Luces y sombras de la noche de Granada
Los sonidos de la noche ·
La vuelta de la movida nocturna ha sido recibida con pitos por parte de los vecinos y con palmas por los empresarios, trabajadores y clientes. Todos quieren solucionesSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los sonidos de la noche ·
La vuelta de la movida nocturna ha sido recibida con pitos por parte de los vecinos y con palmas por los empresarios, trabajadores y clientes. Todos quieren solucionesJavier F. Barrera
Granada
Domingo, 12 de diciembre 2021, 00:26
Los versos «cuando llegaba la noche, noche que noche nochera» que escribió Federico García Lorca como telón de fondo de su 'Romancero Gitano', en los locos años 20, parecen estar cobrando vida cien años después. Granada es la noche, «noche que noche nochera» de Europa, de España y de Andalucía. Es luz oscura que atrae a gatos pardos y tirón para universitarios, adolescentes, 'baby boomers' y a la madre que parió a la juerga.
La noche de Granada es el lugar; mejor, la idea, en donde una ciudad se da la mano con lo mejor que ofrece: el turismo con la universidad; el ocio con la cultura y la música. Las consecuencias son que Pedro Antonio de Alarcón y Ganivet son más conocidos por sus bares que por sus libros, que la Universidad de Granada es la más atractiva para todos los Erasmus europeos, que la escena musical granadina es la más pop y más indie de todo el país y que la conciliación del descanso con la diversión es una ecuación que lleva tres décadas sin resolverse en la ciudad de la Alhambra. Tras la pandemia, la cuestión persiste.
Ha habido mesas, asociaciones, plataformas, organismos, debates, seminarios, plenos, ordenanzas, leyes, normas, redadas, patrullas, protestas y manifestaciones para buscar que no se conculque el derecho al descanso con el derecho a la diversión. Pero la realidad es que solo la pandemia de la covid con sus restricciones y confinamientos ha logrado traer el descanso total a los vecinos de las zonas más afectadas del Centro de Granada, las del entorno de las calles Elvira, Pedro Antonio y Ganivet.
Ahora, en la antesala de las fechas navideñas, en un ambiente de postpandemia y turrón, la noche de Granada ha vuelto definitivamente por sus fueros. Hay alegría, risas, copas, cenas, bailes, diversión a raudales, sustancias prohibidas, sexo rápido, también amor y buenas vibraciones. Empresarios y empleados de la noche, del sector del ocio y de la hostelería y restauración se despiden de las amargas consecuencias del coronavirus mientras los vecinos afectados vuelven a taponarse los oídos y a tomar pastillas para dormir. La Policía vuelve a emplearse a fondo. Han vuelto las peleas, las riñas, las agresiones y cierta sensación de noche chunga con malotes de todo tipo rondando por las esquinas.
La realidad granadina refleja así un algoritmo, un conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de este problema. La respuesta a la diversión en Granada pasa si se quiere por los empresarios del sector y sus empleados; los servicios de seguridad, limpieza y sanidad; por los vecinos afectados por ruidos y molestias, por las autoridades y sus representantes y por los consumidores de barra y noche. Entre todos tienen que resolver el algoritmo de la noche de Granada.
Granada. Último viernes de noviembre del año 2021. Como si fuera un videoclip, muchas escenas se suceden al mismo tiempo y todas desembocarán en la noche de Granada. Los protagonizan los clientes, los profesionales, los agentes policiales y los vecinos, que construyen entre todos una ópera de noche y vida.
Son las 21h. Félix Cobos está a los mandos de la discoteca Backstage, en la zona cero del entorno de Ganivet. En la Huerta del Rasillo, el agente Jose atiende al 'briefing' previo al operativo que patrullará por la noche las calles de la ciudad. A esta misma hora Mar se dirige a casa de Rosa, su vecina, con un pascuero con frondosas hojas rojas. Ambas viven en esta zona y se quejan de los ruidos. Son vidas cruzadas que tejen historias diferentes de la noche de Granada.
Por ejemplo la de Gonzalo, que trabaja en la Backstage en la calle Moras. Su jornada supone estar en la barra, servir copas y disfrutar con la gente. «La noche en Granada con la pandemia la he visto muy complicada, pero ahora la gente se está reactivando. Vuelve a salir y a disfrutar. Granada está volviendo a ser lo que era. Hay mucho movimiento. La prueba son las Navidades, que van a ir genial».
