Jueves, 28 de junio 2018, 01:05
«Cuando estamos en brote, no te queda otra que o no salir de casa y estar al lado del váter a la espera de que te de ganas de ir o salir pero teniendo localizados todos los baños por si tienes una urgencia». Fina ... Rodríguez lleva desde los 40 años diagnosticada de colitis ulcerosa, pero lleva notando sus síntomas desde mucho antes. Ya está acostumbrada, sabe que podrá hacer una vida normal cuando no tenga ningún brote gracias a la medicación y que, cuando el brote aparezca, que nunca sabe ni cuándo llegará ni lo que durará, debe armarse de paciencia, aparcar lo máximo posible su vida y no separarse demasiado de un cuarto de baño ante posibles diarreas o deposiciones. «Yo he tenido que llevar pañales porque en la calle no podía contener los espasmos de la colitis y no me aguantaba e, incluso, en mi propia casa, no podía llegar al váter desde el salón y al final había escapes», relata.
Publicidad
Esta misma realidad la comparten Antonio Hermoso, presidente de la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa (Accu) de Granada e Isabel Bermejo, otra de los miembros de la organización. Antonio también tiene colitis, mientras que Isabel padece de la enfermedad del Crohn. A pesar de contar con nombres tan distintos, ambas patologías tienen mucho en común: las dos se engloban dentro del grupo de enfermedades inflamatorias intestinales y se caracterizan por la inflamación crónica del aparato digestivo en diferentes zonas el mismo. Ahí es donde radica la diferencia entre una y otra. Mientras que en la colitis ulcerosa la inflamación se produce en la mucosa del colon, de manera que se inflama y se producen úlceras, la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier zona del tubo digestivo, desde la boca al ano.
Las manifestación más normales que se encuentran en ambas enfermedades son diarreas y cólicos, dolores abdominales, deposiciones acompañas en ocasiones de sangre, entre otros. Para Isabel, los dolores, que asemeja a la sensación de una gastroenteritis para que el que no padece su enfermedad se pueda hacer una idea de sus molestias, no son los únicos rasgos que protagonizan sus brotes: la desnutrición y el cansancio se llevan la palma. «Cuando te da un brote fuerte incluso te tienes que dar la baja porque estás muy floja, no tienes fuerzas para nada. Es una enfermedad que provoca mucho estrés por todo esto y, encima, se conoce que el estrés puede producir brotes, así que va una cosa unida con la otra», añade.
Según cuentan los miembros de Accu, en torno a unos 5.000 diagnósticos se producen al año en España de ambas enfermedades. Entre el Hospital Virgen de las Nieves y el PTS calculan que serán unos 200 casos. «En Granada creemos que hay unas 2.500 personas en proceso de tratamiento en los hospitales de Granada capital, a las que hay que sumarle los del resto de la provincia», comenta Hermoso.
Una de las características centrales de ambas enfermedades es la temprana edad de diagnóstico, produciéndose entre los 15 y los 30 años. «Con estas edades tan tempranas, es una losa cuando te dicen que es una enfermedad compleja, que te va a acompañar de por vida, que tienes que comer bien y que el alcohol y el tabaco están prohibidos. Ahí, el mundo se te viene abajo y no sabes qué hacer», explica el presidente de la asociación.
Publicidad
A pesar de ello, quieren ser rotundos: cuando están en brote su vida sí se limita pero, durante el resto del tiempo, son personas totalmente normales con las mismas posibilidades de ocio y vida que cualquier otro. El diagnóstico en ocasiones es complicado y a los médicos les cuesta dar con la tecla de qué es lo que realmente les ocurre. O esa es, al menos, la experiencia de estos tres miembros de Accu. «A mí me dijeron que eran nerviosa y yo, viendo que era Navidad, achaqué los dolores a todos los bombones que me había comido» afirma Fina.
Para quienes acabar de recibir el diagnóstico, Fina les aconseja que se aproxime a la asociación para conocer qué les espera y, sobre todo, les pide que no se encierren en sus casas, que lo cuenten y lo hablen: «Esto es de por vida y complejo, pero se puede vivir bien como cualquier otra persona. No deben hundirse, nosotros tenemos vidas normales porque no nos hemos rendido y nos hemos hecho fuertes, así que cualquier puede, solo hay que tener ganas de luchar».
Publicidad
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.