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«Madres hay muchas, todo el mundo tiene una madre, pero la mía es única y es mi madre favorita. Además, permite que recuerde en estos momentos de crisis climática a la olvidada madre de todos: la gran Madre Tierra. Carmen madre responde que «es un dicho, pero es la realidad. Solo una madre conoce todo de su hijas, la sonrisa, la mirada. La ternura y el cariño que recibes también son únicos y siempre mantienes una preocupación constante por cómo están. Madre e hija han llevado algo así como dos vidas en una. Carmen hija recuerda que «lo que soy ahora solo se puede entender con una infancia que miraba la Alhambra desde un sexto piso en los Pajaritos, pero que sentía nostalgia de la verde y húmeda Pamplona. Recuerdo esa canción de Los Puntos que me ponía mi madre mientras miraba la ciudad andalusí coronada por Sierra Nevada. Crecí con imaginación, muchas lecturas y música. La rebeldía se hizo muchacha en un colegio de monjas y, más tarde, mujer, en mi segunda casa, la facultad de Económicas, donde llevo más de media vida y trabajo con pasión como profesora universitaria. Ser madre me cambió la perspectiva vital y me hizo más telúrica. De la política me llevo el nosotras podemos y el adelante de una Andalucía siempre rica en ideas y recursos (Fue diputada en el Parlamento andaluz por Podemos, junto al recordado José Luis Serrano)».
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Su madre nació en Granada y crecí en el Realejo «disfrutando de una infancia rodeada de vecinos y tradiciones con encanto. Me casé muy joven, a los 18 años, en la iglesia de Santo Domingo, y dos años más tarde llegó Carmen, primera hija y nieta, recibida con mucho amor. Empecé a trabajar a los 19 en el hospital Ruiz de Alda en consultas como auxiliar de clínica. Mi vida profesional continuó ligada al sector sanitario. Mi segunda hija llegó once años después de la primera. He tenido la suerte de tener una vida tranquila junto a mis hijas y un trabajo estable y digno. Desearía, al menos, las mismas condiciones laborales para mi nieto que tiene ahora 21 años».
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Carmen hija entiende que «la igualdad es imprescindible, pero las palabras se las lleva el viento. Hacen falta recursos bien dirigidos. Mil asesinatos machistas desde 2003 es una cifra dolorosa e insoportable, punta de iceberg de las distintas formas de violencia machista, gran parte de ella, institucionalizada, que perjudica a toda la sociedad. El movimiento feminista demuestra día a día ser motor de cambio y progreso social. Por eso, cuando hay quien pide los nombres de las personas que trabajan en igualdad para promover su persecución, que apunten el mío. Yo también trabajo para combatir la intolerancia hacia cualquier grupo humano o individuo y para visibilizar la vulnerabilidad y la dependencia humanas». Carmen madre lo deja en una frase, pero qué frase:«La lucha por la igualdad es fundamental y hay que empezar en casa». Ahora, toca hablar de proyectos, y Carmen hija explica que ahora «hay que continuar al servicio de lo público, garantía de derechos e igualdad, con mucho compromiso y desde el conocimiento y la constatación diaria de que existe un deseo de su desmantelamiento, mediante recortes progresivos y externalizaciones que provocan su deterioro previo». Su madre se queda en un interesante «vivir dignamente mi etapa de jubilación, después de toda una vida trabajando en el sector sanitario y en las tareas de cuidados. Comparto plenamente las reivindicaciones de pensionistas».
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Vamos a ver si logran discutir. Así que les preguntamos por las mocedades. Por ejemplo, la eterna cuestión de la hora de vuelta a casa. «¡Tenía una hora muy temprana de vuelta! A los 16, las 9,30. Y mi madre siempre me esperaba mirando desde la ventana con gesto de preocupación». Su madre lo confirma:«Tenía que volver pronto, hasta que un día, se plantó y me dijo, 'Volveré cuando deje de pasármelo bien'. Ole ella, y así fue». El verano favorito de Carmen hija es el presente, pero recuerdo con mucho amor los veranos de la infancia cuando mi madre me llevaba a la piscina el Capricho después de dejar la casa limpia como una patena, por supuesto. El vaje que recuerda es Holanda, «no por el destino, sino porque fue el primer viaje al extranjero de mi hijo y lo hice con mi madre y mi hermana que estaba en una estancia predoctoral allí. Tres generaciones juntas. Fue precioso. El lugar «es muy fácil: mi hogar es mi lugar favorito. Y lo he confirmado cuando todas las semanas iba y volvía a Sevilla. Muy bonita, pero llegaba a Maracena y me faltaba besar el suelo. Por eso son tan tremendos los desahucios. No quitan casas, sino que destruyen hogares». Carmen madre recuerda «los veranos de campo, barbacoa y piscina, y el viaje a Holanda.
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Ambas utilizan las Redes Sociales. Carmen hija comenta que «mi madre me sigue en todas. Y, a su vez, seguimos a mi hijo. Mi favorita es Facebook. Me permite escribir un poquito más que Twitter y parece que las historias tienen una vida un poco más larga que en lo efímero de Instagram o Twitter». Por su parte, la madre dice que «Facebook, Twitter e Instagram te tienen al día y no existen las distancias». Queda la eterna cuestión, el parecido. «Mi madre y yo nos parecemos mucho físicamente, pero ella es de carácter más movido. Mi hermana y yo la llamamos 'Sputnik'».
Día 1-MADRE: Verónica Molina Segura, agricultora | HIJA: Tamara Frías, nadadora: «A veces parecemos amigas en vez de madre e hija»Día 2-MADRE: Pilar Torrecillas, diseñadora | Pilar Fernández Torrecilas, escolar: «Aunque nos peleamos yo la quiero mucho y me encanta estar juntas»
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