Hace dos viernes –te llamaré viernes– el salón de plenos del Ayuntamiento de Granada, se abarrotó de libertad y tolerancia para que la ciudad y sus representantes, reconocieran la trayectoria valiente y libertaria de una mujer que nació hombre. La medalla del Ministerio de Igualdad ... a Kim Pérez vino a refrendar iniciativas anteriores del Ayuntamiento y la Diputación, en forma de reconocimientos a su persona. Y el asunto tiene su miga, porque no olvidemos –para que nunca se repita– que por los alrededores de la casa consistorial, el 18 de agosto de 1936, Juan Luis Trescastro Medina pregonaba a los cuatro vientos, para general conocimiento de la ciudadanía y escarmiento, que había participado en la detención de Federico García Lorca en casa de los Rosales, había prestado su coche para el traslado del poeta, formaba parte del pelotón de fusilamiento que lo asesinó, y que él, particularmente, una vez muerto Federico, le había dado dos tiros en el culo, por maricón. Y eso, de alguna manera, se exorcizó hace dos viernes, cuando en la casa consistorial, el Ministerio de Igualdad y la ciudad de Granada rindieron público homenaje a Kim Pérez, para poner a la ciudad en el sitio que algunos desalmados le arrebataron hace ochenta y seis años.

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Una ciudad en la que han convivido judíos, árabes, cristianos y gitanos, no podía seguir soportando esa losa infernal, llevada a cabo por bárbaros asesinos, sin alma y sin conciencia, homófobos desde la cuna, que imponían sus ideas, no con la fuerza de la palabra sino con la de las armas. Dos meses después de asesinar a Federico, le hicieron lo mismo a Agustina González López, 'La Zapatera', apodada así porque tenía una tienda de calzados en la calle Mesones, en cuyos escaparates vendía sus propios libros en los que hablaba libremente a cerca de la sexualidad y apariencia de hombres y mujeres, y además, vestía con ropa de hombre, de ahí que, en octubre del 36, los golpistas fueran a por ella y la fusilaran –según ellos– por ser lesbiana, ya que entre otras cosas, entraba sola a cafeterías y restaurantes, cosa que «no debía hacer» una mujer. Por eso, y por tantos casos más, es tan importante lo ocurrido hace dos viernes en el antiguo convento del Carmen, donde Granada se posicionó en aras de la libertad y tolerancia, junto al colectivo LGTBI, en defensa de sus derechos, que con demasiada frecuencia se ven amenazados por algunas individualidades de la población, incluso por algún partido político, que utilizando la democracia, hace gala de un involucionismo atroz, arremetiendo contra colectivos de hombres y mujeres que solo quieren vivir su sexualidad, de acuerdo con su mente y no con el cuerpo que les dotó la naturaleza, que fue tan cruel con ellos/as.

Granada es libertad

Que algunos semáforos luzcan la bandera arco iris no es una cuestión baladí. Es el compromiso de una sociedad que apuesta mayoritariamente por vivir en paz, en libertad, y tolerar todas las opciones. No quiero ni imaginarme lo que tuvo que significar en aquella Granada pacata del inicio de los cuarenta del siglo pasado nacer en una familia bien, de apellidos dobles, y darse cuenta a los doce años que su cuerpo no respondía a lo que dictaba su mente. En esa conferencia –como ella la llamó– que Kim Pérez nos dio en el salón de plenos, nos habló de cosas que obviamos sin querer. Como que todos y todas nacemos con dos tetitas y pene, y que luego el capricho de ciertas hormonas hacen que estos órganos se desarrollen más o menos, en función de si vas a tener apariencia de mujer u hombre. Pero la mente va por otro lado y es más poderosa. En esa lección magistral que nos dio a los presentes a cerca de la transexualidad, con la pedagogía más exquisita, fue muy fácil comprenderla y admirarla, sobre todo cuando relató que al cumplir los cincuenta años decidió dar el paso definitivo, y un día se marchó de clase siendo el profesor de Ética y Filosofía, apareciendo al siguiente, siendo la profesora de las mismas asignaturas. A pesar del impacto de su transformación, mantiene que sus alumnos/as no fueron precisamente los que mayor rechazo le mostraron, dando un ejemplo de tolerancia, que para estar al comienzo de los años noventa, fue muy positivo.

Militancia y testimonio

A partir de ese momento, Kim Pérez ha estado en la vanguardia de la lucha internacional. ​ Ha sido cofundadora y presidenta de la Asociación de Identidad de Género en Andalucía y del colectivo Conjuntos Difusos-Autonomía Trans. A punto de cambiar el milenio, siendo presidenta de la Asociación de Identidad de Género en Andalucía, consiguió que nuestra comunidad se convirtiera en la primera autonomía de España en incluir en su catálogo de prestaciones sanitarias el tratamiento y las cirugías de reasignación de sexo, lo que significó un gran avance para el colectivo. En 2013, se encadenó a las puertas del Parlamento de Andalucía e inició una huelga de hambre en protesta por el retraso en la aprobación de la ley Integral de Transexualidad. Antes, en 2007, ocupó puesto en la lista electoral de Izquierda Unida en las elecciones municipales para el Ayuntamiento de Granada, convirtiéndose en la primera mujer transexual que formó parte de una candidatura electoral en España. Y en las últimas elecciones generales, fue la número dos al Senado por la coalición Recortes Cero, siendo un honor para mí encabezar esa lista con ella. Kim, te queremos, y lo que es mejor… Granada te quiere.

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