Esta visión la comparte Eva, relaciones públicas de la Backstage. Esta granadina se dedica a captar gente para que entre en su sala. En la misma calle, se presenta y les comenta las características de la sala, les dice que tiene dos plantas y que cierran a las siete de la mañana. Les ofrece los servicios que disponen, desde los palcos a las botellas para las consumiciones. «Se ve que la gente necesitaba salir. No hemos tenido ni un día en el que hayamos estado parados. Hay mucha gente de fuera. La discoteca se pone muy bien a todas horas, y los bares y las terrazas también. Granada está llena. Granada está como antes. Una de las razones es porque ofrecemos un ocio de calidad. Se nota que la calle está tranquila, sin peleas. La gente sale a disfruta con sus amigos. Y las Navidades van a tener mucho éxito. Granada va a estar a tope».
Félix es gerente y socio de Backstage. También es vicepresidente de la asociación Andalucía de Noche, creada durante la pandemia para defender el ocio nocturno. «Somos uno de los sectores más castigados por la pandemia. Ahora parece que podemos empezar a vivir y a respirar en este ocio nocturno. Percibimos muchas ganas en la gente y esto nos tiene que alimentar y servir de aliciente para poder trabajar.
Eva
Relaciones públicas de Backstage
-¿Cómo se ve la noche de Granada ahora?
-Desde que nos han dado libertad de movimientos Granada no ha parado de recibir turistas. Y de los propios granadinos, que se han tirado a la calle. Ha sido un boom en Granada y en Andalucía, con lo que el ocio nocturno se ha visto refrendando.
-¿Cómo lograr un ocio nocturno de calidad?
-Con las normas covid hemos sido estrictos y nos ha generado estrés. No lo habíamos vivido antes. Ahora seguimos alertas. Lo que no queremos es que se nos estigmatice y criminalice y que se diga que somos culpables de nada. Que todo el mundo que entre en nuestros locales tenga la máxima seguridad. Pero queremos ir de la mano con nuestros políticos, que nos marquen las pautas.
-¿Y las consecuencias de la noche, su lado oscuro?
-Estamos en la zona de Ganivet, hablo de lo que veo y conozco. Entiendo a los vecinos tras 18 meses de silencio por la pandemia, pero cualquier ciudad turística en España en el centro tiene ruidos. pero no queremos ser un problema. Queremos crear una comisión de trabajo con los políticos, los vecinos, los policías y los empresarios y, entre todos, buscar puntos comunes para poder vivir. Vamos a cuidar lo que tenemos, que Granada lleva siendo ciudad turística mucho tiempo. Y a nosotros se nos pone cara, se nos conoce, y nosotros mismos pedimos orden y buscar puntos de encuentro. Desde los horarios para tirar los vidrios a ayudar en la limpieza de la vía pública. El ruido es inevitable y es vía pública. Tenemos que hacer lo que sea para que el ruido sea lo menos posible, pero en una ciudad turística va a ser inevitable.
-¿Y las Navidades?
-Van a ser las mejores de mi vida. Lo veo desde ya.
También están los clientes. Adrián es un habitual de la noche de Granada. Se encuentra en Backstage. Dice que es una de las mejores discotecas de la ciudad. Es guitarrista y cantaor, hace rumbitas por los pubs de Granada «y por donde nos contraten. Somos humildes. La noche de Granada está prosperando, hace falta apostar por ella, que se respeten todas las normas. Mientras que se apueste por el ocio nocturno y la música en directo, está bien. Pero hasta hoy lo han dejado en el último lugar».
Mar y Rosa, vecinas del entorno de Ganivet entienden la situación de otra manera. Ellas lo ven desde el cristal doble con capa de aire que han tenido que instalar en todas sus ventanas y balcones para rebajar la intensidad del ruido que sufren. Sus balcones, antes los más tranquilos y hasta quizá más elegantes de la ciudad, son ahora un infierno del ruido y de la jarana que trae el ocio nocturno hasta sus almohadas.
El caso de Rosa no es una excepción. «Para poder dormir tengo que cerrar el doble acristalamiento del balcón de mi dormitorio, echar la persiana que va por el medio, correr las cortinas y los visillos, ponerme los tapones en los oídos y meterme un diazepan. Y aun así, el cuerpo nota las vibraciones y no descansa. Nos están fastidiando la vida», comparte su sufrimiento, que es el extensible a todos los vecinos de la zona de la calle Ganivet.
Rosa
Vecina del entorno de Ganivet
Estos vecinos no se han querido quedar callados y se han agrupado y movilizado. Cuelgan sábanas blancas en sus balcones y ventanas en señal de protesta, piden reuniones con los concejales y presentan denuncias por los incumplimientos de muchos de los locales por ruidos, terrazas ilegales y demás. No están solos. También se han unido los vecinos de la otra gran zona de ruido de la ciudad, Pedro Antonio de Alarcón, una calle y aledaños que es además protagonista de numerosos altercados nocturnos en las últimas noches de este mes.
