoral Universitaria.
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