
El agua y la capitalidad cultural de Granada 2031
Manuel Titos Martínez
Miércoles, 2 de abril 2025, 00:36
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Manuel Titos Martínez
Miércoles, 2 de abril 2025, 00:36
«Mas yo siento en el aguaalgo que me estremece..., como un aire que agita los ramajes de mi alma». Federico García Lorca, 1919
En ... Granada el agua es algo que estremece y agita. Como sus tres ríos. Como la nieve que en esta primavera se nos ofrece generosa. El agua es la vida de Granada. Lo ha sido desde sus mismos orígenes y aquí estamos, con todo nuestro ropaje de historia, por el agua. Por el agua somos lo que somos y lo que seremos. Y le debemos respeto, tributo, agradecimiento, mimo, sabiduría, conocimiento, homenaje.
La Fundación Agua Granada, primera de las instituciones creadas con esta finalidad, nació en 2006 por iniciativa de la empresa de aguas Emasagra como una de las actividades conmemorativas de la celebración de su XXV aniversario «Es el momento –expresaba su consejero delegado– de que repercutan en la ciudad los beneficios de la empresa». Para ello, diseñó unos fines que son la preservación del medio ambiente, el uso racional de los recursos naturales y la defensa de la naturaleza mediante el desarrollo sostenible. El Ayuntamiento se adhirió a aquella iniciativa y puso a disposición de la Fundación el carmen Aljibe del Rey, que contiene en su interior el aljibe más grande –300 metros cúbicos– y posiblemente mejor conservado de la ciudad, con mil años de existencia. Desde entonces viene realizando un ingente conjunto de actividades (museo, conciertos, exposiciones, concursos, ediciones, conmemoraciones, visitas guiadas, educación ambiental, colaboraciones escolares…) en las que han participado 15.866 personas en 2025. Y ello con un presupuesto, incluido personal, administración, mantenimiento, amortización y actividades, que apenas supera los 400.000 euros aportado en su mayor parte por la empresa matriz con cargo a sus beneficios,
En el otoño del pasado año y a iniciativa de la Diputación de Granada, organizamos una exposición en la Casa Molino Ganivet titulada 'La energía hidroeléctrica en la provincia de Granada', en la que se abordaba una de las manifestaciones más contemporáneas en el uso tradicional de los recursos hidráulicos, como es la obtención de energía eléctrica; era la primera de un ciclo que se iría desarrollando en los años siguientes titulado 'El legado del agua' en el que, con la idea de valorar su importancia, sus aprovechamientos históricos y los sectores de actividad ligados a los mismos, iría completándose con otras dedicadas a las acequias Gorda y Aynadamar, los molinos, batanes y otros ingenios hidráulicos, los embalses y la agricultura irrigada y sus grandes ciclos de cultivo basados en el cáñamo, la remolacha y el tabaco. Cada una de ellas contribuiría a perpetuar esa memoria hidráulica que tan importante ha sido en Granada y que forma parte intrínseca de la historia de la ciudad.
La circunstancia de haberse conservado juntos dos molinos medievales de propiedad pública, el de Ganivet y el del Marqués, uno de la Diputación, el otro del Ayuntamiento, restaurados y en buen estado, uno de ellos casi en funcionamiento, alimentados por el primitivo cauce de la Acequia Gorda, permite abrigar la esperanza de que su conjunto pudiera convertirse en un centro de interpretación de un recurso tan importante para Granada como el agua. Para ello se podría contar con el ingente patrimonio material relacionado con el agua adquirido, restaurado y conservado por Miguel Giménez Yanguas, a quien pertenecían las casi doscientas piezas que integraban la exposición.
Hicimos pública aquella propuesta en un artículo publicado en Ideal el 1 de diciembre de 2024 (Manuel Titos Martínez, Javier Piñar Samos y Miguel Giménez Yanguas, 'El legado del agua. Una apuesta más para la capitalidad cultural') y lo explicamos a distancia e in situ a todos cuantos quisieron escuchar y ver: la Universidad lo abrazó como si fuera propio; el coordinador de la capitalidad quedó convencido de la oportunidad y viabilidad, el patronato de la Fundación Agua Granada se prestó a colaborar hasta donde se le pidiera; la Diputación que, por lo que aporta es la institución más implicada en el proyecto, se manifestó entusiasta de manera indubitable. Tropezamos, sin embargo, con las dudas y dilaciones del Ayuntamiento, cuya responsable había prometido por aquellas mismas fechas la cesión del molino del Marqués a otra entidad para fines muy interesantes pero que es posible que nada tengan que ver con la primitiva función del edificio y seguramente podrían desarrollarse en otro lugar. Y de ahí no hemos podido pasar.
El viernes 28 de marzo Ideal informaba de que «Granada contará con un museo y centro de investigación del agua», un proyecto denominado 'Biometrópoli' impulsado por el propio Ayuntamiento en colaboración con Hidralia, empresa participada de Emasagra, que tendrá su ubicación en el edificio histórico de San Matías 11. La alcaldesa explicaba en la presentación del proyecto que con el agua como eje vertebrador, Biometrópoli consolidará el liderazgo de Granada como ciudad de cultura albergando áreas expositivas, proyectos de emprendimiento, centros tecnológicos y actividades y jornadas de interés público. Y todo ello, para avanzar en el papel prístino que el agua ha tenido en la configuración de la cultura granadina, ensalzando su conexión histórica, fomentando una mayor apreciación de su patrimonio cultural y promoviendo una conciencia sostenible entre sus habitantes y visitantes, al mostrar el pasado, el presente y el futuro del agua en la historia y el progreso de Granada. Con buen criterio, Carazo expresó que «estamos ante un paso más dado dentro de la candidatura de Granada a convertirse en Capital Europea de la Cultura 2031, en esta ocasión con el agua como vector principal».
Hay que dar la bienvenida a proyectos como este que implican a las empresas en otras actividades que la mera prestación de servicios para los que fueron creadas y son su prioritaria razón de ser, asumiendo un compromiso social que trasciende su función puramente empresarial. La crisis de las cajas de ahorros nos dejó huérfanos de este tipo de imbricaciones y debemos saludar con entusiasmo cualquier compromiso en esta dirección.
Pero la misma no debería ser excluyente de otros proyectos o realidades que tienen sentido y razón de ser, como la recuperación de antiguas instalaciones industriales capaces de convertirse en contenedores culturales asociados al conocimiento, que es, según dijo la anterior rectora, la más importante baza de Granada en esta carrera: la cultura asociada al conocimiento. Los aljibes, las acequias, los molinos, las eléctricas y algunos pequeños ingenios movidos por la fuerza del agua están aún ahí y podrían representar, junto con las nuevas iniciativas, una concepción integrada para rendir ese homenaje que todos en Granada debemos al agua. Se que los proyectos son más viables y fáciles de conseguir uno a uno que todos de golpe, pero, deslumbrados por lo nuevo, no debemos dejar morir lo viejo que representa aquello de donde venimos y a donde inevitablemente vamos.
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