La situación les ha llevado a solicitar al Ayuntamiento que sea declarada Zona Acústicamente Saturada, una herramienta que permite controlar el aforo, los horarios y las licencias de los establecimientos hosteleros y de ocio nocturno.
Mientras se resuelve, desde su balcón que da a la zona cero de la movida en Ganivet, Rosa suspira. «En esa esquina, de donde sale toda esa música que no me deja dormir porque les dejan tener las ventanas abiertas, lo que está prohibido, estaba una de las mujeres boutiques de Granada». En otra que había más adelante, más suspiros, «me hicieron mi traje de novia».
Lo ocurrido en el entorno de Ganivet es posiblemente también el caso más extraño posible de gentrificación. Una calle señorial con firmas de moda y complementos, entre ellas Loewe, dejaron paso a pubs, discotecas y terrazas que ahora les hacen la noche imposible. «Todo empezó con la remodelación de la calle Ganivet», sentencian. «Fue entonces cuando se lió. Hemos llegado a ver hasta peleas por un tanga amarillo».
Lo sabe rematadamente bien la Policía Local de Granada, que esta noche que contamos ha desplegado un dispositivo para supervisar los aforos de los locales, realizar controles de vehículos y comprobar si los establecimientos que venden kebabs se ajustan a la normativa vigente. Además están para lo que suceda en cualquier momento de la noche, desde una pelea hasta las detenciones por consumo de drogas.
El resultado es un disparate. La noche de Granada está contaminada. Es de lo más tóxica. Un sencillo control de un local en la calle Elvira que estaba celebrando un concierto se salda con una buena multa por incumplimiento de aforo. Los agentes de la Policía Local entran pasada la medianoche. Son unos doce, un número más que suficiente para evitar problemillas. Cuando entran, mandan parar la música y encender las luces. Magia potagia, nieva dentro del local y aparece alfombrado por innumerables bolsitas de polvo blanco. Uno de los agentes las va recopilando y cuenta medio centenar de ellas. A falta del examen requerido, se trata de cocaína, speed y metanfetamina.
El dispositivo se va a centrar ahora en los establecimientos de comida rápida oriental. Los famosos kebabs. En la zona de Pedro Antonio de Alarcón la mayoría de estos locales, más del 85%, cumplen todos los requisitos, en calle Elvira, el porcentaje se hunde. Cuatro locales fueron cerrados porque la comida estaba caducada. La patrulla se presenta con los veterinarios municipales, que examinan la comida. La conclusión es rápida y se llama a un camión de la basura de Inagra. El local es vaciado por completo. Todo está caducado. Y así con otros tres locales más.
Agente de Policía Local
El subinspector de la Policía Local al mando del operativo explica la estrategia. «Lo primero que hacemos es un control sanitario. También controlamos el aforo de los locales de ocio y buscamos estupefacientes». La idea es que tanto los kebabs como las drogas se consumen en la calle, y entonces generan el ruido y las molestias en la vía pública. «La idea es ir poco a poco volviendo a la normalidad, que la gente se tranquilice y disfrute de la noche de Granada», comparte el subinspector. «Todo lo que está pasando ya ha pasado antes», pero ahora, tras las restricciones, aparenta mucho más».
«Hay que pensar, añade, que los pubs cierran todos a la misma hora, así que a partir de las tres de la madrugada miles de jóvenes salen a la calle. Yhablan, gritan, se van a comer o a una disco o a casa. Ahí se genera ruido y también aparecen las peleas».
Uno de los agentes del operativo comparte su experiencia. «La noche de Granada siempre ha sido movida y ha tenido sus cositas. Pero lo de esta época ya no es ni normal. Es como cuando se abren los toriles. ¿Qué hacen los toros? Salir en estampida. Es la imagen de lo que está pasando en la noche de Granada, que salen en estampida. Los jóvenes van muy puestos, muy colocados. Van fuerte, hay muchos líos y hay muchas peleas». Y hay novedades «Yya no es solo los fines de semana, hay lunes y martes que no paramos de trabajar», explica.
La madrugada avanza y la noche termina. La Policía Local se retira. Las vecinas de Ganivet habrán logrado conciliar el sueño. A las siete de la mañana la Backstage apagará la música y cerrará sus puertas. El viento, vuelve desnudo, la esquina de la sorpresa, en la noche platinoche, noche, que noche nochera de Granada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Cristina Cándido y Álex Sánchez
Juanjo Cerero | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
Lucía Palacios | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.