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Emilia Jover Mira, quien ofreció una medalla de Conchita Barrecheguren a la niña N. cuando estaba ingresada en la UCI, en la Catedral de Granada este sábado. Alfredo Aguilar

Beatificación en Granada

«Llévale a la niña a la UCI la medallita de Conchita Barrecheguren y nosotras rezamos la Novena»

Emilia Jover Mira recuerda sentada en un banco en la Catedral de Granada cuando la tía de la pequeña que sanó gracias al milagro le pidió que rezara

Sábado, 6 de mayo 2023, 16:07

Emilia Jover Mira está sentada desde las nueve de la mañana en el tercer banco central de la Catedral de Granada. Está al mismo tiempo nerviosa, cansada, feliz y emocionada. A las once horas de este sábado comienza la ceremonia de beatificación de Conchita Barrecheguren ... en la Catedral de Granada y ella no quiere perderse ni un solo detalle, momento, pellizco, soplo de todo lo que ocurra en el templo granadino.

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«Esperanza, que así se llama la tía de la niña N., nos pidió que rezáramos por la pequeña porque estaba muy grave»

Emilia Jover Mira

Ha venido desde Alicante junto a más de sesenta personas, todas ellas fieles devotas de Conchita Barrecheguren, beata desde este mediodía, tras el preceptivo proceso llevado a cabo en la diócesis de Orihuela, posterior aprobación del Vaticano y proclamación del Papa Francisco.

Tras este camino, este sábado de mayo en Granada es el día en que Emilia Jover Mira recuerda cómo empezó todo. Cómo sin querer pero creyendo plenamente, con su Fe por testigo, hizo llegar a la pequeña N. una medallita de Conchita Barrecheguren y que gracias a la intercesión divina, logró sanar tras estar médicamente desahuciada, según ha certificado el Vaticano y el Papa.

«La tía de la niña N. -hay que ver a la niña esta mañana de sábado en el interior de a Catedral, frente por frente al Santísimo, a su todavia corta edad de nueve años, emocionada por estar allí presente, rodeada de los suyos, en un momento que pocos pueden vivir en su vida, al haber sido milagrosamente salvada-, venía a nuestra casa de Alicante a limpiar», recuerda ahora Emilia Jover Mira.

«Un día, continúa, nos llamó por teléfono para informarnos que ese día no iba a poder venir a realizar las tareas domésticas porque su sobrinita se había puesto muy grave». «Entonces, Esperanza, que así se llama la tía de la niña N., nos pidió que rezáramos por la pequeña».

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Recordaron entonces la devoción que tenían en su familia por Conchita Barrecheguren. «Por mi abuela, luego mi madre y ahora yo misma, comparte Emilia Jover Mira, vamos siempre el 13 de mayo a Granada, fecha en la que murió en 1927 la joven beata, porque tenemos mucha devoción».

Una vez en el carmen de Conchita, en la calle Antequeruela Baja, prolongación de la Cuesta del Caidero, se llevaban siempre a Alicante para repartir medallas y estampas.

Situación crítica

La situación de la pequeña N. era crítica. «Su tía Esperanza nos contó que la pequeña estaba morada, hinchada, rígida con los ojos en blanco. Los médicos dijeron que era una sepsis». Entonces, empezaron a rezar la Novena. Asimismo, a la niña le prendieron la medallita de Conchita Barrecheguren en un osito de peluche que le hacía compañía.

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«Terminando la Novena, al octavo día, preguntamos por el estado de salud de N. y nos dijeron: 'Una buena noticia. La niña ha abierto los ojos'». Hay que tener en cuenta, según el testimonio de Emilia Jover Mira, que en esos momentos los doctores valoraban la posibilidad de amputarle los pies porque estaban morados.

Todo cambió entonces. «Tenemos toda la familia una alegría tremenda», le contaron. «Ha abierto los ojos, han entrado los papás y le han cogido de la mano». A continuación, a la pequeña N. la desconectaron de todos los aparatos; diálisis, pulmón artificial etcétera.

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Lo primero que hicieron a continuación fue bautizar a la pequeña N., porque con las premuras de la enfermedad no habían tenido tiempo de organizar el Sacramento.

Cuando en le dieron el alta, una semana después más o menos, fueron a su casa a verla. «Es la primera vez que la vi». De igual forma, comunicaron al padre Francisco José Tejerizo Linares, ahora vicepostulador de la Causa de Canonización de Conchita Barrecheguren, lo que había sucedido. Ahí comenzó todo el proceso que este sábado ha terminado en la beatificación.

Los sentimientos y las sensaciones

Emilia Jover Mira también recuerda los sentimientos y las sensaciones que proporcionan este tipo de situaciones tan inusuales pero gozosas. «Sentí una alegría tremenda y quedé muy emocionada cuando vimos que la niña se había salvado».

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De hecho, «volvimos a Granada en mayo siguiente con el papá y la niña N. a dar gracias, y vino también la tía Esperanza». «Aún la llevaban en cochecito, tendría dos añitos y medio»

Llega este sábado, el gran día. Todo felicidad en la Catedral de Granada. «Hoy aquí estoy muy contenta, muy emocionada», describe momentos antes de las once de la mañana, a punto de comenzar la ceremonia de beatificación de Conchita Barrecheguren, de la que de alguna manera importante, Emilia Jover Mira es en parte protagonista.

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