
Inmaculada Garrido | Directora del colegio de Educación Especial Purísima Concepción
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Inmaculada Garrido | Directora del colegio de Educación Especial Purísima Concepción
«Tenemos que ser los magos de la escucha para enseñar mejor»Frutas, helados, juguetes y niños con autismo han sido los trabajos que Inmaculada Garrido fue desempeñando desde los ocho años para ganarse la vida mientras ... pasaba por el cole en su malagueño pueblo natal de Pizarra, en el instituto en la vecina Álora, y mientras cursaba estudios universitarios de Magisterio en Educación Especial en Málaga. La vocación le viene por su prima Mari Carmen, ya fallecida, que era una persona con una discapacidad motora. Le ayudó todo lo que pudo y, ya en la capital malagueña, dio clases particulares siguiendo esta línea a personas con autismo. La suerte estaba echada para la joven Inma.
«Tenía la manía de recoger los plásticos del suelo y los tiraba a la basura para que no se resbalara nadie. Un día caminaba por la Alameda de Málaga y me encontré un plástico brillante. Me agaché y resultó ser una estampita de las hermanas Hospitalarias, satinada. Lo iba a tirar a la papelera. Pero cuando vi la imagen de una religiosa, me dio cosa y me la guardé. Al llegar a mi piso de estudiantes las compañeras me dijeron que sí, que era una hermana Hospitalaria. Les mandé el currículo a Granada».
La respuesta fue inmediata. «Me vine a Granada con la fresca a las cuatro de la tarde en agosto. Como para pagarme los estudios estuve trabajando con niños con autismo y tenía la carrera terminada también, les gustó el conjunto y me contrataron. Llevo ya 31 años aquí». Ahora, tras recibir la semana pasada de manos del Rey Felipe VIel premio Fundación Princesa de Girona el premio a la mejor escuela del año, tantos años de trabajo han merecido la pena. «Llevamos seis décadas en el distrito Norte y ahora Granada, gracias al Rey, ha conocido nuestro trabajo y nuestro servicio a la comunidad».
–¿Qué has aprendido en estas tres largas décadas?
–Que no hay nada más bonito para aprender que escuchar a la gente.
–¿Qué es lo más importante para enseñar?
–Escuchar. Si uno no escucha no puede enseñar. Es necesario conocer de verdad a la persona, desde sus gustos a las preferencias, los miedos, sus señales de comunicación, siempre hay algo que no se comunica con la palabra sino de otra forma. Para eso hay que saber escuchar. Los educadores tenemos que ser los magos de la escucha para enseñar mejor. Además, hay que saber respetar los tiempos de respuesta, que es lo que en educación llamamos tiempo de latencia. No todos tenemos los mismos tiempos de respuesta.
–¿Por qué es tan importante?
–Escuchar no es solo oír la voz verbal, la escucha conlleva ver el gesto, las emociones, la tensión y distensión del cuerpo y la musculatura. Es fundamental cuando estás con niños y niñas con discapacidades y necesidades especiales.
–Utiliza siempre la palabra educador. ¿Hay diferencia entre educador, maestro o profesor?
–Es verdad que según los títulos se identifican más con unos que con otros. Pero para mí los tres términos son lo mismo. [Ysaca un tema que le preocupa]. En los momentos actuales, en vez de criticar tanto a los profesores y maestros, tendríamos que pensar seriamente en valorar su trabajo.
–¿Cree de verdad que los profesores, maestros, educadores no están lo suficientemente valorados hoy en día?
–La respuesta general es que nunca se acierta, hay colectivos que los valoran y otros que no. Hay que intentar que el colectivo sea cada vez más amplio.
–¿Qué hay que hacer para que se 'importantice' la figura del profesor, del maestro, del educador?
–Por lo pronto, todo el mundo sabe más que el profesor. Así que hay que contar más historias en positivo, más historias de luz.
–¿Cómo es la innovación en la educación inclusiva?
–Lo explica la experta Coral Elizondo con las tres pes: Presencia, Pertenencia y Progreso. Así que para que la educación inclusiva sea real se necesitan las tres. Es decir, además de que el alumno esté presente hay que preguntarse si participa y si progresa. Si no hay respuestas positivas es porque algo está fallando.
