«En Liverpool, el verano es lluvia y asados con la familia»

Metió a los perros en el coche y salió de madrugada de Granada. Llegó a Madrid y pasó Burgos, luego San Sebastián, y alcanzó Francia. ¿Su objetivo? Atravesar el Eurotúnel para pisar tierras inglesas y seguir conduciendo hasta acabar en Liverpool. Un largo viaje de tres días; doce horas en la carretera cada uno. Todo por huir del calor de la ciudad de la Alhambra. Todo por volver a casa, al menos, durante el verano.

A principios de julio, Katie Patterson, de 34 años, emprendió una vez más este viaje de regreso a la que fuera casa de los Beatles, como cada año desde que se mudó a Granada en 2020. A tierras andaluzas arribó con un contrato de Ayudante Doctor en la UGR. Lingüísta de profesión, imparte clases de inglés. Su contrato es de cinco años, pero espera subir de nivel y quedarse «todo el tiempo posible».

En este tiempo, la joven inglesa ha hecho del Albaicín su hogar, donde reside con sus perros, Pepe y Félix. «Me encanta Granada y me encanta mi barrio. Conozco a todos mis vecinos, no hay tráfico y estoy rodeada de naturaleza», comparte. Sin embargo, cuando llega el verano, Katie sale corriendo de la ciudad nazarí. «Hace tanto calor que no se puede hacer nada, no lo soporto. Si puedo, me voy a Liverpool los dos meses, julio y agosto», asegura.

El periodo estival inglés nada tiene que ver con el granadino. «En Liverpool, el verano es lluvia y asados con la familia. Vamos a la playa, que está a diez minutos en coche, y hacemos barbacoas, pero llevamos sudadera y paraguas», explica. Pero nada de eso importa. Es lo que tiene habese criado en un país en el que llueve uno de cada tres días. El agua es vieja conocida, tiñe los paisajes de verde e invita a reunirse en el hogar. Ella y su familia lo hacen cada domingo para comer; antes, pasean con los perros y los niños por el bosque.

En julio y agosto, Katie reina en la cocina. Le encanta preparar el típico asado de cerdo o pollo con patatas y verduras. «Cualquier excusa es buena para pasar un rato juntos; el clima no importa. No tenemos fiestas como en España, el tiempo no acompaña y no somos muy religiosos, pero tenemos otras costumbres, la mayoría en casa o en la naturaleza», comparte la joven.

En septiembre, empieza un nuevo curso y Katie vuelve a Granada. Por mucho que adore Liverpool, su plan de vida está aquí. «Me gustaría comprar una casa en el campo, a las afueras. Eso sí, en verano espero volver siempre al fresquito de mi tierra. Granada va en mi corazón».

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