La exhibición de la faena de la trilla ha vuelto a la era en la feria y fiestas de Padul, el municipio con más población de la comarca del Valle de Lecrín. Padul, con 8.416 habitantes, ha rescatado la parva con tres mulos y ... un trilla de discos en la era cercana al recinto ganadero que ha contado con más de un centenar de caballos, mulos, yeguas, ponis y burros. También ha habido venta de gallos y gallinas de pura raza y exposición de tractores y máquinas de trillar cedidas por Diego García, de 89 años de edad. Este vecino ha cedido al Ayuntamiento más de un centenar de piezas de labranza antiguas por espacio de 15 años para exponerlas en el Silo, que estuvo funcionando como cerealista hasta los años ochenta del pasado siglo. La feria y fiestas de Padul han sido espectaculares y muy divertidas.
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De la faena agrícola se encargaron con mucha maestría Nicolás Rejón, José Muñoz y Guillermo Morales. Varias mujeres también arrimaron el hombro en este trabajo con escobas y orcas. Padul ha sido siempre un pueblo fundamentalmente agrícola. Muchas gentes poseen también tierras en los términos municipales de Otura, Alhendín, Dúrcal, etcétera. Padul llegó a tener 430 eras de particulares en los parajes de las 'Eras de Santa Elena' y 'Las Eras'. Las eras eran cuadradas o rectangulares y las parvas redondas. El piso era de piedra.
En Padul se cría trigo y cebada, principalmente. En otros tiempos también se cultivaban legumbres: yeros, lentejas, garbanzos, beza, etcétera. El trigo 'Aurora' fue cultivo preferente. La cebada cervecera es muy apreciada. Antiguamente el cultivo de las viñas era importante. Según Mateo Carrasco Duarte, en su interesante libro El Padul, «hasta la decisiva implantación de los medios mecánicos, la agricultura exigía una serie de faenas que proporcionaban los no muy abundantes jornales, pero que durante todo el año, en determinadas épocas, aliviaban la situación de los jornaleros, que, dicho sea de paso, eran todos los hombres en condiciones y edad de trabajar. Así, por ejemplo, los cereales exigían la preparación de la tierra, barbecho y sembradura, que se hacía al voleo, la escarda, la siega y la trilla, es decir, desde septiembre hasta agosto, en una constante preocupación alrededor de la siembra. Esto consumía una gran cantidad de jornales, especialmente durante la recolección, que era la época crucial para ganar dinero, con que pagar las deudas y recomponer las necesidades de las familias».
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