–¿Cómo cree que se percibe el trabajo de la educación inclusiva en la sociedad?
–Nos queda mucho. Además, la inmediatez de la comunicación y todo lo que falsea la realidad lo complica todavía más. Si antes era difícil incluir a las personas diversas, distintas;ahora es más complicado porque se persigue un tópico que no es real. Es un trabajo que hay que desarrollar en los colegios, en la familia y en la sociedad. Esta nueva realidad nos dificulta todavía más el trabajo. A día de hoy se expone una belleza que no es real y una normalidad que tampoco lo es.
–Veo que se refiere al cambio en el ecosistema informativo, en la presión de las redes sociales...
–Sí. Hay como más distancia todavía. Por eso es importante crear iniciativas en las que podamos mostrar la diferencia entre unos y otros. Hay que enseñar la diversidad como algo positivo, porque hoy las tendencias, las modas son homogéneas. Todos iguales. Y el mundo es lo contrario, y ahí está la riqueza. La riqueza real del ser humano está en la diferencia. Los 'influencers', muestran un modelo y todos tienen que seguirlo para tener éxito, para ser aceptado por el grupo. Esto es un caballo de batalla que tenemos que trabajar. Va a ser muy difícil pertenecer al grupo o ser parte de él, porque lo necesitamos, si no respondes al canon que te están pidiendo. Los valores más importantes que debemos trabajar en educación es que las personas sean dueñas de su propia vida, que controlen sus emociones, sus sentimientos, la proyección de su futuro. Que aprendan a relacionarse y a conectar bien en positivo con las personas que le rodean y que puedan aportar, que puedan contribuir a la sociedad.
–Entonces, aquí entra directamente la educación en valores...
–Claro. No podemos ser solamente consumidores de la vida, tenemos que contribuir y que aportar a los demás. Cuando la persona lo descubre le crea satisfacción. La dopamina que hoy en día solo se consigue con el elogio y el éxito mal entendido no vale. Cuando la gente descubre que también hay dopamina contribuyendo y aportando a los demás se empoderan y lo practican.
–Entiendo que se trabaja entonces con valores como el esfuerzo y la superación. ¿Cómo son de importantes?
–Son fundamentales. Cuando eres educador en un centro como el nuestro la superación es lo cotidiano, el día a día. Es muy interesante cuando se hacen actividades compartidas con alumnado de centros ordinarios, actividades controladas para garantizar que nuestro alumnado tenga éxito, el otro alumnado aprende un montón, es brutal.
–¿Estamos enfocando bien la educación de los niños para salir al mundo?
–Nos volvemos atrás. Tenemos que hacer mucho más hincapié en la cultura del esfuerzo y del compromiso y huir del éxito rápido y barato.
–¿Es la solidaridad un motor efectivo para la educación?
–La solidaridad es la base de la sociedad. La solidaridad es cuando una persona descubre que puede ayudar a alguien sin obtener nada a cambio. Se descubre que la vida es mucho más que el consumo vacío de horas y de experiencias inmediatas.
–¿Cómo es de importante la formación del profesorado?
–Bueno, es la base. La acción sin formación no es viable. Tenemos que tener muy claro qué hacemos, cómo y para qué. Necesitamos formación, investigación y estudio continuo. Además, es cierto que ahora está la IA, que lo tiene todo, como internet. Pero no vale solo esto. Tenemos que tener muy muy claro el porqué. Y el porqué, el cómo y el para qué no se copia y se pega. Un buen maestro, a la fuerza, tiene que investigar y estudiar.
–¿Cómo funciona la comunidad educativa en vuestro centro?
–Las familias son tan importantes como el alumnado. Nosotros hablamos de programas centrados en el alumnado y de programas centrados en la familia, porque es necesario acompañarlas y estar de acuerdo en lo que hacemos y en lo que perseguimos.
–¿Qué conclusiones han sacado tras la visita del Rey?
–Para el equipo ha sido muy potente, muy bonito. Esta mañana en el claustro hemos hecho valoración de lo que ocurrió y ha sido un momento para compartir. Ha sido una satisfacción. Eso sí, a mí me parece que me ha pasado un camión por encima, por la responsabilidad. El Rey es un señor encantador y muy accesible, pero la responsabilidad de que todo saliera bien ese día fue apabullante. Todo salió de maravilla.
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